El mal estado de un mueble obliga a cambiarlo por otro nuevo. El que se descarta, suele terminar en la basura o bien en algún rincón del hogar juntando polvo. Pero en cambio, están los que eligen reciclarlos, una tendencia que se afianzó en plena pandemia, por la coyuntura o por estar más tiempo en casa.
En ese universo, están los audaces que aceptan el desafío de refuncionalizarlos y crear elementos decorativos. De esta forma, los muebles tienen una segunda oportunidad y, a la vez, se ahorra una buena cantidad de dinero. Muchos prefieren hacerlo por sus propias manos y otros, acuden a los profesionales-artesanos.
Eugenia Zavaroni, experta en reacondicionar muebles y objetos, y conductora del programa La recicladora de muebles (que emite el canal Más Chic), precisó a Infobae: “Creo que la gente se está amigando con su hogar, y la pandemia tiene mucho que ver con eso. Estuvimos, y estamos, mucho más tiempo dentro de casa, lo que nos generó necesidades de cambios y mejoras. Reciclar nuestros muebles es una manera de contribuir con el medioambiente y también de conservar aquellos que nos traen lindos recuerdos. Todos pueden ser renovados, los propios, los comprados, incluso los cirujeados”.
Estuvimos, y estamos, mucho más tiempo dentro de casa, lo que nos generó necesidades de cambios y mejoras (Zavaroni)
Los especialistas, sugieren a quienes realicen renovaciones en un mueble de madera o estén en vías de hacerlo, lo primero es inspeccionarlo íntegramente por dentro y por fuera. Se necesita corroborar que la estructura esté firme. Además, confirmar que no haya carcoma, que son los insectos que comen la madera.
“Esta inspección es fundamental sobre todo si el mueble que vamos a reciclar es comprado o levantado de la calle. Cualquier mueble puede ser reciclado, de hecho uno que fue confeccionado con un fin, puede ser cambiado. Por ejemplo, en mi comedor tengo un ropero que ahora funciona de alacena y lugar de guardado. Hay que abrir la cabeza, pensar un poco más allá de su función”, añadió Zavaroni.
Hasta cómodas antiguas se han remodelado y pasaron a ser muebles de cocinas del bajo mesada, por ejemplo. La decoración es un proceso vivo, dinámico y constante. Sea la casa, la oficina y cualquier lugar en el que las personas se desarrollan. Claramente va disponer de muebles y objetos nuevos, de los baratos y también de los no tanto, cosas de la abuela, algún cachivache que se levanta en la calle. Algo que estaba a punto de ser tirado a la basura, u objetos que se juntan en alguna vacación, entre otras posibilidades.
“Me gusta pensar la decoración de los espacios en que habitamos y trabajamos comparándola con esa analogía de nuestras abuelas respecto a las novias. Que decían que una novia debe tener algo nuevo, algo usado, algo prestado, por ejemplo. Obviamente que el reciclado de muebles nació hace tiempo por necesidades económicas, es mucho más barato reciclar que comprar nuevo. Cuando era chico había una revista que se dedicaba exclusivamente a compraventa de cosas usadas y estaba destinada a bolsillos más ajustados. Ahí es donde nace, en buena medida, esta puesta en juego de la creatividad de cada uno para aportar una solución estética a algo que ya tiene un devenir y apropiarnos de él por medio de pintura o algún otro tipo de intervención”, explicó Franco Matesa, director de Posdata Taller.
En cuanto al tipo de muebles hay para todos los gustos y ambientes, sillas huérfanas, juegos de comedor completos, bahiuts, cómodas, secreteres, roperos, mesas, bancos auxiliares, sillones, entre otros.
Obviamente el reciclado de muebles nació hace tiempo por necesidades económicas, es mucho más barato reciclar que comprar nuevo (Matesa)
“En nuestro país, están principalmente valorados, dos estilos. Por un lado los relacionados a los Luis XV o XVI (por los distintas épocas de los reinados franceses) o los que tienen reminiscencias por sus líneas y ornamentación. Y por otro lado, todo lo relacionado con el estilo nórdico, nacido en los países de esa región, a principios del siglo XX, pero que encontró su momento a mediados de ese siglo, de la mano del desarrollo de la hotelería en todo el mundo. Se tratan de muebles y objetos de líneas rectas, sin ornamentos, de madera netamente claras y manteniendo su aspecto lo más natural posible”, amplió Matesa.
En esta labor se revaloriza el trabajo artesanal y de buena calidad, frente a una gran oferta en el mercado de muebles industrializados, económicos y que según los entendidos duran muy poco. Siendo de la preferencia de muchas personas la recuperación de objetos y muebles familiares para adaptarlos al presente. Mucha gente opta por salir en su busca, en remates, anticuarios, compra-venta y también de manera online, sobre todo en redes sociales.
Natalia Rodríguez de Nobles Pensamientos, especializada en este sector, indicó a Infobae, que, “es vital, mirar si se trata de madera maciza o enchapada, en el caso de la primera es mucho más sencilla de recuperar y las maderas que se usaban antiguamente para construir muebles siempre son hermosas (pinotea, roble, haya, cedro, pino Brasil, entre otras). En cambio, si son enchapados, hay que revisar que no estén englobados o que la humedad no los haya afectado”.
