Un grupo de economistas expresó que este año el nivel de actividad en la Argentina rebotará este año pero no alcanzará ni por asomo a compensar las pérdidas del 2020 (sumadas a las de 2018 y 2019) y advirtió que la inflación y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) serán cuestiones complejas para el Gobierno.
En diálogo con Infobae, estas nueve economistas destacaron, con matices, que el Gobierno ha encarado la cuestión de género como un tema importante de la agenda pública, pero subrayaron que la brecha salarial entre hombres y mujeres se mantiene alta y que la actual política macro no favorece una mayor igualdad en términos de género.
Desde diferentes ángulos ideológicos, las economistas opinaron sobre las perspectivas de la Argentina en 2021, la posibilidad o no de llegar a un acuerdo con el FMI este año y la situación de las mujeres frente a esta coyuntura del país.
Participaron María Castiglioni Cotter (C&T), Marina Dal Poggetto (Eco Go), Florencia Fares (Universidad de San Martín), Victoria Giarrizzo (Cerx), Lorena Giorgio (Econviews), Daiana Molero e Irina Moroni (Fundación Capital), Soledad Pérez Duhalde (Abeceb) y Julia Segoviano (LCG).
Perspectivas de la economía argentina en 2021, después del crítico 2020 a nivel global
María Castiglioni Cotter: Nuestras proyecciones contemplan que la actividad siga perdiendo impulso durante este año ya que gran parte del fuerte dinamismo del segundo semestre fue recuperación luego de la cuarentena por el COVID-19. El principal desafío volverá a ser, como en 2020, la gestión de la pandemia. El gobierno contará a su favor con la posibilidad de vacunar, pero lo que efectivamente se haga es aún muy incierto por la enorme cantidad de desafíos logísticos involucrados, empezando por la disponibilidad de vacunas. Pero también deberá enfrentar un importante obstáculo: la baja tolerancia de la población a respetar más restricciones, lo que puede complicar mucho la dinámica de la enfermedad. Así, los riesgos a la baja vuelven a ser significativos este año. A pesar de esto, la evolución que tuvo la actividad económica en 2020 deja un elevado arrastre estadístico, cercano al 6%, que es similar al crecimiento que proyectamos para 2021.
Florencia Fares: En términos de actividad económica, habría una recuperación parcial, alrededor de 5% de crecimiento del PBI, solo explicado por el bajo piso del 2020. Un 5% no es para festejar, porque le da continuidad a una larga década de estancamiento de la economía y, sobre todo, caída del PBI per cápita. Un buen número para la economía seria por encima de 12%, bastante poco probable de que suceda. Este es un año electoral y eso en la Argentina significa mantener quietos los precios relativos: tarifas, dólar, salarios. Durante el 2020, todo pronóstico de reacomodamiento de la macro se fue al tacho con el gran déficit público que se necesitó para sostener la economía por la pandemia. Pero tuviste un aspecto positivo que fue la renegociación de parte de la deuda externa. Sin embargo, algunas de las variables claves todavía te juegan en contra de la consistencia macro y la previsibilidad, como la brecha cambiaria, congelamiento de tarifas y el déficit fiscal.
Victoria Giarrizzo: “Va a ser un año complejo y con muchas tensiones entre economía, política y salud. Habrá rebote, pero no alcanzará para hablar de crecimiento. Eso limitará las posibilidades de bajar la pobreza, generar empleo y retirar subsidios y asistencias sociales. Sin crédito, la emisión monetaria será la herramienta de financiamiento fiscal, y habrá que ver entonces como organizan el juego entre el Banco Central y el gobierno en materia de tasas, controles cambiarios y comerciales. La inflación se va a acelerar, y aunque el gobierno la tiene como uno de sus principales objetivos para el año y evitará devaluaciones bruscas, su magnitud dependerá mucho de cómo se mueven las expectativas de devaluación. La llegada de nuevas cepas de coronavirus podría cambiar los planes si su intensidad es muy fuerte, pero va a impactar mucho menos en la economía que en 2020.
Lorena Giorgio: Será un año de crecimiento económico, esencialmente porque la base de comparación es muy baja, porque 2020 dejó un efecto arrastre de al menos 5 puntos y sobre todo porque se espera que gradualmente se vaya normalizando aún más la economía con la vuelta de la presencialidad a las escuelas, que mejoraría la oferta de trabajo y dinamizaría otros servicios, y no solamente el educativo, y el avance del proceso de vacunación. Esperamos que la economía crezca en torno al 6% este año, y sin contar el agro el crecimiento podría llegar a casi 8%. Hay un gran signo de pregunta respecto a la producción agrícola, que depende en gran medida del clima en la zona núcleo.
