Los últimos datos del Indec de actividad económica interna y del comercio exterior argentino mostraron una suerte de debilitamiento de la capacidad de reactivación desde niveles muy bajo, en el primer caso, y un movimiento de pinzas en el segundo, con exportaciones que intensificaron la caída, pese a la mejora de los precios de las materias primas en el mundo, e importaciones acelerando el aumento, más como acciones anticipatorias y acumulación de stocks para aprovechar un tipo de cambio que aparece atractivo.
Ese fenómeno se manifiesta en la persistencia de una elevada brecha cambiaria y alto índice de riesgo país. Para revertirlo, Daniel Marx, ex secretario de Finanzas y director de la consultora Quantum Finanzas, dijo en diálogo con Infobae: “Es necesario que el Gobierno presente un plan integral de mediano y largo plazo que sirva de guía para el sector privado, y en base a eso actúe en el presente, más que reaccionar con medidas sin tanta referencia a un objetivo futuro, porque ayudaría mucho a reordenar la economía argentina y a todas las conductas ,de manera de darle más desarrollo a todo su potencial”.
En ese sentido, el economista analizó los costos de mantener un sistema de tipos de cambios múltiples: para el exportador, importador, financiero, ahorro, porque conduce a comportamientos preventivos que se traducen en brecha cambiaria y riesgo país y de las empresas.
- El Gobierno reestructuró gran parte de los vencimientos de la deuda externa, y con controles logró desacelerar la inflación en 2020 y reducir la brecha cambiaria desde un máximo de más de 100% a un rango de 70% ¿Por qué cree que, lejos de bajar, subió el índice de riesgo país?
- Creo que muchas veces, cuando se hace una reestructuración de deuda, se hace en un contexto de un plan económico integral, de modo que quede claro que los temas que llevaron a la renegociación de condiciones tienen baja probabilidad de repetirse, que permita concluir que se van a superar los problemas que llevaron a esa situación. Y lo que ocurrió es que la Argentina encaró ese proceso antes de eso, y por tanto llevó a generar esas dudas en el mercado; las mismas señales de política económica en general se interpretan como un rumbo y conjunto de esfuerzos multidimensionales, lo cual aumenta la incertidumbre y se refleja en una mayor tasa de riesgo país.
Y el hecho de que haya bajado la brecha cambiaria en los últimos dos meses, fue la combinación de varias cosas: a partir de octubre hasta parte de diciembre el equipo económico dio señales de establecer un programa económico más sostenible en el futuro; en materia de manejo de precios relativos en particular; funcionamiento de las cuentas fiscales, de menor financiamiento a través del Banco Central y subiendo la proporción voluntaria. Y a partir de noviembre en particular hubo una mejora sustancial de los términos de intercambio para la Argentina (los precios de los productos de exportación subieron más que los de importación), y también, en alguna medida el efecto del fortalecimiento de las monedas que más pesan en materia comercial (Nota del Editor: el yuan, el real y el euro).
A partir de octubre hasta parte de diciembre el equipo económico dio señales de establecer un programa económico más sostenible en el futuro
- ¿Qué implicancias estima que ese escenario tendrá en 2021 sobre las finanzas públicas y la economía real?
- Para 2021 los factores de riesgos que mencionaba antes influyen sobre la brecha cambiaria, en parte, y también sobre el llamado riesgo país de los bonos. Es decir, son elementos del mismo fenómeno, con esa misma causalidad. Creo que para este año los factores externos me parece que van a estar muy guiados por la superación de los efectos de la pandemia; de alguna consecuencia de la recuperación que ya se vio en los precios de las materias primas relativamente altos, particularmente agrícolas, que se mantendrían, y condiciones de liquidez internacional relativamente laxa, que deberían ayudar.
Pero por el lado de la Argentina en sí mismo, mi impresión es que vamos a tener nuestros ciclos de dirección, esto es con momentos de más optimismo y otros de más confusión, con una tendencia más positiva, pero con zigzagueos.
- En las últimas semanas se observó una recuperación de las reservas brutas del Banco Central, pero por el contrario volvieron a caer en los últimos días y el saldo de la balanza comercial pasó a ser deficitario en diciembre, por primera vez en 28 meses ¿Qué cabe esperar para los próximos meses?
