El impuesto a la riqueza implementado en Argentina por el gobierno de Alberto Fernández, que se propone recaudar más del 1% del PIB para financiar diversas contingencias de la pandemia de coronavirus, contribuirá a que su país vecino, Uruguay, “reclute argentinos adinerados”, dijo el director del programa de América Latina del Wilson Center, Benjamin Gedan.
En declaraciones a la agencia Europa Press, Gedan explicó que si bien es comprensible que las autoridades argentinas busquen incrementar la recaudación fiscal, el llamado Aporte Solidario Extraordinario de las Grandes Fortunas “dañará el clima de inversión” y provocará el éxodo de los inversores al país que preside Luis Lacalle Pou.
Entre otros ejemplos, Gedan expuso el del director ejecutivo de Mercado Libre, Marcos Galperin, quien cruzó el Río de la Plata tras las últimas elecciones presidenciales de Argentina, poco después del inicio de la presidencia de Alberto Fernández. cuando los peronistas volvieron el poder. Otros empresarios notables que cruzaron el río para afincarse en Uruguay fueron Federico Tomasevich, de Puente, y Gustavo Grobocopatel, del grupo Los Grobo, ambos ya radicados en Uruguay.
Consultado si medidas como el “impuesto a la riqueza” pueden ser vistos como señales negativas y de desaliento a la inversión por parte del gobierno de EEUU y el FMI, Gedan respondió a Infobae que “no es una línea roja; tanto el FMI como Estados Unidos están dispuestos a acomodar cierto nivel de políticas heterodoxas de Argentina”. Sin embargo, agregó, “es importante mostrar un camino de crecimiento para que la deuda sea sostenible. Y si el nuevo tributo daña el clima de inversiones, hará más difícil la recuperación de la pandemia”.
Éxodos
Medios internacionales, tributaristas y el propio gobierno uruguayo han mencionado cifras, en un rango de 11.000 a 25.000, acerca de la cantidad de argentinos que iniciaron trámites de radicación fiscal en Uruguay. Una primera oleada se dio a principios de 2020, impulsada por los cambios qu hizo el gobierno al impuesto a los Bienes personales, del que llegó a multiplicar por nueva la alícuota mínima (0,25 a 2,25%), cuando se suponía que debía expirar. Y la segunda oleada comenzó ya desde el impulso legislativo al entonces proyecto (ya ley) de impuesto a la riqueza, pergeñada por el diputado Carlos Heller y auspiciada políticamente por Máximo Kirchner, jefe del bloque oficialista en la Cámara Baja.
El Wilson Center es uno de los centros más prestigiosos de la capital norteamericana, entre otros motivos por su equidistancia respecto de los partidos demócrata y republicano. Su propio emplazamiento resalta su importancia: está situado sobre el “National Mall”, la gran Avenida que tiene como extremos al Capitolio y el monumento a Lincoln y a cuyos flancos se sitúan están varias de las principales instituciones y museos oficiales. Entre los invitados argentinos que expusieron en este foro bipartidario está el presidente de la Cámara de Diputados de la Argentina, Sergio Massa.
Varios sectores empresariales argentinos también han sido muy críticos del tributo, entre ellos la Unión Industrial Argentina (UIA), que alertó sobre los problemas que acarrearía este impuesto sobre la reactivación de la actividad económica y su efecto sobre el sector productivo. También expertos tributaristas coincidieron en su crítica al tributo, desde su carácter de “doble imposición”, por existir ya el impuesto a los Bienes Personales, la falta de un umbral mínimo exento y de la consideración de los pasivos y las altas tasas de imposición, que pueden hacer que la tasa del impuesto llegue hasta un máximo de 7,5% considerando la previa incidencia de Bienes Personales, con lo que el tributo tendría carácter “confiscatorio”. Aunque no hay coincidencias aún sobre cuáles serán las vías jurídicas a oponer al fisco.
Altas expectativas
El gobierno de Alberto Fernández tiene altas expectativas de que la flamante administración de Joseph Biden lo ayude para lograr un acuerdo de refinanciación de la deuda de más de USD 44.000 millones que la Argentina tiene con el Fondo Monetario Internacional e instruyó a su embajador en EEUU, a coordinar las relaciones no solo con el gobierno, sino también con los organismos multilaterales con sede en Washington.
“El impuesto a la riqueza de Argentina es arriesgado. Dada la débil recaudación de impuestos del país, es probable que genere mucho menos que la proyección del gobierno del 1% del PIB”, dijo Gedan desde la capital norteamericana.
En concreto, la propuesta de la coalición de gobierno que impulsó la sanción del impuesto tiene como objetivo recaudar 307.000 millones de pesos equivalentes al 1,1% del PIB, que afectaría a entre 10.000 y 12.000 personas, según indicó en diversos momentos la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Aunque los tributaristas creen que los alcanzados serán mucho más, por efecto de la inflación, pues la “riqueza” a tomar como base imponible se calculará al 18 de diciembre, fecha de promulgación de la ley, muy posterior a las estimaciones de la agencia gubernamental.
La medida consistirá en el cobro en una sola vez de un impuesto progresivo desde el 2% hasta el 3,5% sobre los patrimonios superiores a los 200 millones de pesos argentinos, pero la tasa será 50% más alta (esto es, de 3 a 5,25%) para la parte del patrimonio que las personas alcanzadas tengan en el exterior.
La recaudación del tributo se destinará a contingencias emergentes de la crisis sanitaria, el impulso a las pymes, programas de desarrollo, becas al programa integral de becas Progresar y programas de exploración y desarrollo de gas natural a través de la estatal Ieasa.
Gedan dijo que el intento del gobierno de Fernández de aumentar los ingresos fiscales “es comprensible” por los altos costos de las medidas de emergencia a raíz de la pandemia, que dejaron a la Argentina con una inflación anual de 36,1%, la segunda más alta de Latinoamérica tras Venezuela, y con cerca del 45% de la población viviendo en la pobreza.
El problema, concluyó Gedan, es que la Argentina “es un país con altos impuestos, tanto para las empresas como para las familias ricas, que ya pagan un impuesto especial a la propiedad”.
Seguí leyendo: