Cuando hace dos semanas, ante el duro dato de inflación de enero, el ministro de Economía, Martín Guzmán, dio a conocer la intención de moderar la suba del dólar para morigerar la presión sobre los precios el mercado no dudó. Por el contrario, bonos y mercados de futuros ajustaron sus expectativas a la baja, acorde a la nueva convicción del ministro en la estrategia de desacelerar el ritmo de suba del tipo de cambio. Y también acorde al brusco freno aplicado durante los primeros días del mes en la suba de la cotización oficial. Ese parate, sin embargo, duró pocos días. O al menos no lo suficiente para que la suba de 25% del dólar propuesta por Guzmán para este año sea pueda cumplir.
Si bien ayer el dólar mayorista anotó una suba de apenas 7 centavos, su avance diario anualizado durante los últimos días se ubica bien por encima de los objetivos declarados por el ministro y empiezan a surgir cuestionamientos respecto de las posibilidades concretas del Banco Central de convertir los deseos de Economía en realidad. Ocurre que, a pesar de la compra de dólares del BCRA, el nivel de reservas netas sigue estancado, lo que condiciona su margen de maniobra para domar el precio de la divisa.
El dólar debería estar subiendo diariamente a un ritmo de 20% anualizado y lo está haciendo por encima del 50%. Se buscó coordinar expectativas pero no se bajó el ritmo de devaluación en línea con lo que se dijo (Martín Polo)
“En enero el dólar tuvo una suba diaria anualizada de 60% y para que se confirme el valor de $ 102 que dice Guzmán, de acá a fin de año, el ritmo debería ser mucho menor del que está teniendo”, calcula Martin Polo, Estratega Jefe de Cohen SA. “Debería estar subiendo diariamente a un ritmo de 20% anualizado y lo está haciendo por encima del 50%. Se buscó coordinar expectativas pero no se bajó el ritmo de devaluación en línea con lo que se dijo”, detalló. Si bien es una suba algo más pausada que la del mes pasado, por debajo de la acelerada carrera de los precios al consumidor, en febrero superó por mucho la meta oficial.
Aunque atrasar el tipo de cambio es una medida de manual en meses preelectorales, algunos analistas descreen de las posibilidades reales de lograrlo, aun cuando se decida “pisar” el valor de la divisa con más contundencia en el segundo trimestre, con el ingreso de los dólares de la cosecha.
“Dada la coyuntura, parece misión imposible. Monedas emergentes están depreciándose y la inflación firme en 4% mensual dejan un margen reducido para atrasar aún más el tipo de cambio real. Pueden llegar a bajar el ritmo devaluatorio con la estacionalidad de la cosecha pero para el resto del año es complejo. Va a ser clave la capacidad de recomponer reservas netas, que hoy están debajo de los USD 3.000 millones”, sostuvo Nery Persichini, Jefe de Estrategia de GMA Capital. Según sus cálculos, para que el dólar mayorista se deslice 25% en todo 2021, debería acumular suba de 17,2% adicional al aumento de 6,7% registrado hasta ahora. “Es decir, deberíamos ver cambios de apenas 1,6% mensual o crawling peg de 21% hasta fin de año”, dijo.
El Banco Central no tiene espalda para aguantar que el dólar navegue a una velocidad del 1% y la inflación al 3% (Nery Persichini)
Las posibilidades de lograrlo lucen acotadas, aun cuando por estos días el mercado parece moverse en esa sintonía. De hecho, el Banco Central redujo notoriamente su posición vendida en futuros del dólar, casi USD 3.000 millones, desactivando un problema que había empezado a crecer en lo peor de la corrida cambiaria de octubre. Lo mismo con los temores de una devaluación brusca: a diferencia de lo que ocurría hacia fin del año pasado, ya prácticamente ningún analista u operador pronostica un fuerte salto de la divisa. Eso no significa, sin embargo, que todos coincidan en que el Gobierno logrará controlar su variación muy por debajo de la inflación esperada, entre 40% y 50% para 2021.
“Hay que ver cómo se va dando el financiamiento del déficit fiscal y de los vencimientos en pesos, especialmente en la segunda mitad del año. Si vuelve con fuerza la asistencia del Central, la brecha se va a recalentar”, advirtió Persichini, sobre el principal riesgo que enfrentan, a partir de julio, los planes de Guzmán.
Coincide Polo: “El Banco Central no tiene espalda para aguantar que el dólar navegue a una velocidad del 1% y la inflación al 3%. Obviamente que si plantea un escenario de menor devaluación con un plan fiscal y monetario consistente, es más fácil. Pero hoy lo hace base de un cepo. Nuestra estimación es que la devaluación, como viene la mano con la inflación, va a ser más alta”.
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