- Uno de los desafíos para adelante será cómo el equipo económico armoniza el realineamiento de distintos precios relativos que parecen fuera del equilibrio de mediano plazo, con la baja de la tasa de inflación. Creo que lo que ocurrió con las reservas y el saldo comercial es un poco indicativo de eso, porque con tantos precios del dólar, la gente se mueve buscando arbitrar, es decir de anticipar comportamientos futuros, pensando que tarde o temprano se tendrá que simplificar el sistema de cambios múltiples y realinear los precios.
Uno de los desafíos para adelante será cómo el equipo económico armoniza el realineamiento de distintos precios relativos que parecen fuera del equilibrio de mediano plazo, con la baja de la tasa de inflación
- Los saludos del Presidente de la Nación y del Canciller a Joseph Biden con motivo de la llegada a la Casa Blanca puso al descubierto las indefiniciones del Gobierno en las relaciones con la mayor economía mundial ¿Cree que puede afectar las negociaciones para la reestructuración de la deuda con el FMI?
- La dirección de entendimientos internacionales se va a ir moviendo más hacia el multilateralismo de lo que hemos visto en los últimos 2 o 3 años, particularmente cuando se quiere acudir a un organismo como el FMI. Por tanto, los mismos líderes internacionales que influyen sobre el Fondo, empezando por los EEUU, siguiendo por Japón, Alemania y China le van a pedir a la Argentina que siga un poco alguna de las prácticas que el FMI considera adecuadas en estas circunstancias, que incluyen una evaluación de los efectos de la pandemia. Es ahí donde creo se enmarcan las gestiones que está haciendo el equipo económico, los mensajes que está recibiendo, para una definición de un programa que los funcionarios y autoridades políticas del organismo consideren que vale la pena apoyar.
- Hay quienes consideran que el FMI ha cambiado y que por tanto no será muy exigente con la Argentinas ¿Qué piensa?
- El FMI se maneja siempre mirando el equilibrio macroeconómico y como eso se traslada en señales microeconómicas. En ese sentido, incorpora la realidad que se está operando, y eso incluye el efecto de la pandemia que influye de manera bastante fuerte y antes no tenía. Creo que las formas de análisis de cada país no han cambiado mayormente; incorpora sí señales de política económica que reconoce la irrupción del covid-19 y de todos sus efectos; y reconoce todos los errores que se han cometido en el pasado, para bien y para mal, y con eso va adaptándose a las circunstancias.
- ¿Cómo ve la situación financiera de las empresas, en particular las que tienen que cancelar deuda externa?
- Creo en la evaluación del crédito, llamado riesgo, para las empresas siempre existió una ponderación por lo que se llamó riesgo de convertibilidad, es decir pasar de pesos a moneda extranjera para servir la deuda; y esa ponderación últimamente ha subido de manera importante, que hizo que en promedio el riesgo corporativo, que antes era inferior al riesgo soberano, es decir menor costo financiero para las compañías, pasó a circunstancias en que ambos riesgos se sumaron, con lo que no sólo se afectó el financiamiento, sino también las decisiones de inversión, y el manejo de la liquidez. Creo que es algo que a esta altura debería ser importante disminuir, de manera tal que las empresas puedan ser bastantes más competitivas, y generar importantes mejoras derivadas: mayor actividad en general; más posibilidades de generar más oferta de divisas en el mercado cambiario local, y por tanto mayores oportunidades de empleo y de aumento de salarios.
Para las empresas siempre existió una ponderación por lo que se llamó riesgo de convertibilidad, es decir pasar de pesos a moneda extranjera para servir la deuda
- ¿Qué debería hacer en ese aspecto el Gobierno?
- En la medida que baje el grado de intervención, particularmente en lo que engloba el riesgo de convertibilidad, ayudará sustancialmente, y de esa manera dejar las finanzas y las perspectivas de las empresas más libres para desarrollarse.
- La economía muestra una muy baja profundidad del sistema financiero, notablemente más pequeño que en la crisis de 2001 ¿Cree que es un obstáculo para que la economía real pueda registrar un despegue como la que ocurrió luego de la depresión de 2002?
