Los agentes del mercado miran con preocupación el nivel de reservas de libre disponibilidad en las arcas del BCRA, aquellas con las que se pueden honrar los pagos de capital e intereses de la deuda pública.
Un informe de JP Morgan, titulado “Argentina: el laberinto de la política monetaria”, reseña que en la economía nacional la inflación se aceleró, en medio de la aplicación de una política monetaria heterodoxa, que además afronta el desafío de reducir el ritmo de devaluación del peso con un nivel bajo de reservas”, lo que considera que “no es una política óptima para contener la inflación”.
“El BCRA ha podido comprar divisas, pero las reservas netas siguen disminuyendo”, subrayó JP Morgan.
JP Morgan calculó que las reservas netas del BCRA -que excluyen préstamos y depósitos- caen unos USD 800 millones en 2021
Desde diciembre hasta el 12 de febrero (último dato consolidado del Central), la entidad monetaria acumula un saldo neto positivo de unos USD 1.172 millones por su participación en el mercado, mientras que las reservas brutas crecieron solo 717 millones de dólares.
¿Qué explica esta renovada capacidad del BCRA para adquirir reservas? JP Morgan enumera algunos factores parecen transitorios, como la estacional demanda de pesos y la normalización de las exportaciones (afectadas en diciembre por tres semanas de medidas de fuerza de portuarios y aceiteros).
El BCRA apeló a la compraventa de bonos para bajar la cotización de los dólares que se negocian en la Bolsa, pero la estrategia también deteriora sus reservas
Para la entidad, otros factores parecen más persistentes, como la restricción a las importaciones que contribuye a un mayor superávit comercial. Esto, sumado al menor riesgo de una sequía grave que reduzca la producción del agro, el aumento de los precios internacionales de estos commodities y las amenazas gubernamentales de aumentar las retenciones, que incentivó la liquidación de exportaciones. Todo esto ha permitido al BCRA crear un “puente” para llegar al trimestre abril-julio, que concentra las ventas externas de la cosecha de soja y maíz.
El BCRA apuesta a que una mayor liquidación de exportaciones, con importaciones reprimidas, permite estabilizar el mercado hasta la llegada de la cosecha gruesa en abril
“Pero, en este puente todavía vemos una estructura inestable. En particular porque las reservas brutas se han recuperado ligeramente desde principios de diciembre, pero las reservas netas siguen tendencia a la baja”, subrayó JP Morgan.
Las reservas netas o de libre disponibilidad del BCRA, que no cuentan los préstamos y los depósitos privados, son cercanas a USD 3.000 millones, incluida la tenencia de oro.
En este aspecto, el BCRA tendría dificultades para disponer hoy de los USD 2.400 millones necesarios para cancelar un pago con el Club de París a fin de mayo. Y renegociar el vencimiento con el Club de Paris requiere además tener firmado el acuerdo de facilidades extendidas con el FMI, por cuestiones estatutarias.
Según el último balance semanal del BCRA, actualizado al 15 de febrero, las reservas netas o de libre disponibilidad, que no cuentan los préstamos y los depósitos privados, alcanzan poco más de USD 5.000 millones de dólares. Y las estrictamente líquidas -excluido el oro-, debajo de los 1.500 millones.
Para este cálculo, a los activos internacionales brutos de USD 39.369 millones el 15 de febrero hay que descontarles USD 20.132,6 millones correspondientes al swap de monedas con el Banco Popular de China (a 6,4572 yuanes por dólar una semana atrás), otros USD 458,7 millones por las Asignaciones DEG (Derechos Especiales de Giro del FMI, descontada la Contrapartida de Asignaciones de DEG); USD 3.156,2 millones por el préstamo del BIS (Banco Internacional de Pagos de Basilea, descontada la Contrapartida del Uso del Tramo de Reservas), y los encajes por USD 10.606 millones (diferencia entre depósitos privados en efectivo en moneda extranjera por USD 15.640 millones y préstamos por USD 5.034 millones).
