El Club del Bajón: cómo es el negocio gastronómico de un emprendedor de 22 años que facturó $30 millones en la pandemia

Nació como guía de restaurantes a través de Instagram y en tres años se reconvirtió en agencia de marketing y publicidad. En la pandemia, apoyado en la comercialización digital, lanzó una línea de productos de pastelería

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Tomás Calvagna
Tomás Calvagna

La pandemia de coronavirus obligó a los negocios a utilizar el ingenio y reconvertirse para poder salir adelante en medio de una de las crisis económicas más grandes a nivel global. En ese marco, el emprendedor Tomás Calvagna, de tan solo 22 años, logró transformar una guía gastronómica en agencia de marketing para luego dar el salto, en plena expansión del Covid-19 en un emprendimiento de productos de pastelería. En definitiva, se trata de dos líneas de negocios -la agencia y el negocio de dulces- con los que facturó en 2020 alrededor de 30 millones de pesos.

Calvagna, quien fundó esta comunidad de personas amantes del “food porn” o comida “bajonera” no solo supo relanzar su marca, sino también ayudar a los locales gastronómicos a volcarse hacia lo digital en pleno auge del ecommerce.

Según explicó el joven emprendedor a Infobae, el negocio se llama Club del Bajón “a raíz de las juntadas que hacía con amigos para comer alimentos llamativos y llenadores cuando tenían mucha hambre. Y también el slogan de la marca es ´comunidad bajonera´ porque queríamos transmitir el concepto de la unión de gente que tiene el mismo gusto por esta comida denominada también ´food porn´”, aseguró.

En el contexto de la pandemia, en que muchos emprendimientos tuvieron que bajar las persianas, el Club del Bajón supo reinventarse a tiempo. Calvagna ya tenía un camino recorrido con varios “renacimientos”, así que no le fue difícil tomar la decisión de relanzar la marca nuevamente cuando en marzo de 2020 se decretó la cuarentena obligatoria y los locales gastronómicos con los que trabajaba tuvieron que cerrar.

Calvagna, quien fundó esta comunidad de personas amantes del “food porn” o comida “bajonera” no solo supo relanzar su marca, sino también ayudar a los locales gastronómicos a volcarse hacia lo digital en pleno auge del ecommerce

En ese momento, el emprendedor tomó una rápida decisión: volcar todos sus esfuerzos en el Club del Bajón Dulce (@clubdelbajondulce en Instagram), y crear productos de pastelería con cocineros propios. Así fue que para la Semana Santa del año pasado, vendió más de 1.500 huevos de pascuas y, a partir de ahí, comenzó a desarrollar todo tipo de tortas y postres llamativos en donde nunca faltan ni el dulce de leche ni el chocolate.

A través del nuevo emprendimiento, Calvagna empezó a comercializar dulces como “Chocokinder” (con una chocotorta con Kinder, alfajores, conitos de dulce de leche, trufas de chocolate, y más), el “Corazón Bajonero” (un corazón de chocolate relleno de Nutella y dulce de leche, con pedazos de Kinder, Oreo bañadas y chips de chocolate), o la “Pizzacookie” (galletita gigante de vainilla, bañada en nutella, chips de chocolate y rocklets).

Según relató Calvagna, El Club del Bajón cuenta con 25 empleados dedicados desde la cocina hasta la publicidad y el marketing. Se fundó en 2017, cuando a través de una cuenta de Instagram recomendaba diferentes opciones gastronómicas de Buenos Aires. Con más de 300 restaurantes conocidos en dos años, detectó una demanda clara por parte de su comunidad: la necesidad de descuentos y nuevas propuestas.

Ahí se reinventó por primera vez. Calvagna, que había creado una guía gastronómica con 800.000 seguidores en Instagram, pasó a desarrollar platos propios junto a los diferentes comercios, bajo el nombre de “Línea Bajonera”. Esos menúes tenían como objetivo ser “innovadores, atractivos y, sobre todo, instagrameables”.

"Pizzacookie", una de las ofertas vía Instagram de la "Línea Bajonera"
"Pizzacookie", una de las ofertas vía Instagram de la "Línea Bajonera"

El éxito de la “Línea Bajonera” llevó a los restaurantes a notar la importancia de modificar la forma de comunicar y vender. Esa necesidad hizo que El Club del Bajón se convirtiera en una agencia de marketing y publicidad enfocada en el sector gastronómico que, en menos de una semana, ya tenía a sus primeros cinco clientes y en la actualidad se define como “la agencia especializada en gastronomía más grande del país”.

Al tiempo, se sumó Pablo Ertola al negocio como director de estrategia y la agencia llegó a trabajar con más de 30 locales (Mi barrio, La catedral de las hamburguesas, El desembarco, entre otros) y también grandes marcas, como McCain, Pepsico, Unilever, Pedidos Ya y McDonald´s.

“Para mayo del 2020, cuando los comercios gastronómicos lograron acomodarse nuevamente, se dieron cuenta de dos cosas. Por un lado, notaron que no sabían cómo vender comida online y, por el otro, las plataformas de delivery tenían comisiones muy altas para los comercios y les era complicado seguir con vida”, explicó Calvagna.

De esa forma, recuperaron a muchas de las marcas con las que trabajaban y sumaron otras nuevas, que los contactaron para que les desarrollaran su canal de ventas digital. En varios casos, ayudaron a comercios a potenciar su delivery propio y llevar la facturación de $200.000 pesos mensuales a $1.400.000 pesos.

Apoyados en su manejo de las redes, los socios proyectan para este año el desarrollo unidades de negocios paralelas: franquicias, una app móvil para ofrecer las promociones de los comercios con los que trabajan y un canal de recetas. Con la app, esperan poder expandirse en la región.

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