Vino (rango medio), carne vacuna, leche, arroz blanco, manzanas y naranjas (en estación), tarifas de servicios públicos y alquiler de vivienda están entre los bienes y servicios más baratos a los que puede acceder un consumidor argentino en relación a sus pares de otros países del mundo. A su vez, auto, zapatillas deportivas, ropa, agua embotellada y pan blanco están entre los más caros, según una comparación de precios de bienes y servicios en 103 países del mundo.
Esas conclusiones se mantienen tanto si al pasar los precios de pesos a dólares, para compararlos internacionalmente, se toman el tipo de cambio oficial o el “blue”, aunque sí varían las posiciones relativas en el ranking de carestía.
Así, por ejemplo, al tipo de cambio oficial, de los 103 países evaluados y ordenados por los precios en dólares, el vino argentino ocupa la posición número 100, las naranjas la posición 97, la carne vacuna y el alquiler de un departamento urbano en zona céntrica la 92 y el arroz blanco la posición 82. Esto es, de los 103 países considerados, los consumidores argentinos están entre los que acceden a esos bienes y servicios a precios más bajos. También el arroz blanco, las manzanas, el transporte público y la leche aparecen en el cuarto inferior del ranking de carestía (o, si se pone la tabla patas para arriba, en el cuarto superior del ranking de baratura).
El fenómeno se acentúa si la conversión de pesos a dólares se hace al valor “libre”. En tal caso, se observa que los argentinos disfrutamos de la carne vacuna, las naranjas (en estación) y el arroz blanco más baratos de los 103 países considerados. Siempre a dólar blue, el vino y la leche argentinas son los segundos más baratos, las manzanas (en estación) el tercero y el alquiler de un departamento céntrico el cuarto más barato. También en el cuarto superior de baratura relativa aparecen el transporte público, el combustible y –claro está– los salarios.
Los rankings surgen de un estudio de los investigadores Marcelo Capello y Fernando Kühn, del Ieral de la Fundación Mediterránea, en base a precios de bienes y servicios en 103 países del mundo compilados por Numbeo, una iniciativa de Mladen Adamovic, exingeniero de Google, que publica rankings de precios por países y de Calidad de Vida por ciudades, y PreciosMundi, otro comparador mundial y ya adelantado por Infobae.
Paradojas
Con los salarios en dólares en el 10% más bajo de los 103 países considerados, los consumidores argentinos deben afrontar el precio de los automóviles que aparecen como los décimos más caros del mundo al tipo de cambio oficial y caen a la posición 66 al dólar blue. También los vestidos (undécimos más caros sobre 103 países al tipo de cambio oficial), las zapatillas deportivas, el agua embotellada y el pan blanco aparecen como bienes en que los precios argentinos no son tan “competitivos” o baratos como en los casos del vino, la carne vacuna, la leche, el arroz, los servicios y el alquiler de vivienda.
Así, mientras el gobierno carga las tintas sobre el precio de los alimentos y desliza que podría volver a subir las retenciones para “desacoplar” los precios internos de los internacionales y posterga o limita el ajuste de tarifas, el estudio muestra que alimentos y tarifas son, comparativamente, de lo más barato a que pueden acceden los argentinos y que los bienes más caros provienen de los sectores que privilegia el gobierno, como automotores y textiles.
Capello señaló a Infobae que aumentando los derechos de exportación (retenciones), en especial al trigo y maíz, el gobierno podría amortiguar la suba de precios internos de algunos alimentos -no tanto en soja, que no impacta mucho en el IPC-, pero sabemos lo que ocurrió en 2011-2015 por mantener altas las retenciones al trigo y maíz e intervenir el mercado: se desalentó mucho la producción”. Según el economista, antes que en los precios de los alimentos el gobierno estaría pensando en recaudar más para mostrar menor déficit al FMI, o para gastar más en un año electoral.
Antes que en los precios de los alimentos el gobierno estaría pensando en recaudar más (con aumento de retenciones) para mostrar menor déficit al FMI o para gastar más en un año electoral (Capello)
Recientemente el secretario de Energía, Darío Martínez, dijo, al referirse a las tarifas públicas, “no queremos que la gente deje de comprarse un jean o zapatillas o consumir bienes y servicios para pagar la factura”. A estar del estudio, la lógica de Martínez es seguir apretando los precios más baratos para que los más caros puedan seguir caros. Otra paradoja: el gobierno encareció uno de los precios relativamente más baratos de la Argentina: los alquileres, que el año pasado aumentaron en promedio 62%, unos 25 puntos más que la inflación minorista, por la incertidumbre que generó la nueva ley al extender a 3 años el plazo mínimo de contrato e imponer una nueva fórmula de indexación anual.
Competitividad
El estudio de Capello y Kühn analiza la competitividad de los precios locales a la luz de la evolución del valor del dólar. Así, por ejemplo, precisa que en marzo de 2017 el país se encontraba con un claro problema de competitividad de precios: era más caro en el 60% de los casos, cuando se comparaban los precios de 16 productos en 14 países del mundo. El panorama había cambiado en septiembre de 2019, cuando –a un año de las devaluaciones iniciadas en 2018, la Argentina presentaba precios más caros en solo el 8,5% de los casos.
