El ministro de Economía, Martín Guzmán, insistió hoy en que “no hay nada más desestabilizante y regresivo que un salto cambiario” (esto es, un aumento abrupto del dólar). Una devaluación de ese tipo,, señaló, “daña la producción”. Guzmán subrayó la importancia de la “sostenibilidad fiscal” y en respuesta a la pregunta de si el Estado podía contribuir a una baja del precio de los alimentos reduciendo el VIA; dijo que “hoy el país no está en condiciones de resignar ingresos fiscales; hay que poder financiar el Estado, fortalecerlo”, en una entrevista con el programa Toma y Daca, por la AM 750.
Guzmán también ratificó el postulado, que el gobierno marcó en sus recientes reuniones con sindicatos y empresarios, de que este año los salarios deben ganarle a la inflación y consultado si lo mismo se aplicaba a jubilaciones y planes sociales dijo que también valía para ellos.
El aumento del poder adquisitivo de los ingresos de la población, insistió Guzmán, es un objetivo del gobierno, porque es justo que así sea al cabo de tres años de caída de los ingresos reales, y también porque es una condición necesaria para sostener la recuperación. “La economía necesita una demanda pujante y el poder adquisitivo del salario es lo que contribuye a eso. Es parte del programa macroeconómico y lo transmitimos a sindicatos y empresas”, señaló el ministro. Respecto de las jubilaciones, explicó que la nueva fórmula jubilatoria está relacionada con los salarios y los ingresos fiscales, que el gobierno pretende que aumenten más que la inflación, por lo que los jubilaciones, al igual que los salarios “tienen que ganarle a la inflación luego de lo mucho que perdieron en 2015-2019; es un objetivo para todo el período del gobierno”.
La nueva fórmula de movilidad jubilatoria, sin embargo, determinó que en marzo las jubilaciones -y ayudas sociales vinculadas como AUH y PUAM, Pensión Universal del Adulto Mayor- tendrán un aumento algo mayor al 8,1% (el segundo dígito no está aún precisado), inferior al ritmo al que subieron los precios en las primeras seis semanas del año que muy difícilmente resulten en una inflación trimestral inferior al 8,1 e incluso al 10 por ciento.
El ministro explicó que el gobierno ataca la inflación “con dos bloques: la política macroeconómica y el rol coordinador del Estado” para alinear expectativas tanto de los sindicatos como de las empresas en torno de la meta de inflación del 29% incluida en el Presupuesto 2021. Dijo que el presupuesto es el “pilar” para profundizar la recuperación económica. “Hay sectores como turismo y gastronomía en posición desventajosa y otros con una posición más sólida. Hay capacidad ociosa y en eso el rol de Estado debe ser expansivo, para afianzar la recuperación. El presupuesto también apunta a avanzar en la sostenibilidad fiscal”, explicó.
También enfatizó que atender el déficit fiscal implica endeudarse o emitir. “Si nos endeudamos solo nos va bien si generamos capacidad de repago, por eso hay que preservar la sostenibilidad de la deuda. Y la emisión no es gratis, nos genera problemas sobre el tipo de cambio. Hay que resolver ese problema. Definimos un valor del déficit, parte se financia con déficit, parte con emisión. Queremos acumular reservas para ser más resilientes. Por eso tenemos objetivo del tipo de cambio en $ 102,40″, señaló, lo que implica una pauta de devaluación del entre 24 y 25% en el año. “Concentramos esa pauta en el primer mes del año. Y el presupuesto define el contorno del cuadro tributario. Con todo ese esquema, macroeconómicamente es factible una inflación de cerca del 29% . Hace falta que las expectativas vayan en esa línea. Por eso es tan importante el diálogo con trabajadores y empresarios”, enfatizó el funcionario.
Guzmán, que últimamente ha levantado su perfil público, con visitas y presentaciones en provincias del interior y su reciente protagonismo en las reuniones del Gabinete Económico y Social con sindicatos y empresarios, donde incluso fue aplaudido, fue presentado como “el funcionario del momento” y respondió en tono pausado a una extensa entrevista.
Condenados a nada
“No estamos condenados a nada. Somos dueños de nuestro propio futuro. Tenemos que construir una economía más tranquila. Hay países que lograron resolver sus problemas de inflación. Nosotros estamos dando los pasos para una recuperación que se sostenga y al mismo tiempo ir reduciendo la inflación. Es un proceso: ir resolviendo uno a uno los problemas de la economía argentina”, respondió cuando se le preguntó si la Argentina está condenada a vivir con una inflación crónica y reiterados remezones del dólar. “Para ir resolviendo los problemas es necesario que la economía se vaya recuperando. Sin eso no hay camino que funcione; la inflación es un fenómeno multicausal y hay que atacar todas sus causas, con un esquema integral”, explicó. Según el ministro de un lado está la política macroeconómica, que en el pasado ha generado inflación y comportamientos adaptativos, que contribuyeron a sostenerla, y del otro “el Estado, que tiene un rol en el sentido de coordinar expectatrivas”.
El funcionario hizo mucho énfasis en la necesidad de aumentar las exportaciones, de modo de generar suficientes dólares para sostener el crecimiento. “Las exportaciones han estado estancadas por casi una década: un país que quiere crecer, cuando crece demanda más importaciones para producir, pero al mismo tiempo en una economía con moneda debilitada, el ahorro genera demanda de dólares. Si no generamos más exportaciones. chocamos con la restricción externa, aumenta el dólar y va a precios. Y al mismo tiempo tenemos el problema fiscal, que tenemos que solucionar. En muchos casos por no tener crédito se emite y parte va al dólar, pero si la economía no genera suficientes dólares hay presión y aumento de precios”, explicó. Por eso, agregó, “hay que trabajar en el diálogo con todos los sectores para definir lo factible, de forma seria y rigurosa, no con expectativas super-optimistas”.