Daiana Molero: Nos espera un 2021 gris. Lógicamente, comparado con 2020, donde el PBI cayó casi 10%, los indicadores de crecimiento van a ser positivos, pero nos espera una economía mediocre.
Irina Moroni: En el mejor escenario, aquél en el que se logra evitar un sobresalto cambiario, estaremos frente a apenas un rebote económico del orden del 4,5%, con una nominalidad en un escalón superior que en 2020. Además de los factores exógenos que podrían afectar la dinámica del 2021, como son la evolución de la pandemia y de las lluvias, existen dos riesgos a monitorear: el cambiario y el inflacionario.
En el mejor escenario, aquél en el que se logra evitar un sobresalto cambiario, estaremos frente a apenas un rebote económico del orden del 4,5% (Moroni)
Soledad Pérez Duhalde: Argentina va este año camino a una recuperación modesta, traccionada por el consumo, con políticas oficiales que priorizarán el mercado interno para los productores locales. Pero esta mejora sólo significa empezar a recuperar lo que se llevó la pandemia. El 60% del incremento del PIB se asocia al cierre del 2020 (es decir al arrastre estadístico) y la actividad todavía se ubicará muy por debajo de los niveles pre- pandemia. Los mayores riesgos pasarán por una segunda ola significativa y el rumbo de la política económica, condicionada por las elecciones de octubre. Aunque más acotados, los desbalances en el frente fiscal y monetario continuarán. Por lo que, sin acceso al crédito externo voluntario y con reservas exiguas, seguiremos con un comercio administrado, controles cambiarios, altos niveles de inflación y una brecha elevada. El sendero es estrecho, los desafíos son múltiples y son pocos los grados de libertad. Es cierto que hay una mayor injerencia de Cristina Kirchner en la economía y el deterioro de la calidad de la política económica, pero esperemos que el pragmatismo logre imponerse.
La inflación y el dólar: ¿serán problema importante para el Gobierno este año?
María Castiglioni Cotter: La fuerte aceleración de la inflación en los últimos meses es sin duda uno de los mayores desafíos para el gobierno, dado el impacto directo en la pobreza. El gobierno apuesta a contenerla en 2021, con herramientas similares a las que viene utilizando, es decir, con controles y congelamientos y un tipo de cambio oficial que siga moviéndose en forma acotada. Sin embargo, las expectativas de inflación se ubican en al menos 45%, lo que juega en contra del objetivo oficial, que se encuentra muy lejos, en 29%.
La fuerte aceleración de la inflación en los últimos meses es sin duda uno de los mayores desafíos para el gobierno (Castiglioni)
Marina Dal Poggetto: El intento de sostener la competitividad del dólar oficial y limitar la escalada de la brecha pone un piso muy alto a la inflación. En enero el dólar y los precios se movieron al 3,8% mensual (57% anualizado) con alimentos subiendo casi 5%, y además el dólar de contado con liquidación saltó casi 7 por ciento. Con una brecha cambiaria en 70% y precios de remate de los bonos en dólares y las acciones, la capacidad para forzar el corto plazo intentando que el salario le gane a la inflación pisando todo precio que sube, es muy limitada y tiene costos. Pisar tarifas dificulta la corrección fiscal necesaria en un contexto sin crédito y sin moneda. De todas formas, con cepo, el dólar oficial lo maneja el BCRA y es probable el BCRA intente limitar el crawling para acercarlo a la tasa, algo que pareciera estuvo haciendo en los últimos días. El problema es otra vez la dinámica de la brecha cambiaria y los incentivos perversos que genera.
Pisar tarifas dificulta la corrección fiscal necesaria en un contexto sin crédito y sin moneda (Dal Poggetto)
Florencia Fares: Seguro será una preocupación, con lo cual creo que harán todo lo posible para mantener ambas variables en línea y que no se dispare un rebrote inflacionario fuerte de cara a octubre (elecciones). Si tienen que hacer algún ajuste con el tipo de cambio será post-elecciones. Cerrada la vía del financiamiento externo, el déficit público seguro será menor que en 2020, ya que no estamos en emergencia, pero seguirá requiriendo financiamiento, que en este contexto recaerá en la emisión. Esa es una dinámica peligrosa, la emisión no causa incremento de precios directamente, pero uno puede pensar que el exceso de pesos se va a ahorro en dólares, presiona los tipos de cambio paralelos, incrementando las expectativas de devaluación.