“En enero de 2021 –dice una de las conclusiones del estudio- puede observarse que la competitividad de precios ha empeorado en los últimos meses, pero aún sin presentarse un escenario tan preocupante como era el año 2017. Los precios de los bienes y servicios seleccionados son más caros en Argentina en un 29% de los casos, por arriba del 8,5% de septiembre de 2019, pero debajo del 60% de marzo de 2017”.
“La Argentina se posiciona más cara en bienes cuya política comercial protege, como automotores y textiles, y relativamente más barato en aquellos bienes que exporta, dada la existencia de derechos de exportación y otros componentes de un sesgo anti-exportador, así como en servicios públicos subsidiados”, dice otro pasaje del estudio, que observa también que si bien el tipo de cambio real de Argentina (dólar oficial) se ha apreciado en los últimos meses respecto a los valores alcanzados en medio del proceso electoral del 2019, cuando se comparan precios entre países la situación en enero 2021 se muestra todavía favorable a Argentina, aun cuando se perdió ventaja respecto al año pasado, aunque aclara que “no ocurre así en la comparación de precios con Brasil y México”.
La Argentina se posiciona más cara en bienes cuya política comercial protege, como automotores y textiles, y relativamente más barato en aquellos bienes que exporta, dada la existencia de derechos de exportación y otros componentes de un sesgo anti-exportador, así como en servicios públicos subsidiados
El informe precisa que el actual Tipo de Cambio Real Multilateral (esto es, el valor del peso comparado teniendo en cuenta la inflación y comparado no sólo con el dólar, sino contra el promedio de las monedas de los países con que comercia la Argentina) se ubica en el promedio de los últimos 20 años. Por eso, agrega, “el deterioro en la balanza comercial que se observa en los últimos meses no se deriva tanto de la pérdida de competitividad cambiaria, como de otros factores ligados a la política comercial y financiera que lleva a cabo la actual administración, y sus consecuencias, tales como la pérdida del crédito comercial, pero especialmente los malos incentivos que induce el cepo cambiario y la existencia de un tipo de cambio informal muy por arriba del oficial.
Tendencia
Lo más preocupante, dicen los investigadores, es la tendencia. “Si en 2021 el tipo de cambio aumenta por debajo de la inflación, podría volverse a una situación de escasa competitividad de precios en nuestro país, o tipo de cambio marcadamente bajo. Esto es lo más probable en un año con elecciones de medio término, en que el gobierno muy probablemente intentará usar el tipo de cambio nominal como ancla para la inflación, además de las tarifas de los servicios públicos”. Lo cual confirmaría la reciente evolución de la balanza comercial del país, que en diciembre pasado mostró un déficit por primera vez en 27 meses.
El estudio de Capello y Kühn precisa que el TCRM de diciembre ($ 86,4) es similar al promedio de las últimas dos décadas (85,4) y está en niveles próximos a los de 2008 (antes de una devaluación) y de 2011 (cuando comenzó el cepo cambiario y se inició un período de apreciación cambiaria que duró hasta 2015, contribuyó a la fuerte baja de las exportaciones y sumó presiones, evidenciadas en la baja de reservas, el aumento de la brecha cambiaria y de pasivos tales como el dólar futuro.
Así, pese al salto del dólar de principios de 2016, cuando el gobierno de Mauricio Macri unificó el mercado cambiario, un año después, en marzo de 2017, cuando Ieral comenzó el seguimiento, la Argentina era muy poco competitiva, siendo más cara en el 60% de los casos al compararse los precios de 16 bienes y servicios en 14 países. En especial, era muy poco competitiva en el ámbito latinoamericano: México era más barato en todos los casos y Brasil en el 81% de los casos.
La situación cambio desde el segundo trimestre de 2018, por las sucesivas devaluaciones y la crisis macroeconómica, con los que se llegó a que en septiembre de 2019, cuando Ieral hizo otro relevamiento, Argentina presentaba precios caros solo en el 8,5% de los casos: en especial, textiles, vestimenta y agua embotellada. Por entonces, ninguno de los países relevados tenía precios más baratos en más del 20% de los productos contra Argentina, salvo China, con el 25%.
En mayo de 2020, ya en plena pandemia del COVID-19, la comparación mostraba un cierto deterioro de competitividad-precio, pero no “muy preocupante”: los precios argentinos eran mayores a otros países en 22,8% de los casos. Entonces, la pérdida de competitividad se notaba más en relación a Brasil (tenía el 69% de los precios más baratos que Argentina), México (50%) y China (38%).
Finalmente, Capello y Kühn midieron los precios de la segunda mitad de enero de 2021 y constataron que la competitividad empeoró en los últimos meses: los precios de los bienes y servicios seleccionados son más caros en Argentina en un 29% de los casos, 6,2 puntos más que en mayo de 2020, y se vuelven a repetir características de años anteriores; Brasil vuelve a tener todos los productos de la muestra más baratos en dólares con relación a Argentina, salvo las tarifas del trasporte público y se repite una menor competitividad de precios respecto a México y China. Y, con características estructurales, se mantiene la falta de competitividad en productos textiles, vestimenta y calzados, en especial en vestidos y entre los productos más baratos se reiteran productos como carne, manzanas, cigarrillos, transporte público y alquileres de departamento.
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