Una vez más, los activos argentinos quedaron al margen de la fiesta que vivieron los mercados internacionales en la apertura de marzo. Los anuncios económicos que incluyó Alberto Fernández en su discurso de sesiones ordinarias no fueron precisamente bien recibidos por los inversores. Hubo caídas en acciones de servicios públicos como Edenor y los bonos tampoco pudieron acoplarse al mejor clima internacional, por lo que el riesgo país volvió a sus niveles máximos del año, arriba de los 1.515 puntos.
“No es que haya una gran desilusión, porque en Wall Street ya todo el mundo está muy negativo con la Argentina, pero obviamente no cayeron bien el tono ni las medidas que se anunciaron”, graficaba uno de los principales traders de bonos locales.
Lo más impactante para los mercados fue el anuncio del congelamiento tarifario hasta 2022, con la excusa de avanzar hacia un nuevo esquema de cuadros tarifarios especialmente para la luz y el gas.
Los bonos argentinos están en su peor momento del año debilitados en forma simultánea por la desconfianza de los inversores y la venta de bonos por parte del Gobierno para mantener bajo control los dólares financieros
Significa más subsidios por delante y por ende más gasto público. Con los últimos anuncios, la chance de que el déficit fiscal se acerque al 4,5% del PBI que figura en el Presupuesto luce mucho más probable. Y contrasta con los números mucho más ajustados de las cuentas públicas del primer bimestre del año. Justamente ese “ajuste” del primer bimestre y el superávit de casi USD 1.100 millones de la balanza comercial de enero habían generado cierto alivio en los mercados.
Tampoco quedaron demasiadas dudas sobre la intención del gobierno en las negociaciones con el FMI: patear todo para adelante al igual que los aumentos de tarifas. Alberto Fernández se limitó a señalar que no aceptarán un acuerdo que implique nuevos ajustes recesivos, dando toda la sensación que no existe apuro alguno por ir a un nuevo programa. En cambio, el objetivo ahora es concentrarse en lastimar a la oposición investigando el préstamo de USD 44.000 millones acordado en 2018.
“Desde el día que llegué, ordené el congelamiento de las tarifas y ahora llega el momento de regularizar el sistema tarifario que estuvo congelado todo este tiempo. Las tarifas deben corresponderse con las necesidades y capacidades de nuestra gente. Mi objetivo final es tener tarifas diferenciales según la capacidad patrimonial de quien recibe el servicio. Que los subsidios del Estado solo amparen a los que lo requieran”, dijo el Presidente.
El congelamiento de tarifas por otro año implica un fuerte aumento de los subsidios, por ende más gasto y más déficit. Difícilmente los mercados iban a recibir positivamente un anuncio de estas características, pero tampoco sorprendió demasiado, sobre todo tratándose de un año electoral
Los bonos argentinos están en su peor momento del año, debilitados por dos factores simultáneos: la desconfianza de los inversores, que siguen lo más lejos posible el desarrollo de la situación argentina, pero también la venta de bonos por parte del Gobierno para mantener bajo control los dólares financieros. Ambos factores llevaron a los títulos a precios inferiores a los USD 40 y rendimientos que orillan el 18% anual en dólares para los bonos más cortos.
Las acciones argentinas también reflejaron esta desazón, especialmente Edenor, que terminaron casi 5% abajo, mientras que YPF también sintió el impacto. Venía subiendo como el resto de las energéticas, pero luego del discurso llegaron las ventas y cerró con una caída de 4%.
Para adelante hay bastante poco para entusiasmarse. Si bien varios reportes de sociedades de Bolsa y bancos de inversión extranjeros resaltan que los títulos están muy baratos, al mismo tiempo aseguran que no es aún momento para comprar. Y ponen como excusa la elevada incertidumbre electoral.
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