Elon Musk recuperó la condición de persona más rica del mundo que había ganado el 7 de enero, cuando un envión de las acciones de Tesla, la automotriz de la que es fundador, CEO y principal accionista (con 18% de las acciones de la empresa), le permitió superar en “valor neto” a Jeff Bezos, fundador y principal accionista de Amazon y de una constelación de empresas.
Bezos había vuelto a ser el más rico el martes 16 de febrero, debido a una caída del 2% en las acciones de Tesla, pero se mantuvo apenas 48 horas en la cima; Musk volvió a superarlo el jueves pasado, cuando otro de sus chiches, la compañía aeroespacial SpaceX, de la que también es Ingeniero en Jefe, consiguió financiamiento por USD 850 millones y su valuación se elevó a USD 74.000 millones, según precisó Bloomberg, que mide día a día la carrera de los centimil-millonarios.
Esa carrera depende principalmente de cómo se muevan las acciones de las principales empresas de uno y otro. La última cuenta de Bloomberg arroja que Musk tiene una fortuna de USD 200.000 millones y Bezos de USD 194.000 millones. El Top-5 lo completan Bill Gates, de Microsoft, el francés Bernard Arnault, de la firma de moda y lujo LVMH, y el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg.
Altas, bajas y modificaciones
La caída más importante en la fortuna de Bezos se produjo hace dos años, cuando se divorció de su anterior esposa, MacKenzie Scott, que recibió casi 25% de las acciones de Amazon, lo que la convirtió brevemente en la mujer más rica del mundo. Poco después Scott, dedicada a obras de caridad y filantropía, donó USD 6.000 millones y la mujer más rica volvió a ser Francoise Bettencourt, principal heredera de la empresa de cosméticos L’Oreal.
El principal resorte de la fortuna de Bezos fue el aumento de la acción de Amazon, que se quintuplicó en los últimos cinco años. La de Musk creció aún más rápidamente: en 2020, a medida que se acentuó la tendencia mundial hacia los autos eléctricos, el valor de Tesla se multiplicó por 8 y la fortuna de Elon aumentó USD 140.000 millones en solo un año.
Pero ni esas cifras alcanzan para la ambición de Musk. En una entrevista de diciembre pasado con Mathias Döpfner, dueño de la editorial Axel Springer, confesó que empezó a vender sus propiedades, incluso su residencia familiar en Bel Air, Los Ángeles, que adquirió un millonario ruso, y otras (incluida una que le había comprado al actor Gene Wilder) con las que hasta ahora juntó unos USD 100 millones. Además, piensa mudarse de California a Texas, que tiene impuestos más bajos. Su plan, dijo, es no tener absolutamente ninguna propiedad, salvo las acciones en Tesla y algunas de sus otras empresas (Starlink, SpaceX, Neuralink, OpenAI, Halcyum Molecular, The Boring Company), porque necesita todo el dinero que pueda para financiar su más grande proyecto: la colonización de Marte.
Al infinito y más allá
Su objetivo, dijo, es contribuir a la creación de una civilización humana multi-planetaria y viajera del espacio. Para ello, y comenzando en 2026, aspira a enviar, hacia el 2050, un millón de humanos a Marte en 1.000 naves de SpaceX. Musk confesó incluso que quiere ser enterrado en el planeta rojo. Sus objetivos espaciales tienen mucho que ver con su formación científica (es Físico, además de Economista, graduado en la Universidad de Pennsylvannia, EEUU) y su espíritu aventurero, que lo llevó, por caso, a contraer una de las formas más agresivas de malaria en un viaje a Brasil. Pero lo de Marte es más que aventura; queda a 470 millones de kilómetros de la Tierra, solo hace pocos días la nave Perseverance logró posarse sobre su superficie y las agencias espaciales de EEUU y la Unión Europea (NASA y ESA) colaboran para pueda volver con muestras a la tierra.
Los objetivos espaciales tienen mucho que ver con su formación científica (es Físico, además de Economista) y su espíritu aventurero, que lo llevó, por caso, a contraer una de las formas más agresivas de malaria en un viaje a Brasil
“Básicamente no tengo posesiones de valor, salvo mis acciones en las compañías”, le dijo Musk a Döpfner en una entrevista en la localidad cercana a Berlín donde Tesla está construyendo su planta en Europa. E incluso lo sorprendió cuando, consultado sobre donde pensaba dormir esa noche, respondió que en la sala de reuniones de la planta en construcción. Y para cuando la planta esté terminada y necesite pasar más tiempo en Alemania, dijo, alquilará un departamento para que puedan estar sus hijos. Musk, que en junio cumplirá 50 años, tiene seis: cinco con su primera mujer y otro con su actual pareja, la cantante canadiense Grimes. Entre ambas estuvo casado y luego se divorció de la actriz británica Talulah Riley y de la modelo y actriz norteamericana Amber Heard.
Su objetivo inmediato en Tesla, su principal activo, es construir un modelo 100% automático, sin necesidad de conducción humana, este año, aunque admite que llevará más tiempo para que los autos sin conductor sean aprobados, en especial en Europa. La producción anual de Tesla no llegó aún al millón de vehículos por año, pero su objetivo es fabricar 20 millones por año. Eso equivaldría, explicó, al 1% de los cerca de 2.000 millones de autos y camiones hoy en circulación en el mundo, como para empezar a tener efecto ambiental a través de la tasa de renovación de la flota global, hoy casi totalmente propulsada con hidrocarburos.
Musk cree que la movida hacia los autos eléctricos, en la que Tesla hizo punta, es una tendencia definitiva, pero reconoce algunas limitaciones para producir las baterías de sus vehículos, incluido el objetivo de una superbatería que dure hasta 1,6 millones de kilómetros. Para eso necesita acceder a importantes reservas de litio, cobre y cobalto, aunque su principal limitante, dice, es el níquel.
Los proyectos satelitales de Musk lo llevaron recientemente a un choque con Bezos, por la asignación de órbitas para Starlink, su proyecto de provisión de servicios de Internet a través de una red de satélites.
Ambos centimil-millonarios compiten además en la carrera espacial. Bezos también dice que su objetivo es “salvar el planeta” para lo cual cuenta con Blue Origin, su propia empresa aeroespacial, que financia vendiendo cada tanto acciones de Amazon, nave madre de su imperio, en la que renunció a la posición de CEO justamente para dedicarle más tiempo a sus proyectos espaciales.
A diferencia de Musk, la idea de Bezos no es colonizar un planeta, sino establecer comunidades flotantes en el espacio. Su personaje favorito es Jean-Luc Piccard, el legendario capitán de la Nave USS Enterprise en la saga Star Trek.
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