La profunda recesión que afectó al país en 2020 y cuyas dimensiones finales se conocerán hoy dará paso este año a un rebote que difícilmente recupere la caída previa, pero que permite expectativas algo mejores. Pero el año después del golpe además es un año par: con elecciones de por medio, el Gobierno tenderá a volver más lenta la marcha del dólar e impulsar el consumo. En ese contexto, mientras todavía la pandemia pesa sobre los rubros que más necesitan de la cercanía física para prosperar, habrá velocidades muy distintas de crecimiento según el sector de la economía del que se trate.
Un informe privado intentó identificar uno por uno cuáles serán los sectores más beneficiados por el esperado abaratamiento del dólar, el rebote y el contexto electoral, para concluir que la construcción, el consumo de bienes durables y la industria automotriz se perfilan como los motores de la recuperación en 2021. En el otro extremo, el peso de la pandemia todavía mantendrá como perdedores a la gastronomía, el turismo, los servicios personales, el consumo masivo y la venta de calzado e indumentaria.
“La economía argentina entró a 2021 con dos grandes interrogantes: el frente cambiario y el frente sanitario. En un año electoral, el gobierno apostará a atrasar al dólar oficial para moderar la inflación apostando a una abundante liquidación de agro-dólares y al control de cambios e importaciones. Por otro lado, el Ejecutivo apuntalaría el gasto de las familias a través de financiamiento barato, como por ejemplo el plan Ahora 12″, planteó el informe de la consultora Ecolatina.
Ganadores
A la hora de identificar potenciales ganadores de la economía electoral, el sector de bienes durables aparece como primero.
“Tras sufrir un fuerte golpe en el momento más complejo del aislamiento social preventivo obligatorio, las ventas de electrodomésticos, autos, motos, muebles e insumos vinculados al mantenimiento y reparación de la vivienda han venido mejorando sensiblemente, traccionando distintas ramas industriales. Si bien este veranito del consumo sería de corto aliento, de no mediar una corrección cambiaria abrupta -algo que no prevemos en el corto plazo- la reactivación de estos sectores se extendería”, argumenta el reporte.
Sin embargo, el repunte tendrá sus límites. En parte porque el rebote del sector durante el año pasado tuvo como uno de sus componentes el adelanto de compras al exterior por el temor a una devaluación, algo que en principio no continuaría este año. También, el endurecimiento de los controles a las importaciones pone un techo, sobre todo a la electrónica.
La construcción es otro de los sectores que pueden tener un buen 2021.
“Si bien la demanda de insumos del sector concluyó 2020 con una caída de casi 20%, durante los últimos meses ha mostrado una clara recuperación en “V” que le permitió superar con creces los niveles pre-pandemia. Además de esta dinámica, las menores restricciones a la actividad permitirán que una mayor cantidad de compañías reanuden paulatinamente sus obras en un contexto en que el costo de construcción al tipo de cambio financiero mantiene un gran atractivo. A la vez, se sumará el impulso de políticas públicas como el Pro.Cre.Ar., y la obra pública jugará a favor: esperamos que los gastos en capital crezcan en torno al 50% en términos reales en 2021. Finalmente, avanza en el Congreso la iniciativa oficial tendiente a promover las inversiones en el sector mediante incentivos fiscales y blanqueo de capitales”, sostuvo Ecolatina.
Las menores restricciones a la actividad permitirán que una mayor cantidad de compañías reanuden paulatinamente sus obras en un contexto en que el costo de construcción al tipo de cambio financiero mantiene un gran atractivo
Como frenos a esa tendencia operan las limitaciones que impone a la actividad la pandemia, la caída del salario real y la ausencia de crédito hipotecario.
El tercer sector beneficiado por el rebote pre electoral sería el de la industria automotriz. “Por un lado, porque crecerá la participación de la producción local en los patentamientos frente a la recuperación de la demanda doméstica en un contexto de restricciones a las compras externas y de dólares oficiales. En sentido contrario, es probable que se reduzca la oferta importada de unidades de alta gama por un endurecimiento en la política comercial. En segundo lugar, esperamos un repunte en las ventas al exterior a partir de eliminación de las retenciones para las exportaciones que superen los niveles de 2020 y el mayor dinamismo del mercado brasileño”, consigna el informe.
Perdedores
Aunque la posibilidad de volver a un cierre total aparece como lejana, las restricciones forzadas o voluntarias a las actividades sociales seguirán golpeando a los rubros que más dependen de la circulación de personas.
“Los sectores más castigados en la era COVID-19, turismo, gastronomía, entretenimiento, cultura y servicios personales seguirán operando por debajo de la pre-pandemia, incluso cuando la vacuna llegué masivamente a la población y las restricciones se relajen sensiblemente. En este sentido, es probable que la recuperación total en estos servicios no se observe hasta, por lo menos, 2022″, afirmó Ecolatina.
Lejos del boom de los primeros meses de aislamiento social, explicado en parte por el temor al desabastecimiento, el consumo masivo no tiene las mejores perspectivas: la venta en supermercados y otros comercios similares pasaron a términos negativos o se estancaron, porque la vuelta a la actividad amplió el menú de gastos, mientras que la caída del salario real y la destrucción de puestos de trabajo pesó sobre las ventas.
Indumentaria, textil y calzado, tampoco lograrán despegar significativamente: la gente no renueva el guardarropa para estar de entrecasa
“Finalmente, otros bienes de consumo semi-durables, como indumentaria, textil y calzado, tampoco lograrán despegar significativamente. En 2021, la suerte de estos segmentos seguirá condicionada por las posibilidades de recuperación del ingreso real, la normalización de los protocolos de venta al público y la menor cantidad de reuniones sociales en relación con la pre-pandemia: la gente no renueva el guardarropa para estar de entrecasa”, agregó el reporte.
Realidades dispares
Entre medio de ganadores y perdedores, habrá tres sectores que se moverán entre efectos contrapuestos durante 2021. El primero es la agroindustria, que en los cuatro cultivos principales (trigo, girasol, soja y maíz) sufrieron caídas en la producción y la cosecha (-8%) debido a la sequía, efecto que se ve compensado por una suba de precios del orden del 15%. Esa realidad será probablemente favorable para la actividad de producción de maquinaria agrícola, pero no para el transporte dados los menores volúmenes de cosecha.
En cuanto al petróleo y gas, el derrumbe de los precios internacionales y la caída de las ventas de naftas (-27%) y gasoil (-11%) le dio un duro golpe al sector el año pasado. Este año, el precio del crudo repuntó, la inversión en Vaca Muerta empezó a pegar la vuelta, pero la menor movilidad en general por la pandemia impedirá que la demanda vuelva al nivel pre pandemia.
Por último, la industria permite prever realidades heterogéneas de acuerdo al rubro específico del que se trate. “Esperamos que actividades fabriles asociadas al cuidado personal y la limpieza, laboratorios, petro y agroquímicos y madera consoliden la expansión de los últimos meses de 2020. Asimismo, la evolución favorable en la producción de durables, la construcción y el agro traccionarán la actividad de diversos encadenamientos fabriles, destacándose la siderurgia, metalmecánica, plásticos y minerales no metálicos. Por otra parte, actividades proveedoras del sector hidrocarburífero, como refinación y confección de tubos de acero, mostrarán un mejor desempeño, aunque todavía por debajo del promedio, al tiempo que la producción de alimentos sufrirá los menores volúmenes de molienda”, concluyó el reporte.
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