Victoria Giarrizzo: “Sí, durante todo el año y muy posiblemente por muchos años más. Para Argentina es muy difícil generar dólares, el tipo de cambio actual no ayuda porque no estimula a la exportación, la incertidumbre aleja inversiones externas y alienta la fuga de dólares, y nuestra estructura de costos es otro obstáculo donde no parece que esté en los planes del gobierno para este año. Lo que puede aplacar el impacto son los buenos precios internacionales de las commodities que dejaran ingresos extras por exportaciones agrícolas”.
Lorena Giorgio: La recuperación del nivel de actividad muy probablemente venga acompañada de un mayor nivel de inflación. Los precios estuvieron en 2020 adormecidos porque la pandemia hizo casi imposible el ajuste de precios en servicios, sumado al congelamiento de tarifas de servicios públicos, precios máximos y precios cuidados. Parte de esta política continuará en 2021, pero no será sencillo mantener una inflación contenida, por ejemplo, en el sector de la educación. Si miramos los precios de los bonos, el mercado espera una inflación de 50% para los próximos doce meses, muy por encima del dato de 2020.
Si miramos los precios de los bonos, el mercado espera una inflación de 50% para los próximos doce meses, muy por encima del dato de 2020 (Giorgio)
Daiana Molero: No sé si para el gobierno, pero para la gente y las inversiones seguro. De nuevo, tal vez a la dirigencia actual le alcanza para pilotear las elecciones de octubre, pero el problema de fondo no es ni la inflación ni el dólar, sino la visión económica que tiene este gobierno. Ya lo vimos en el último ciclo kirchnerista, con este rumbo no hay desarrollo posible.
Irina Moroni: Más allá que se llegue a las elecciones sin un sobresalto cambiario, lo cierto es que las reservas netas continúan siendo escasas, la brecha cambiaria sigue elevada y el riesgo país se sostiene por encima de los 1.400 puntos. Así, los riesgos cambiario e inflacionario persisten y podrían verse incrementados en función de cómo se comporte la demanda de dinero y la política monetaria y fiscal que lleven adelante las autoridades, luego de un año en el que el Banco Central le transfirió al Tesoro más de $ 2.000.000 millones, sobrepasando el déficit fiscal primario. Además, si bien los controles de precios vinieron para quedarse, la distorsión de precios relativos acumulada, sumado a la reciente aceleración, hacen prever que la economía se consolida con una nominalidad más alta. En efecto, la inflación de este año podría ubicarse en torno al 49%, donde la brecha entre los precios libres y la inflación general será un punto para monitorear.
Soledad Pérez Duhalde: Sin lugar a duda, la inflación y la cotización del dólar son un problema este año. De hecho, son el termómetro de la agenda de corto plazo. Desde octubre la inflación se ha instalado en un escalón alto y preocupante (3,8% en octubre y 4% en diciembre). Todo indica que el primer trimestre mantendrá ese nivel (3,5/3,8% mensual, quizá con un número algo más bajo para febrero y más altos para enero y marzo), en un contexto de mayor movilidad de la población, mayor ritmo devaluatorio del dólar oficial, subas estacionales como el turismo, aumentos de peajes (por ejemplo 55% CABA enero), telefonía, cable e internet (5% en enero), prepagas y educación privada, lo que se suma a una inflación núcleo instalada en niveles muy altos de 3,9%. Y no puede descartarse que se sume desde marzo el aumento segmentado por nivel de ingreso de entre 25% y 70% para electricidad, aunque la cuestión no está aún definida en un contexto en que se reabrió la puja al interior del oficialismo por postergar los congelamientos.
Julia Segoviano: Si, el tipo de cambio y la inflación serán dos variables fundamentales durante 2021. En particular, la inflación muestra un comportamiento preocupante desde fines del año pasado, con un nivel que ascendió a 4% mensual en diciembre, incluso a pesar de tener muchos precios regulados en la economía. En particular, la aceleración de la inflación núcleo en los últimos meses muestra la inercia que vienen tomando los precios, y de sostenerse en los niveles actuales puede dañar la recuperación salarial que se esperaría en un contexto de crecimiento de actividad y mejoras en el mercado laboral. A esta inercia deberán agregarse las actualizaciones de tarifas, prepagas y combustibles que ya estamos viendo. En cuanto al tipo de cambio, todo indicaría que se intentará que acompañe a los precios, como se hizo en 2020, pero en la medida que la inflación comience a acelerarse mucho (se espera que cierre el año alrededor de 50% anual) podría existir la tentación de utilizar el tipo de cambio como ancla y dejarlo apreciar levemente, siempre que las reservas lo permiten o se decida endurecer aún más los controles.
