El ex ministro de Economía Hernán Lacunza afirmó que el país está en peores condiciones económicas que a principios de la pandemia y le respondió al ministro Martín Guzmán en torno de la deuda que el gobierno Mauricio Macri contrajo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En una entrevista con Infobae, el principal referente económico de Juntos por el Cambio sostuvo que la inflación este año rondará el 50 por ciento, afirmó que los inversores están desconcertados por las señales cambiantes del Gobierno y admitió que tiene pocas esperanzas de que haya un acuerdo con el FMI que mejore las expectativas.
- ¿Qué opina sobre las acusaciones del ministro Martín Guzmán en torno de la fuga del dinero que le prestó el FMI al gobierno de Macri?
- El préstamo del FMI se tomó en mayo del 2018 ante el cierre de los mercados internacionales por causas que se pueden analizar, que tenían más que ver con el futuro y no con el pasado inmediato. Fue una estrategia para suavizar un ajuste que venía por la dinámica del gobierno anterior y Cambiemos fue demasiado gradualista: si no hay déficit fiscal, no hay deuda. Todo el dinero del FMI se utilizó para cancelar deuda: tanto intra sector público, como del mercado. Y se cambió deuda cara y corta por otra más larga y más barata; era un puente hasta que se recuperara el crédito voluntario del mercado y el FMI actuaba como ese puente. La idea de “la fuga” es una de piratas; nos encantan las teorías conspirativas, de buenos y malos, porque eso parece eximir al resto de la dirigencia. En realidad, la llamada fuga es pasarse de pesos a dólares y salir del sistema y eso ocurre por la desconfianza por la inflación y por la historia de expropiaciones del sistema financiero. Hay correlato pero no correlación entre ambas cuestiones.
- ¿Qué le parece la idea de devaluar por debajo de la inflación, como planteó Guzmán?
- Aún en el contexto complejo de la pandemia el Gobierno tuvo una virtud prudente, que fue no dejar que se atrasara el tipo de cambio real. Hacerlo es un ancla. Ahora, con esta elección, puede tener un efecto de corto plazo, pero luego acumular problemas, como un boomerang.
- ¿Sirve atrasar el tipo de cambio con este nivel de brecha para calmar al mercado?
- La contrapartida del atraso cambiario, con cepo, es que se obtura la salida de divisas pero no la detiene, solo la atrasa. En 2015 había USD 15.000 millones de dólares de reservas netas, ahora hay USD 4.000 millones.
- ¿Mantener la brecha no atrasará la reactivación?
- Depende de las expectativas. Cualquier intervención sobre los precios relativos tiene costos. Si pisas tarifas, tenés que importar gas. Si pisas el tipo de cambio, subirá la brecha y la demanda hacia las importaciones se anticiparán, con lo cual ese artificio tiene costos en cantidades, con pocas reservas.
- ¿Cómo observa la reactivación despareja que hay?
- El piso fue abril y mayo, luego los factores de producción recibieron menos retornos y se resintió el consumo y la producción. Ahora se normaliza la actividad, pero con la demanda resentida porque hay menos ingresos, más desempleo y pobreza.
- ¿Hay herramientas para enfrentar una eventual segunda ola del virus en términos económicos?
- El país está peor que a principios del año pasado porque ya no tiene los colchones del gobierno anterior, que dejó el poder con un déficit fiscal primario del 0,4% y en un año se lo llevó a 6,5%. O sea, usó seis puntos financiados con emisión y no puede seguir incrementándolo. Va a querer emitir 4 puntos del PBI versus 7 del 2020. Es querer tirar agua en una pileta desbordada. Porque el Gobierno no recuperó la capacidad de crédito, ya que no genera la confianza porque no muestra ni plan ni horizonte. El programa económico es de muy baja calidad. Los márgenes de acción son mucho más limitados. La ausencia de una política austera es cada vez más gravosa.
- El Gobierno afirma que el FMI está recomendando a los países gastar, no ser austero en medio de la pandemia…
- El FMI no hace una recomendación a todos los países; tiene más de 100 socios. De hecho por eso no tiene un acuerdo con la Argentina y está hace 5 meses conversando sin perspectivas. El FMI no le dice eso a la Argentina; se lo dice a los países que hicieron las cosas bien, que tienen margen para gastar y emitir deuda a plazos largos y baja tasa. No hay que tomar una recomendación universal y leer lo que nos conviene, porque va a ser contraproducente. Lo mismo ocurre con la emisión de una moneda que no quiere ni la gente acá adentro.
- ¿La inflación estará más cerca de lo que prevé el gobierno o los analistas en 2021?
- La inflación anualizada es 54% sin enero, versus 27 del primer trimestre del primer trimestre del año pasado. Con enero es 60% anualizado. La mayorista da 75%. Es la tendencia actual, no es un pronóstico. Lo que dice el gobierno, en cuanto a que en el pasado alguien se equivocó es bastante frágil como argumento. En realidad no hay condiciones para explicar cómo se bajará la inflación. Ya tiene 4 por ciento de promedio mensual, no es una percepción o un pronóstico. Va a estar más cerca de 50. En la carrera nominal, una cosa es correr al 36 y otra en torno al 55 por ciento, porque cualquier desvío te puede llevar a la banquina.