También hay que prestar atención a pequeños agujeros que indican la presencia de bichos que comen la madera. Esto aplica para casi todos los muebles, “pero por ejemplo en el caso de sillas hay que chequear su firmeza, que no haya partes principales partidas porque la reparación es más compleja. Las mesas suelen tener varias capas de barniz; me gusta mirar por debajo (que no suelen estar barnizadas) para chequear que tipo de madera es, y casi siempre me encuentro con muy lindas sorpresas si son macizas. En caso de muebles con cajones, como las cómodas, es importante revisar el estado de estos y si corren bien”, amplió Rodríguez.
Precios y tipos de maderas
Para reciclar un mueble seguramente se necesiten lijas, espátulas, pinceles, guantes, pinturas, algún que otro martillo, clavos y pinzas. Hay distintas herramientas y tenerlas dependerá del trabajo que se realice. Los costos son muy variables en todos los casos, y más con inflación prolongada. Se recomiendan usar marcas buenas para el trabajo.
Zavaroni, dijo, “trabajo mejor con maderas macizas, que son más fáciles de manipular por su robustez. El roble, el cedro son maderas que suelo usar en mi taller. El algarrobo y pino tienen sus mañas pero son candidatas posibles de reciclar, sin dudas”.
Las mesas suelen tener varias capas de barniz; me gusta mirar por debajo (que no suelen estar barnizadas) para chequear que tipo de madera es, y casi siempre me encuentro con muy lindas sorpresas si son macizas (Rodríguez)
Sobre cuáles son los productos más usados en el taller: la cola de carpintero es muy necesaria, tanto como el enduído o la masilla para madera. Lijas, de varios gramajes: “arranco por grano 80, sigo con grano 180, y termino con 240 o 360, de esta manera se asegura una lijada prolija. Para proteger la madera se puede optar por cera en pasta o líquida, como así también alguna laca o barniz, siempre al agua (las pinturas vienen de base al agua y la verdad es que son fundamentales)”.
Los guantes son muy importantes, para cuidar las manos. El removedor en gel es un producto que se usa para quitar los barnices y pinturas de la madera, y éste va acompañado de espátulas y viruta. Hay muchos productos y herramientas para ir sumando. Incorporarlos paulatinamente, y a medida que los necesiten, será la mejor manera de ir armando una especie de taller.
En general, todas las maderas presentan la misma dificultad a la hora de ser trabajadas (cortes, teñidos, etc.) Pueden tener un grado de dificultar superior las denominadas duras, “pero si no contamos con las herramientas específicas siempre podemos pedir el corte a medida en el aserradero. En cambio, algunas se han convertido difíciles de conseguir puesto que los que las comercializan no cuentan con stock por ser importadas de otras épocas (por ejemplo la pinotea) o tratarse de especies de las cuales no está permitida su tala”, contó Matesa.
Un reciclado sencillo arranca entre los 2.500 y 3.000 pesos. La labor es muy versátil en cuanto a costos. Se va a limitar al valor de los materiales y la suma del tiempo que se le dedique. “Hoy el litro de cualquier producto que utilicemos (lacas, barnices, esmaltes, impregnantes, entre otros) promedia los 1.000 pesos. Hay que sumarles removedor, en el caso de que sea necesario ($700 aproximadamente) virutas de metal, lijas y pinceles, entre 500 y 700 pesos”, detalló Matesa.
Siempre es más económico recuperar un mueble antiguo que comprar uno nuevo de calidad similar. Se necesita paciencia como primer elemento, y después una caja con herramientas básicas. A veces depende el proyecto pueden necesitarse algunas otras cosas.
Otros costos son los siguientes: cola de un cuarto o medio kilo, a 400 pesos; lija, 200 pesos (varían en grosor); protector para madera, 1.000 pesos por litro; fondo para pintar, 1.200 pesos el litro; pintura al agua, 1.200 pesos; masilla para madera $200 por 200 gm; pinceles, entre 300 y 800 pesos; tintas universales (tonos madera) 500 pesos por 240 cm3; guantes desde 150 a 2.500 pesos por par, y barnices por litro, desde 350 pesos en adelante.
Quien compra artículos o muebles y los recicla, haciendo un buen trabajo, se llegan a obtener buenas ganancias que superan el 100% del costo al que fue adquirido
Además de estos productos, quien se encargue o esté dispuesto a hacerlo en breve, necesitará espátulas de dos o tres tamaños, destornilladores planos y del tipo Fischer, pinceles de 25 mm, 40 mm y alguno más grande para trabajos de mayor tamaño. Cutters o trincheta, suelen ayudar mucho, como contar con una pistola de calor y una lijadora.
Si alguien quiere recibir algún retorno por esta labor, si es algún mueble u objeto de la calle, o que fue recibido por alguna situación, quitando lo que son materiales y la mano de obra, obtendrá una ganancia total. Quien compra artículos o muebles y los recicla, haciendo un buen trabajo, se llegan a obtener buenas ganancias que superan el 100% del costo al que fue adquirido.
“Es una aventura recuperar un mueble, transformar algo que otro descarta para incorporarlo a nuestras casas tiene algo que resulta muy satisfactorio. Hay que animarse a hacerlo, pero también hay que aprender a adaptarse a lo que va surgiendo. A veces nos imaginamos que vamos a realizar algo con un mueble y en el proceso nos damos cuenta que es más complejo o que no está en las condiciones que creíamos. Y quizás haya que hacer otra cosa, como pintar que siempre es una gran solución”, concluyó Rodríguez.
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