La inflación muestra un comportamiento preocupante desde fines del año pasado (Segoviano)
El acuerdo con el FMI y el rumbo económico: ¿Se podrá llegar a un acuerdo con el FMI antes de las elecciones? ¿Implicará un cambio en el rumbo?
María Castiglioni Cotter: El gobierno argentino apunta a alcanzar un acuerdo para poder refinanciar la deuda con el Club de Paris (USD 2.200 millones en mayo), y postergar los pagos del acuerdo actual con el FMI, cuyas primeras cuotas vencen en septiembre y diciembre de este año (USD 1.870 millones cada vez). Sin embargo, no creemos que el gobierno esté dispuesto a comprometerse a realizar ajustes fuertes en sus finanzas públicas. Por lo tanto, alcanzar un acuerdo dependerá de hasta dónde el FMI pueda ceder o aceptar un sendero muy suave de consolidación fiscal. El deterioro fiscal en Argentina y el mundo debido a la pandemia y las cuarentenas permite pensar en un esquema de mayor flexibilidad. De todas maneras, no puede darse por sentado que se alcance un acuerdo rápido. Más aún, si el escenario internacional y la cosecha permitieran al gobierno recomponer reservas, menor será el incentivo para acelerar un acuerdo. En ese sentido, no creemos que represente un cambio en el rumbo económico.
Florencia Fares: Creo que el gobierno va a hacer todo lo posible para cerrarlo, pero al pasar por el Congreso para su aprobación puede dilatarse en el tiempo ya que es año electoral. De seguro, va a dar mayor previsibilidad ya que patea compromisos en el horizonte cercano y, por tanto, la necesidad de desembolsar dólares. Aunque no creo que sea suficiente para generar confianza en la economía e incrementar las inversiones, es un paso necesario para dar una señal al mercado sobre el rumbo que se quiere seguir. Luego, los compromisos se tienen que sostener en el accionar de la política economía, donde tenemos menos margen.
Aunque no creo que sea suficiente para generar confianza en la economía e incrementar las inversiones, el acuerdo con el FMI es un paso necesario para dar una señal al mercado (Florencia Fares)
Género: ¿La política económica favorece o es neutral respecto de la situación de la mujer en el país?
María Castiglioni Cotter: Los enormes desafíos que presenta la macroeconomía argentina, que se traducen en estancamiento, elevad inflación, alto desempleo y alta informalidad laboral tienden a aumentar las desigualdades por ingresos y de género. Más allá de algunas iniciativas que se implementan o están en proceso de implementación, no vemos un impacto favorable específico para la mujer en la actual política económica. De hecho, algunas leyes recientemente aprobadas, como la ley de teletrabajo, que en teoría podrían favorecer a las mujeres, entre otros grupos, no logrará ese objetivo tal como fue redactada.
Marina Dal Poggetto: La pandemia, el manejo de la pandemia y la inestabilidad de la macro afectó más a las mujeres. Hubo políticas de género que intentaron compensar estas asimetrías, pero las políticas micro no alcanzan para compensar semejante distorsión en la macroeconomía. Igual en este contexto, y más allá de los usos políticos, creo que la legalización del aborto es uno de los avances a destacar en esta agenda durante 2020.
Florencia Fares: El accionar de la política economía se monta sobre una estructura, que ya es desigual entorno a las mujeres. El incremento de la pobreza en 2020 repercute, sobre todo, entre la población femenina. Las extenuantes horas de trabajo y el mal pago a los servidores de la salud tiene en la primera línea de combate, en su mayoría, a las mujeres. Todos hicimos teletrabajo en el 2020, pero eso se sumó a una convivencia con los niños en casa, donde las mujeres cargaron la mayor parte de esos cuidados también. La reinserción laboral de las mujeres puede mejorar en el 2021 (luego del retroceso en 2020) si se permite la reapertura de las escuelas. La desigualdad es estructural y se necesita no solo política económica, sino instituciones y leyes que cambien dicha estructura. Yo creo que hay un compromiso y un claro indicio de preocupación e interés en el tema y creo que se están haciendo políticas para mitigar esta desigualdad. Todavía nos queda un largo camino por recorrer, pero la buena noticia es que ya se empezó este recorrido.