Las reservas netas de la entidad quedaron, según el balance consolidado, en unos 5.015,5 millones de dólares.
Si además se le descuenta las tenencias de oro (USD 3.609,8 millones el 15 de febrero), los activos líquidos o utilizables para intervenir en forma inmediata en el mercado -aunque el oro requiere de una simple operación financiera en el exterior para hacerse líquido- suman unos 1.405,7 millones de dólares.
En su análisis, JP Morgan calcula las reservas netas descontando los depósitos en dólares del sector público, entre otros item, lo que arroja un nivel de reservas netas de USD 3.000 millones al 17 de febrero, con una baja de USD 800 millones en el transcurso de 2021. Y en cuanto a reservan líquidas (sin contar el oro), estas quedan negativas en unos 1.600 millones de dólares.
“Una razón clave para que las reservas netas sigan bajando es el acuerdo sobre la intervención en el mercado paralelo de divisas vigente desde octubre. Los datos disponibles sugieren que el BCRA vende bonos denominados en divisas locales (unos USD 8.300 millones a mediados de octubre) para proporcionar liquidez al mercado de divisas paralelo (dólar MEP), lo que reduce el tipo de cambio paralelo. El Banco Central posteriormente recompra estos bonos, o al menos parte de lo que se vendió, utilizando liquidez en moneda dura (reservas netas)”, describió JP Morgan.
Con esta operatoria que implica pérdida de reservas netas, el Banco Central consiguió que desde diciembre el dólar MEP retrocediera 2,6% y el contado con liquidación, un 2,5%, a 140 y $144 respectivamente, en un lapso en el que la inflación acumuló más de 10 por ciento. Al reducir las cotizaciones de los dólares financieros, que se operan por fuera del control de cambios, acota la expectativa de devaluación y también de inflación para los próximos meses.
¿Cómo podemos inferir este comportamiento de los datos reportados por el BCRA? El informe de JP Morgan explica que el desglose de la base monetaria mostró un aumento en el item “Otros” como factor por el cual se contrajo de la cantidad de dinero en la economía desde mediados de octubre.
“Esto, en nuestra opinión, representa la contracción de liquidez derivada de que el BCRA vende los bonos en moneda fuerte por pesos. La evolución de esta categoría residual, al explicar los cambios en la base monetaria, sugiere que el BCRA vendió alrededor de USD 766 millones en bonos desde mediados de octubre”, puntualizó el estudio.
Según refirió un estudio de la consultora EcoGo, esta operatoria con bonos llevó al item “Otros” a un rojo de unos USD 374 millones en lo que va de 2021, como explicación de la variación de las resevas internacionales.
Por otro lado, el balance semanal muestra la evolución de otras líneas del balance del BCRA, incluida su cartera de bonos del Tesoro con ley local, curva de la que se infiere que que sus tenencias de bonos del canje estuvo disminuyendo, lo que “sugiere que durante el mes, el BCRA recompra una parte de los bonos vendidos para alimentar el mercado de divisas paralelo, utilizando reservas netas. Este costoso plan explica las tendencias divergentes entre las compras de divisas del BCRA y la baja de las reservas netas”.
Federico Furiase, director de EcoGo, comentó que “el Banco Central vende AL30 contra pesos, y después recompra buena parte de los bonos que vende en AL30D (MEP) o AL30C (contado con liqui) contra dólares de las reservas, con lo cual, no es que el BCRA está ‘reventando’ bonos al vender al 17% ó 18% de tasa. Lo que hace es vender dólar contado con liqui y MEP, porque la cartera de bonos del BCRA está prácticamente estable en 4.400 millones de nominales, porque vende y compra”.