- Si atrasar el tipo de cambio no sería una buena decisión, ¿cuál sería una opción mejor?
- Con o sin el FMI hay que tener un programa fiscal y monetario, que se refleje en lo cambiario. Desde el Ministerio de Economía se ven los datos de moderación: si se mira el período septiembre-enero, la dinámica fiscal fue más prudente que antes. Pero, por otro lado, hay otros actores del gobierno que no quieren un ajuste de tarifas o que quieren bajar el impuesto a las Ganancias. ¿Cómo se va a financiar? El gobierno parece un cuerpo colegiado más que una sola cabeza. Hay que actuar, no enojarse con la realidad.
- El cambio de Ganancias parece una jugada astuta del Gobierno antes de la campaña electoral y para responder a la presión de los gremios de la CGT…
- La picardía es un activo en el corto plazo, pero en el largo plazo es un pasivo. Destruir un esquema tributario desde hace 45 años nos lleva a no crecer. En particular, hay que discutirse el mismo día recursos y gastos para poder financiar el déficit. Por ejemplo, hay que discutir cómo se financia ese costo de 40.000 millones de pesos de cambiar el piso de Ganancias, porque subir otro impuesto dañará a la inversión y por lo tanto al empleo. O con deuda, a la que no se puede acceder. Además, la Argentina tiene muchos impuestos: Ganancias es el más progresivo, no el más regresivo. El salario promedio es de $50.000 pesos y pagan los que ganan el doble si son casados y con hijos; son 2,5 millones sobre 9 millones, la parte superior de la escala de ingresos, no es la clase media más postergada. Hay impuestos mejor para bajar; el IVA, a la energía, internos, o ingresos brutos. Sí, hay que bajar; pero hay que elegir cuál es mejor.
- El Gobierno ha cambiado varias veces su discurso en torno del sector privado, con señales de dureza y de negociación sucesivas. ¿Cómo está el ánimo de los inversores?
- Reaccionan con desconcierto. Por ejemplo, en el corto plazo, se restringen las divisas, entonces cortan las importaciones, se caen las exportaciones y se vuelve al punto de partida. Y así con todo. Lo mismo con las tarifas: se congelan, sube el déficit y la emisión para beneficiar a los más acomodados. Es Hood Robin, un parche de lo que se hace el día anterior. En los últimos 45 días se hicieron casi tres reformas impositivas: el impuesto a las grandes fortunas, se discuten más retenciones con el campo y se bajan Ganancias. Entonces, el sector privado no tiene idea cuál es el régimen tributario, no lo sabe. También se implementó una reforma previsional que baja las jubilaciones en el corto plazo y que en el mediano plazo no se puede pagar.
- ¿Tiene expectativa de que se cierre este año el acuerdo con el FMI que sea ambicioso en términos fiscales?
- Tengo una baja expectativa. Después de la reestructuración de la deuda, en septiembre, se llamó al FMI para un acuerdo, pero se pasó cada mes para adelante. En el mejor de los casos será una acuerdo light, que no mejorará las expectativas y en el peor de los casos no habrá acuerdo, porque se especula con el aumento de los DEGs que le darán al Gobierno USD 3.350 millones, más USD 5.500 millones por el precio de la soja. Son recursos inesperados: el gobierno se encontró con 9000 millones que se suman a los 4000 de reservas netas. Es un regalo del cielo. Es una especulación valida, se le corrió la frontera al gobierno hasta las elecciones supuestamente, pero después ¿qué va a pasar? Porque parte de esos nuevos recursos se van a ir por el dólar MEP o el contado con liqui; esto es como un balde pinchado. ¿Cuál es el plan poselectoral entonces? Aún rebotando la mitad del año pasado, que es una recuperación modesta, vamos a terminar con exportación 20% abajo, con el consumo 2% debajo de 2019, el PBI 4% de 2019, la inversión 30% debajo de 2017, y el desempleo y la pobreza más altas que 2019. Además, la inflación en torno del 50% y precios reprimidos, la brecha en 70% y con el precio de los bonos argentinos deprimido por su venta masiva para planchar al dólar.
- ¿Cómo influirá la economía sobre el ánimo de la gente en las elecciones?
- Siempre es importante el tema económico, porque el votante observa el tema del empleo y el consumo. Hay una economía que con estos números debería haber colapsado, pero por la memoria de 2001, eso no pasó. Pero, objetivamente, el salario, empleo y pobreza estarán en octubre peor que en diciembre de 2019, aunque mejor que en diciembre de 2020, salvo en el caso de la inflación. No sé cómo tomará esto el votante.
- El Gobierno de Macri dejó una situación económica muy compleja. ¿Qué imagen debería dar la oposición para ser una alternativa? ¿Están trabajando en esa superación?
- La campaña no empezó, falta bastante para las elecciones. De todos modos, para no eludir la respuesta, el gobierno anterior perdió el campeonato económico en términos de bienestar, porque la inflación no bajó, a pesar de que se creó empleo. El programa económico del gobierno anterior planteaba correctamente la relación con el mundo y las condiciones para generar empleo de largo plazo. Por lo tanto, hay que retomar ese sendero de largo plazo.
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