Hay conmoción en la localidad de Pérez Millán, en el Partido de Ramallo, al noreste de la provincia de Buenos Aires. Ayer se conoció la noticia que el propietario del Frigorífico ArreBeef decidió cerrar la empresa, en medio de una situación sindical muy compleja donde en los últimos meses un grupo de trabajadores comenzó a disputar la representación gremial al delegado del Sindicato de los Trabajadores de Carne de la Zona Norte del territorio bonaerense, Luis Pérez.
Los trabajadores buscaban modificar la representación gremial y acusaban a Pérez de trabar la situación. Muchos de los empleados de ArreBeef se manifestaron frente a la sede del Sindicato de Trabajadores de la Carne para pedir la renuncia del gremialista y la realización de elecciones. Además, los trabajadores pedían mejoras salariales y el pago del salario por quincena según el convenio. Ante dicha situación, comenzaron un paro por tiempo indeterminado.
Esta mañana, el propietario del Frigorífico, Hugo Borrell, recordó en diálogo con Infobae que en mayo próximo la empresa familiar cumple 100 años y que los conflictos que obstaculizaron el normal desarrollo de la actividad fue el principal motivo que llevó a la decisión de cerrar las puertas de la fuente laboral que afecta a 1.000 trabajadores y que desarrollaba una faena diaria de 1.500 cabezas.
“Me cansé”, dijo Borrell, quien atendió a este medio en medio de una situación muy particular por la que atraviesa el frigorífico. En estos momentos, explicó, hay una movilización en la puerta del frigorífico con quema de neumáticos, algo que lo alarma por las complicaciones y el riesgo que implica ese tipo de manifestación al existir en la vías subterráneas caños con gas y amoníaco. Además, las manifestaciones y el sitio del frigoríficos impide los ingresos y egresos de la Planta, por lo que no se puede realizar el traslado de los 1.800 animales dentro de la misma ni el de la carne depositada en las cámaras. A todo esto se suma, que sin una autorización judicial el personal policial no puede actuar para dispersar a los manifestantes.
Conflicto
Según narró el empresario, el conflicto comenzó en septiembre del año pasado en momentos que un grupo de trabajadores había planteado la realización de elecciones en el sindicato, pero las mismas no se pudieron organizar por las restricciones impuestas para prevenir el coronavirus. Mientras eso sucedía, la empresa siempre estuvo ajena a la situación. Pero los trabajadores avanzaron con su pedido de organizar los comicios y en los últimos días, especialmente el martes pasado, se negaron a realizar la faena diaria de animales. Plantearon una instancia de diálogo con la empresa, que se negó a negociar por no tener representación gremial.
“Ya tomé la decisión: la salud es lo más importante. Creo que se tienen que cumplir los ciclos. Son los hijos los que tienen que llevar el cajón de los padres y no los padres los cajones de los hijos. Y no los veía bien a mis hijos, como para que me tocara un caso de esos. Entonces ayer en un momento me puse mal, me tomé un tranquilizante, me fui al frigorífico, después de un año sin ir, agarré el megáfono y le informé a la gente que cerraba el frigorífico. Y punto”, señaló el empresario en diálogo con el portal Bichos de Campo.
Además, ante la consulta sobre si tomó la decisión de vender el frigorífico, Borrell señaló: “ No he pensado absolutamente nada de eso. Mis deudas las voy a pagar todas; ellos (por los trabajadores en conflicto) están en conciliación obligatoria y sé quiénes son a los que no le voy a pagar la indemnización, porque, al estar en conciliación obligatoria, deberían haber estado trabajando”.
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