Furiase agregó a Infobae que “lo que está haciendo el Central es vender contado con liqui o MEP a través de la compraventa de AL30 y además es un mecanismo de esterilización, porque cuando vende AL30 contra pesos está absorbiendo pesos de la base monetaria al dólar MEP y contado con liqui y, obviamente, esa esterilización tiene como contrapartida una caída de las reservas netas cuando tiene que comprar el bono contra dólares ¿Por qué lo hace? Porque si solo vendiera, las paridades en dólares de los bonos caerían mucho más rápido y ello atentaría contra el objetivo de bajar la brecha cambiaria”.
El economista Federico Furiase estima que desde fines de octubre hasta el 9 de febrero, el BCRA sacrificó USD 600 millones de reservas netas por su intervención en el mercado de bonos
“El mercado no quiere AL30. Cuando compra este bono con pesos al BCRA no se queda con el bono, lo que quiere son los dólares. Por lo tanto, después vende contra dólares y es por eso que el BCRA tiene que estar forzado a comprar contra dólares, para que no se caigan las paridades más rápido”, cerró Furiase.
El director de EcoGo estimó que “estimando el efecto monetario y en reservas de la intervención del Banco Central -comprando y vendiendo AL30, desde fines de octubre hasta el 9 de febrero, la absorción de base monetaria acumulada habría estado en torno a los $97.000 millones y eso tuvo un costo desde el lado de caída de reservas netas por compras de AL30D y AL30C en la zona de 600 millones de dólares”.
La amenaza de la inflación sigue latente
JP Morgan enfatizó que “la política monetaria de Argentina, que abarca ampliamente las políticas de tasas de interés, tipos de cambio y crédito, sigue la senda definida en octubre de 2020: tasas de interés reales muy negativas ex ante, en medio de la represión financiera y los controles de capital, con intervención en el mercado paralelo de divisas a costa de las reservas netas”.
El banco internacional acotó que la diferencia ahora es que, en medio de una represión más fuerte que la esperada de las importaciones y el aumento de los precios de los productos básicos -que se suman a las amenazas de mayores impuestos a las exportaciones-, el Banco Central pudo comprar más dólares hasta la fecha este año de lo que imaginábamos hace seis semanas”.
desde diciembre, la liquidación de bonos en cartera de entes oficiales influyó en la baja de 2,5% para los dólares en Bolsa, cuando la inflación acumulada fue de más de 10%
Recordó que “en medio de este experimento de políticas, la inflación se ha acelerado desde el cuarto trimestre de 2020 y está lista para mantener un fuerte impulso. De hecho, el IPC global aumentó un 4% en enero, en línea con el aumento de diciembre” y muy por encima del 2,5% promedio mensual del primer trimestre del año pasado. “Además, la inflación básica se encuentra en el promedio de tres meses más alto desde noviembre de 2019, lo que demuestra las fuertes presiones inflacionarias subyacentes a pesar de los innumerables controles de precios existentes”.
JP Morgan anticipa que el Gobierno apelará al retraso tarifario y cambiario para ponerle límites al avance de la inflación en el año electoral, a la vez que “con el aumento de los precios de los productos básicos y la disminución de los riesgos de sequía apoyando la producción agrícola, la estrategia del gobierno parece probable que persista”.
Aún así alerta que “las reservas estrechas, la falta de acceso a los mercados internacionales y la dependencia de la financiación directa del Tesoro por el Banco Central en medio de un aumento limitado de la demanda real de pesos siguen sugiriendo que se trata de un equilibrio inestable”.
En este aspecto, JP Morgan argumentó que “la desaceleración de la devaluación oficial probablemente ampliará la brecha oficial paralela de divisas, con un alto costo en términos de reservas o expectativas de devaluación futura, que impulsará la inflación. En otras palabras, sin modificar el marco político para proporcionar estabilidad a medio y largo plazo, la inflación subyacente (es decir, la inflación actual más la inflación reprimida) está preparada para seguir acelerándose. Esto, junto con el apoyo oficial a los controles permanentes de capital, seguirá pesando sobre la inversión y las exportaciones y, por tanto, sobre la recuperación y el empleo”.
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