El Gobierno nacional pagará este lunes un vencimiento de 315 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional mientras negocia un nuevo acuerdo para reprogramar otros 44 millones de dólares. La mira está puesta en alcanzar esa meta antes de fines de mayo; e impedir una crisis cambiaria en un año electoral.
El objetivo es a diez años: renegociar los vencimientos del crédito Stand-by concedido en 2018, durante la gestión de Mauricio Macri. Sin embargo, los 315 millones de hoy no tienen que ver con el crédito de 2018, cuyas dos primeras cuotas -de USD 1.910 millones de cada una- caen el 22 de septiembre y el 22 de diciembre, sino con “aportes” a la tesorería del organismo y un cargo menor (USD 372.000) por la tenencia neta de Derechos Especiales de Giro (DEG). Entre el 30 de abril y el 1 de mayo hay vencimientos de ese tipo por USD 304 millones, el 1 de agosto por USD 355 millones y el 1 de noviembre por USD 399 millones.
De este modo, en el año los vencimientos con el FMI suman USD 5.193 millones, de los que USD 3.820 millones son “repagos” del Stand-by y USD 1.373 millones cargos “de membresía” y disposición de “cuota”, computada en las reservas del BCRA.
El jueves pasado, durante su disertación en el Foro de Davos, Alberto Fernández ratificó que “el diálogo con el FMI está en marcha y es muy constructivo”. Mientras que el ministro de Economía, Martín Guzmán, confirmó por su parte que el Gobierno aspira a tener cerrado un nuevo acuerdo antes de que concluya mayo, de manera de poder encarar las negociaciones con el Club de París, organismo al que Argentina debe pagar la última cuota de USD 2.400 millones que negoció Axel Kicillof en 2014.
El Club de Paris, un foro de países que no tiene la estructura de organismo con la que cuenta el FMI, tiene “una regla no escrita” que establece la necesidad de contar con un aval previo del Fondo para poder realizar cualquier reestructuración de la deuda, explicó a Télam una fuente al tanto de las negociaciones, que planteó un escenario de posibles “negociaciones en paralelo”, tanto técnicas como políticas, para poder llegar con los tiempos previstos en la cartera económica.
Sin programa con el FMI, es más difícil postergar pagos y reducir intereses (actualmente del 9%, altísimos para los estándares de este tipo de relaciones) con el Club de París, como pretende el Gobierno.
La deuda por el crédito de 2018 aumentó debido a la caída del dólar respecto del DEG, que el viernes pasado cotizó a 1,44 dólares, y equivale hoy a USD 45.955 millones, unos USD 2.000 millones más que cuando asumió Alberto Fernández, pues desde entonces el DEG aumentó 4,5% respecto del dólar. A su vez, el peso del país como deudor se redujo en ese lapso de 43 a 30% de la cartera de créditos y se mantiene en 4,3% de la capacidad crediticia total del Fondo.
El actual trance oficial es “pasar el verano” de reservas flacas y engordarlas a partir de marzo/abril, con el nuevo ciclo agroexportador. Después, el frente cambiario mejoraría. Un informe de la consultora Analytica estimó que este año la soja aportará una yapa de USD 5.600 millones de exportaciones y de más de $ 300.000 millones de recaudación fiscal y otro de la Bolsa de Comercio de Rosario estimó en más de USD 35.000 millones las exportaciones agroindustriales.
La semana pasada Alberto Fernández le agradeció a Angela Merkel el apoyo que Alemania viene brindando a la negociación que lleva adelante Argentina con el FMI. “Siempre los hemos apoyado y así seguiremos haciéndolo”, expresó la canciller alemana. El Presidente argentino también mantuvo en los últimos días una conversación privada con la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, quien destacó “la gran colaboración del Fondo para mejorar la estabilidad y apoyar un crecimiento fuerte e inclusivo” de Argentina.
“Tenemos que hacer un esfuerzo para gradualmente reducir el déficit fiscal y reconstruir las reservas para lograr una economía estable, creo que Kristalina entiende esto y cree en nosotros”, dijo el Jefe del Estado en el Foro de Davos. El Presidente sostuvo que “la renegociación de la deuda con el FMI incorporará nuevas perspectivas macroeconómicas, y un entendimiento común de necesidades específicas de la economía local”.
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