Victoria Giarrizzo: Es la primera vez que hay políticas de género tan activas y que no se frenaron incluso en lo peor de la cuarentena. Hay algunas superposiciones de organismos, secretarias y medidas que se tendrán que ordenar para hacer rendir mejor esas inversiones y no duplicar ni esfuerzos ni recursos. Pero la situación de la mujer en el país hoy es mucho más favorable que un año atrás. Si bien la agenda de genero ya estaba en los planes del gobierno, se acentuó con la cuarentena, a partir del incremento de casos de violencia de género y de otras inequidades, como la sobrecargar de tareas domésticas en la mujer o de la educación de sus hijos en este sistema de clases online. Queda mucho por hacer, pero a la velocidad que se avanza en ese área, los resultados se van viendo todos los días.
Es la primera vez que hay políticas de género tan activas y que no se frenaron incluso en lo peor de la cuarentena (Giarrizzo)
Lorena Giorgio: La cuestión de género está ganando terrero en el plano de la política económica, no podemos negar la vocación de avanzar en este sentido. Pero si bien ha habido numerosos avances, la mujer aún está en una posición de desigualdad ante el hombre en muchos aspectos. Uno, es el salarial. Las mujeres estamos teniendo más oportunidades en puestos jerárquicos, eso es cierto, pero no se logró eliminar la brecha salarial por completo. Este sigue siendo un tema pendiente.
Daiana Molero: Hay que ver a qué se refieren con inversión. Vi que hicieron algunos cambios metodológicos al presupuesto de género que ya existía, pero solo lo usan hacia adelante y no es posible hacer comparaciones con la inversión anterior. También crearon un ministerio y duplicaron direcciones. Llama la atención, sin embargo, que ninguna de esas áreas este activamente impulsando el inicio de clases. La forma en que se manejó la pandemia impactó más negativamente en mujeres y niños. No se me ocurre una política de género más relevante en este momento.
La forma en que se manejó la pandemia impactó más negativamente en mujeres y niños. No se me ocurre una política de género más relevante en este momento (Molero)
Irina Moroni: Los resultados de la inversión en materia de género no es algo que pueda verse en el corto plazo, sino que es una cuestión de más largo plazo. La situación de la mujer no es neutral a la política económica, en tanto las brechas de salarios y empleo, por ejemplo, tienden a acrecentarse en momentos de crisis. Si bien estas brechas de género no se vieron tan incrementadas como en otras crisis durante la pandemia (en línea con una demanda de personal de salud, asistencia de mayores y educación), sí la dinámica del hogar se vio magnificada. Además, un sendero de crecimiento muy anémico hacia delante, con fuertes distorsiones e informalidad, advierte que estas brechas podrían ampliarse.
Soledad Pérez Duhalde: La igualdad sustantiva de género es uno de los pilares en el camino hacia una sociedad más rica, justa y equitativa. Avanzar en ello significa no sólo extender derechos y corresponsabilidades sino también activar el pleno uso de las capacidades productivas de nuestro país, potenciadas por el bono demográfico. Esto requiere no sólo aumentar la participación laboral, sino reducir la segmentación horizontal y vertical y adoptar un enfoque de género transversal. La condición necesaria para llevar adelante esta agenda es recuperar el crecimiento sostenible que genere puestos de trabajo. No hay que dejar de lado que las mujeres han sido uno de los colectivos más golpeados por la pandemia en el mundo laboral por el peso extra de los servicios de cuidado, ante el cierre de las instituciones educativas; por la lentitud para restablecer la actividad de sectores feminizados como el servicio doméstico, el comercio e incluso la gastronomía y los servicios de cultura y recreación y por el mayor impacto sobre el sector informal e independiente, especialmente ante las limitaciones para el acceso al crédito en el caso de las emprendedoras. No obstante, la pandemia también constituye una oportunidad para propender hacia esquemas de trabajo más flexibles y compatibles con la vida familiar, desde el trabajo remoto, hasta las jornadas de tiempo parcial abriendo la posibilidad a un reparto más equitativo de las responsabilidades de la vida familiar entre hombres y mujeres.
Julia Segoviano: Plantear la problemática sobre la situación de las mujeres, sobre todo las que se encuentran en situación más vulnerable, es una manera de incluirlas dentro de las decisiones económicas. Algunas políticas y discusiones que se están llevando a cabo como las de las tareas de cuidados (que la pandemia dejó más expuestas) pueden disminuir el impacto que tiene el incremento de la pobreza o la inflación, sobre todo en las mujeres más pobres. De todas maneras, mientras no se reduzcan la pobreza y la desigualdad, será difícil generar un cambio que realmente incluya y beneficie a estas mujeres.
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