Después de seis meses con muy pobre actividad productiva y comercial, derivada de las medidas preventivas de la crisis sanitaria, a partir de noviembre 2020 tanto constructores como industriales comenzaron a transitar lo que se proyecta sea un sendero de reactivación, sustentado en el comienzo de la vacunación contra el covid-19 y en el propio impulso que generan los planes de gobierno en los años electorales, aunque con muy diferente intensidad y motivaciones.
En el caso de la rama manufacturera el Indec estimó sendos aumentos en enero 2021 de 1,7% respecto de diciembre, ajustado por estacionalidad, y 4,4% en comparación con el año previo, a partir de que en 10 de las 16 divisiones del Estimador Mensual Industrial se registraron subas interanuales de diferente intensidad: “productos minerales no metálicos, 31,5%; metálicas básicas, 16,2%; maquinaria y equipo 31,2%; productos de caucho y plástico, 14,6%; vehículos automotores, carrocerías, remolques y autopartes, 16,5%; alimentos y bebidas, 1%; madera, papel, edición e impresión, 2,8%; otros equipos, aparatos e instrumentos, 6,7%; productos de metal”, y 2,2% y productos textiles 3,7%”. En conjunto, representan el 71,5% del PBI del sector, y aportaron 6,2 puntos porcentuales al índice general.
Un conjunto de sectores que representan el 71,5% del PBI industrial aportaron 6,2 puntos porcentuales al índice general, mientras que el 28,5% restante recortó ese efecto en 1,8 puntos porcentuales
Por el contrario, mostraron caídas las divisiones: refinación del petróleo, coque y combustible nuclear, 8,5%; prendas de vestir, cuero y calzado, 7,7%; sustancias y productos químicos, 1,7%; muebles y colchones, y otras industrias manufactureras, 7%; productos de tabaco, 18,4%; y otros equipos de transporte, 9,2%, los cuales significan el 28,5% de la actividad, restaron casi dos puntos porcentuales al nivel del EMI.
Esa disparidad en el ritmo de reactivación se explica no sólo por las características muy diferentes de cada sector, sino también por un escenario interno que continúa afectado por la crisis sanitaria y las medidas preventivas de aislamiento y distanciamiento social, así como la pérdida de poder de compra de los salarios y la pérdida de vitalidad del intercambio con los países miembros del Mercosur.
Mientras que el desempeño de la construcción, los indicadores de coyuntura del Indec dieron cuenta de que también tiende a consolidarse el punto de giro observado en noviembre 2020, tras una racha de 26 meses consecutivos de caída interanual consecutiva, y alcanzó el registro más alto, sin estacionalidad, desde agosto de 2019, al anotar en enero sendas subas de 6,4% en el cotejo con diciembre y de 23,3% interanual.
La construcción alcanzó el registro más alto, sin estacionalidad, desde agosto de 2019, al anotar en enero sendas subas de 6,4% en el cotejo con diciembre y de 23,3% interanual
Y si bien tanto en la industria como en la construcción los índices de actividad de enero, en términos desestacionalizados para permitir la comparación con cualquier mes de la serie histórica, fueron los más altos desde agosto y septiembre de 2018, respectivamente, cuando comenzó el proceso recesivo pre covid-19, aun deben aumentar 9,5% y 6,4%, en cada caso, para equiparar los máximos de fines de 2017, y sostenerse varios meses en ese rango para dejar atrás el bache que intensificó la crisis sanitaria.
Presupuestos para el primer cuatrimestre
El sondeo de opinión que hizo el Indec entre los empresarios de la industria manufacturera y de la construcción para el trimestre febrero-abril, en comparación con similar período del año anterior, el cual fue el más depresivo de la serie histórica, estuvo lejos de detectar una mejora generalizada. Aun prevalecen amplios grupos que prevén nuevas caídas, tanto en actividad, como en empleo e intensidad del trabajo (horas trabajadas).
En el sector fabril, entre un cuarto y un tercio de los consultados por el organismo oficial de estadística, en su mayor parte por vía telefónica y correo electrónico, dijo que presupuesta aumento de la actividad, el consumo interno, exportaciones, importaciones y uso de la capacidad instalada, y por tanto incrementarán la nómina de operarios y las horas trabajadas.
Pero una proporción no menor, entre un 16% y un 20% (uno de cada 5 o 6 respondentes), manifestó que por el contrario prevé menos demanda interna, caída de exportaciones e importaciones, y mayor capacidad ociosa en sus establecimientos, y en consecuencia anticiparon que recortarán la nómina y la intensidad laboral.
Entre 16% y 20% (uno de cada 5 o 6), de los industriales manifestó que prevé menos demanda interna, caída de exportaciones e importaciones, y mayor capacidad ociosa
Un fenómeno similar midió el Indec entre los constructores y desarrolladores de obras públicas y privadas: predominaron los que prevén mayor actividad que el año anterior, pero se mantuvo alta la proporción de quienes estiman reducción de las tareas, como del empleo.
Según Ieric (Instituto de Estadísticas y Registros de la Industria de la Construcción), “la cantidad de empleadores de la Industria de la Construcción que se encontraban en actividad en el primer mes de 2021 fue de 19.632, “la tasa de descenso interanual volvió a retroceder, respecto a un año atrás fue del 13,3%”; y la nómina de trabajadores en blanco se estabilizó en 334 mil, también resultó 13,3% menor a la de doce meses antes, y unos 113 mil inferior al máximo de dos años previos.
Y si bien los pedidos de permisos de edificación otorgados para la ejecución de obras privadas en una nómina representativa de 60 municipios repuntaron 25% en diciembre de 2020 en comparación con noviembre, acumuló 11 meses consecutivos de retracción interanual, con baja de 27,1% en el mes y 37,7% en todo el año.
Los pedidos de permisos de edificación otorgados por 60 municipios acusaron sendas caídas de 27,1% en diciembre y 37,7% en 2020, respecto del año previo
Claramente, el severo impacto negativo sobre las finanzas de las empresas, en particular las pequeñas y medianas que provocó la crisis sanitaria, y que volvieron a manifestarse en las crecientes necesidades de crédito que detectó el Indec, constituye un claro freno al proceso de reactivación, tanto en la construcción, como en el sector manufacturero.
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