Luego de conocerse el dato del índice de precios de enero, que alcanzó el 4%, las consultoras que relevan precios ya estiman que la inflación para este mes de febrero se ubicará entre 3,3% y 3,9%, según adelantaron. La inflación de febrero suele ser, históricamente, más baja que en enero. El rubro de alimentos —especialmente carnes, frutas y verduras— es el que viene impulsando más fuerte la suba. Pero también habrá un impacto por el comienzo de las clases.
“Para febrero estimamos una inflación mensual de 3,9%, que prevemos estará en línea con la de enero. El rubro de alimentos seguirá liderando el ranking de contribuciones, pero los servicios, que habían quedado relegados en 2020, también están empezando a ajustar. Con el comienzo de clases vamos a empezar a ver los aumentos en educación y las subas estacionales en indumentaria con el arribo de la nueva temporada, que seguramente se anticipará”, detalló la economista Lorena Giorgio, de la consultora Econviews.
La presión sobre los precios comenzaría a mermar recién en el segundo trimestre, siempre que los precios de las tarifas de servicios públicos continúen congelados o se ajusten muy poco
Según Giorgio, la presión sobre los precios comenzaría a mermar recién en el segundo trimestre, siempre que los precios de las tarifas de servicios públicos continúen congelados o se ajusten muy poco y que el Gobierno siga con sus políticas de controles de precios sobre alimentos.
Por otro lado, desde la consultora estiman que puede haber un “salto discreto” del tipo de cambio antes de las elecciones, mientras que el Banco Central comienza a poner un freno en el ritmo de depreciación diario.
En tanto, en la consultora ACM, estimaron una desaceleración para la inflación de febrero, que se podría ubicar hacia el rango del 3,6% al 3,7% como consecuencia de un menor deslizamiento del tipo de cambio, bajos o nulos ajustes en insumos (como combustibles) y una menor demanda en el sector turismo.
“De cara a los próximos meses, producto de la emisión monetaria pasada y la contingente, combinado con lo estacional, la aceleración en la circulación del dinero podría llevar a poner un piso en 3%. De todos modos, se podría ver una desaceleración lenta en la tasa de inflación si se continua con la política de baja en el ritmo de devaluación, postergación de ajustes de tarifas y demás precios regulados, a costa de un mayor desorden de precios relativos con su impacto en la asignación de recursos”, indicó Juan Pablo Di Iorio, de ACM. Con todo, la desaceleración no incluye marzo, donde se prevé un “salto transitorio” en la inflación.
Hemos corregido hacia abajo la proyección desde el anuncio de la depreciación del peso más lenta que la inflación. Pensamos que puede ser más baja del 50% pero a un costo muy alto: con atraso tarifario, cambiario y controles de precios
En la consultora LCG, por su parte, la previsión es de un 3,3% para febrero y 50% para todo el año. “Hemos corregido hacia abajo la proyección desde el anuncio de la depreciación del peso más lenta que la inflación. Pensamos que puede ser más baja del 50% pero a un costo muy alto. Es decir, con atraso tarifario, cambiario y controles de precios de la Secretaría de Comercio Interior”, explicó Guido Lorenzo, titular de la consultora.
Por su parte, Matías Carugati, de la consultora Seido, destacó que esperan cierta desaceleración en febrero con respecto a enero, aunque los datos de la primera semana no fueron buenos (1,3% de inflacion semanal).
“Febrero lo vemos abajo de diciembre y enero, básicamente es un mes que estacionalmente es bajo en términos de inflación hay que ver cómo se imputa la suba el telecomunicaciones que se volvió para atrás. Hoy es muy difícil proyectar la inflación mensual dado el impacto de la brecha y las correcciones de precios relativos que se van dando”, señaló Martín Vauthier, de la consultora EcoGo.
El impacto del acuerdo de precios y salarios
Para los economistas consultados, la decisión del Gobierno de llevar adelante un acuerdo de precios y salarios con empresarios y sindicaros no tendrá mucho impacto en las cifras de inflación. “Puede servir para moderar un poco la dinámica inflacionaria, pero solo en el corto plazo. Las políticas de ingreso son herramientas que ayudan, pero no reemplazan a una política macro de estabilización”, señaló Carugati. Para el economista, una estrategia antiinflacionaria que solo se base en controles de precios y acuerdos eventualmente va a fracasar.
“Este año los salarios recuperarán, aunque no queda claro que en el promedio del año puedan superar a la inflación. Si a eso le sumamos que la masa salarial tampoco va a volver a su nivel pre-pandemia en términos reales, es una fuente de alivio entre tantas presiones para la inflación de 2021″, analizó Giorgio. Los acuerdos de precios, según explicó, constituyen apenas el 5% de los precios que mide en Indec en el AMBA. Pero le permiten al Gobierno “marcar la cancha” para otros productos.
Para Lorenzo, los acuerdos de precios y salarios pueden ayudar a coordinar, pero su impacto es marginal al lado de la política de atraso del resto de los precios. “Es difícil cerrar una negociación cuando la inflación corre al 50% y el Gobierno insiste en que será de 30% y pico”, concluyó.
“Tras dos meses de subas mensuales del 4% (60% anualizado) el Ejecutivo está implementando un mix de medidas para frenar la inflación: búsqueda de acuerdo de precios y salarios, un menor deslizamiento del dólar oficial, subas acotadas de precios regulados (excepto combustibles) y controles y limitantes sobre las exportaciones y productores. Si el Ejecutivo puede sostener en el corto plazo la receta del atraso cambiario y tarifario, lo cual no está garantizado por las escasas reservas netas disponibles y la meta de no aumentar el peso de los subsidios a los servicios públicos, podría lograr una desaceleración de la inflación en la previa electoral pero no alcanzaría para que la suba de precios acumule un alza inferior al 40% al cierre del año”, señaló Lorenzo Sigaut Gravina, director de EcoLatina.
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