Tenemos que construir una economía más tranquila. Hay países que lograron resolver sus problemas de inflación. Nosotros estamos dando los pasos para una recuperación que se sostenga y al mismo tiempo ir reduciendo la inflación. Es un proceso: ir resolviendo uno a uno los problemas de la economía argentina
Según el ministro, el problema de la economía argentina es que no tiene una estructura económica capaz de satisfacer todos los objetivos” que enumeró, en una suerte de doctrina: 1) inclusión, 2) dinamismo productivo y agregación de valor; 3) estabilidad, no chocar contra crisis tras crisis, 4) equidad federal; 5) ser dueños de nuestro propio destino, respetar la soberanía. “La política macroeconómica está orientada a esos objetivos, pero eso requiere una estructura productiva que genere más valor, más empleo y más divisas”, explicó.
Guzmán rehusó dar importancia a la ausencia, en la reciente convocatoria a empresarios, de algunos de los más notables titulares de empresas. “Lo que buscamos es un país donde el diálogo se profundice y genere aprendizaje. Invitamos a todos. Hemos notado que todo el mundo está cansado de los problemas que tiene la economía argentina y hay un deseo de dar vuelta la página y también vimos mucho entusiasmo, eso vale”, respondió.
El ministro enfatizó la importancia de la “sostenibilidad fiscal”, que consideró “pilar” de la estabilidad macroeconómica “No hay nada más desestabilizante y regresivo que un salto cambiario: daña la producción”, explicó, por lo que descartó que el Estado pueda resignar ingresos fiscales, como una reducción del IVA a los alimentos. “Hoy el país no está en condiciones de resignar ingresos fiscales. Hay que poder financiar el Estado, fortalecerlo”, explicó.
La negociación con el FMI
Respecto de las negociaciones con el FMI, dijo que todavía no tiene fecha para un viaje a Washington. “Hay que esperar un poco”, debido a cuestiones de logística y circulación internacional en el marco de la pandemia. De momento, explicó, la negociación con el Fondo se hace por videoconferencia y por teléfono. El ministro fue muy crítico sobre el acuerdo que el gobierno de Mauricio Macri firmó con el Fondo en 2018. “Buscamos no repetir errores del pasado: en 2018 el gobierno acordó un plan muy dañino en la premisa de que el ajuste fiscal iba a generar confianza y permitiría recuperar el crédito y que la política monetaria contractiva iba a permitir reducir la inflación; nada de eso pasó; la contracción se profundizó y la inflación aumentó. Hay que dejar todo eso a un lado”, enfatizó. “El programa se hizo de espaldas a la gente y al Congreso. Nosotros enviamos un proyecto de ley: cualquier programas con el FMI deberá ser aprobado por el Congreso”. Según el ministro, en 2018, en vez de acceder a un préstamos del FMI el gobierno debía restructurar la deuda. “Los USD 45.000 millones se usaron para pagar una deuda insostenible, dilatando una situación que luego debimos resolver, y capitales que se fueron”, afirmó.
Guzmán confirmó además que una emisión de DEG, la “moneda” del FMI, servirá para que la Argentina aumente sus reservas en aproximadamente USD 3.300 millones. “No es algo que se rechace o acepte, ocurre”, explicó, al señalar que muchos de los países socios del Fondo están a favor de expandir la liquidez internacional de ese modo. “En 2020 se empujó y tuvo la oposición de EEUU. Ahora se trabaja para lograr el apoyo de EEUU. Obviamente beneficiaria a la Argentina, tendríamos más reservas”, explicó. El ministro afirmó que el crédito concedido en 2018 a la Argentina fue “un préstamo político”, para apoyar al gobierno de Macri, pero cuando se lo consultó si a raíz de eso se podía renegociar en otros términos, rehusó ahondar sobre el tema.
Guzmán confirmó el anticipo de Infobae de que una emisión del FMI de unos USD 500.000 millones en DEG, la “moneda” del organismo, permitiría aumentar en unos USD 3.300 millones las reservas de la Argentina
Sobre la negociación actual, Guzmán afirmó que el FMI “lo que va a hacer es trabajar dentro de las reglas del juego de la Arquitectura Financiera Internacional”, que apunta a un “Acuerdo de Facilidades Extendidas”, de un plazo de hasta 10 años. “Nuestra premisa es que conducimos nosotros; nos debemos un programa económico plurianual que le haga bien a la Argentina”, enfatizó. “No quisiéramos que el FMI esté en la Argentina -señaló - hubiésemos preferido otro camino en 2018: había que restructurar la deuda, pero es la realidad que enfrentamos”
Por último, respecto de las tarifas, señaló que la secretaría de Energía y los Entes reguladores están trabajando en un nuevo cuadro tarifario, que reemplazará al anterior y que se buscan tarifas “razonables” para las familias y que permitan la “competitividad” de las empresas. Precisó que la “tarifa social” se ampliará de un millón hasta 3,8 millones de personas alcanzadas. “Está contemplado en el presupuesto; buscamos que el shock de precios internacionales, que es positivo, no sea regresivo. Por eso buscamos acuerdo con cada sector”, concluyó.
Seguí leyendo: