Cuál es la luz amarilla que se encendió en Wall Street, preocupa a los mercados y puede complicar también a la Argentina

Las tasas de los bonos que emite el Tesoro de EEUU subieron a su mayor valor en un año en medio del temor por un repunte inflacionario en ese país

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Los principales índices de la Bolsa de Nueva York caen por tercera rueda consecutiva. EFE/Justin Lane/Archivo
Los principales índices de la Bolsa de Nueva York caen por tercera rueda consecutiva. EFE/Justin Lane/Archivo

Los principales índices de la Bolsa de Nueva York retroceden por tercer día consecutivo en momentos en que todavía se sostienen cerca de récords nominales históricos alcanzado luego del fuerte repunte que caracterizó a la segunda mitad del año pasado. Los inversores, acostumbrados a ver subas generalizadas de la mano de los paquetes de estímulo e inyecciones de liquidez de los bancos centrales, prefirieron por un par de ruedas reconsiderar las cosas. Lo hicieron porque miraban de reojo el repunte de un indicador que en el pasado ya supo darle dolores de cabeza a la Argentina y que, de acelerarse su suba, podría complicarla de nuevo.

Lo que frenó, al menos por un momento, a Wall Street fue la suba de la tasa de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos a 10 años, los títulos de deuda del país norteamericano. El rendimiento de la “10Y”, como se la llama también, subió brevemente hasta el 1,33% antes de frenar su aumento.

Parece poco respecto al 18% anual que puede rendir un bono de deuda argentina, pero con su repunte alcanzaron el máximo de un año en medio de sólidos datos de ventas minoristas y de precios al productor alimentaron al mismo tiempo optimismo respecto del futuro de la actividad económica y preocupaciones sobre la inflación en los Estados Unidos.

La Argentina no gozó de viento de cola en 2020, al fin y al cabo participó de lo que fue la peor recesión, pero el rebote global posterior al coronacrash sí le juega a favor. Un dólar débil a nivel global evita devaluaciones de países vecinos, el boom de las materias primas impulsa a su principal exportación y el Banco Central -contra las cuerdas hace ya casi tres años- lo siente en forma de calma cambiaria.

Pero si la euforia financiera que siguió al desplome de la pandemia se interrumpe, ese contexto puede diluirse y los problemas cambiarios reaparecer.

“La tasa a 10 años de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos sube porque hay una expectativa de recuperación económica a medida que se va desarrollando la vacunación. Por otro lado la expectativa de una tercera ronda de paquete fiscal en Estados Unidos, incentivada por la presidencia de Biden y el Senado demócrata y por el fuerte estímulo monetario que está haciendo la Reserva Federal de EEUU. O sea, es a la vez expectativa de recuperación económica y de aumento de la inflación”, explicó Federico Furiase de EcoGo.

“¿Por qué nos importa a nosotros? Porque si esa tasa sigue subiendo rápidamente arrastrando las expectativas de inflación puede generar previsiones de que la Fed recoja el barrillete y reduzca el estímulo monetario, lo que podría generar bajas en todos los mercados financieros globales y un fortalecimiento global del dólar, con presión sobre las monedas emergentes en general y el peso argentino en particular”, explicó el economista.

En algún nivel, la Argentina está blindada en estos días de otro efecto negativo que podría afectar a emergentes si el ciclo alcista de los mercados globales se frena: el impacto sobre la deuda.

“La suba de la tasa a 10 años es importante porque eleva el costo de la inversión más segura del mundo, sube el nivel de la marea para el resto de los países. A eso hay que sumarle el diferencial por riesgo país de cada país”, explicó Nery Persichini de GMA Capital.

Pero en ese punto el desacople local es total: con casi 1.500 puntos de riesgo país el Tesoro argentino está completamente fuera del mercado y

“Una suba en la tasa a 10 años de los EEUU repercute muy poco sobre los bonos argentinos, porque tienen implícita una expectativa de default del 90%, por lo que el efecto probablemente sea marginal. Cuestiones idiosincráticas pesan más que el contexto internacional”, agregó Persichini.

Por lo pronto, un primer efecto de las dudas que insertó en la mente de los inversores el repunte de los rendimientos de los bonos a 10 años se nota en las monedas emergentes. El real brasileño se depreció 0,8% en la semana mientras que el peso mexicano perdió 1,4% frente al dólar estadounidense.

Son movimientos chicos, nada que preocupe al mercado local. El problema se presentaría si la suba del rendimiento de la 10Y se mantiene en el tiempo. El cepo cambiario blinda al dólar oficial, pero no puede frenar de la misma manera a la brecha cambiaria.

El movimiento de la tasa a 10 años bien podría ser una alerta pasajera. La Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) dio muestras de estar comprometida con impulsar la recuperación económica sin preocuparse tanto por el nivel de precios. Como ya lo ha hecho en el pasado, con poco podría abortar la suba de la tasa a 10 años si es que el avance continúa en el tiempo.

“Dudo mucho que la Fed permita que se dispare, creo que está condenada a comprar bonos del Tesoro para evitar que la tasa siga subiendo”, dijo Furiase.

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