- Es una limitante en estos momentos, sin duda, porque mucho de los ahorros que se generan localmente no están disponibles para transformarse en financiamiento de demanda, ya sea de consumo, de inversión o de ambos; pero también es una oportunidad para comenzar a repuntar a tasas más altas, porque se parte de niveles muy bajos y por tanto si mejoran las oportunidades de la economía argentina, el aumento del ahorro y el crédito interno aumentarán más que proporcionalmente.
Mucho de los ahorros que se generan localmente no están disponibles para transformarse en financiamiento de demanda, ya sea de consumo, de inversión o de ambos
- El Presupuesto y las últimas acciones del Gobierno muestran que el Banco Central volverá a ser en 2021 la principal fuente de financiamiento de la Tesorería de la Nación ¿Qué efectos cabe prever sobre la economía real, porque de alguna medida provoca una suerte de crowding out (menos oferta de crédito para el sector privado)?
- Sí, pero. Primero, me parece que para este año las perspectivas son de menor recurrencia del Tesoro para que sea financiado a través del Banco Central, sea porque se prevé que el déficit fiscal esperado disminuya, en principio, y segundo, no menor, hay una decisión de política que está en marcha de tratar de reducir esa asistencia.
Si hay efecto crowwding out o no depende de la política monetaria, pero también mucho de la demanda de dinero, la que tiene que ver entre otras cosas, con la disminución de la incertidumbre que existe en la Argentina y de generación de mayor confianza y de oportunidades hacia adelante. Por eso, si se avanza hacia la solución de los problemas y se muestra más coherencia y una estrategia de crecimiento, se debería expandir la demanda de dinero y no producir crowding out.
- El equipo económico está convencido de que se cumplirán las metas básicas del Presupuesto de nueva baja de la inflación, al rango de 29% y recuperación del PBI a un ritmo cercano a 5%, pero el consenso del mercado, por el contrario, proyecta aceleración del ritmo de alza de los precios, aunque coincide con la esperada reactivación ¿Qué estiman en Quantum Finanzas?
- Más que el mercado, son los analistas. El crecimiento potencial del PBI debiera ser bastante por arriba del 5%, creo que así ocurrirá, porque hay que tener en cuenta que en los últimos 3 años la caída acumulada es de 16%. Respecto de la inflación, lo importante será cómo armonizará el Gobierno algo insostenible de precios relativos con la baja del índice general del IPC del Indec.
Hay distintas visiones: están quienes dicen que si no hay percepción de disminución de riesgo argentino probablemente habrá movimientos de precios hacia arriba, me refiero entre otras cosas al tipo de cambio; otros dicen que si se recomponen precios relativos se pasará por un realineamiento relativamente corto, y se ingresará en una estabilización que llevará a una bajo ritmo de aumento mensual, aunque de manera irregular; y otros creen que ni lo uno ni lo otro, sino por tramos, lo que termina en una inflación más elevada que en el caso anterior, pero no tanto como en la primera , y eso es algo que está muy atado a las decisiones de política económica, y cuándo se tomen; cuanto más tarde, mayor riesgo habrá de más inflación.
- En un año electoral, propios de los años impares, el Gobierno estará tentado a impulsar el consumo y eso generará presiones alcistas sobre la demanda de importaciones, dada la histórica elasticidad respecto del PBI ¿Ve alicientes para alentar el aumento también de exportaciones para no agravar el estrés de divisas?
- El solo hecho de la mejora de los términos del intercambio comercial y de la caída del dólar respecto de otras monedas dan margen. Y en algunos rubros me parece que hubo acumulación de stock de productos importados, por lo tanto, no estoy seguro de que se repita la elasticidad importaciones/PBI tan fuerte como hubo otras veces, por lo que estará más determinado por las decisiones financieras que por las cuestiones de la balanza de pago en divisas. Comercialmente, cabe esperar que se mantenga el superávit comercial, en general, y eso convivió con caída de reservas, fenómeno que no es tan raro, es extraño: Venezuela es de los países campeones de superávit comercial y pérdida de reservas.
- Las experiencias de tipos de cambios múltiples, con un dólar para el comercio exterior y otro para las transacciones financieras no han tenido un final feliz ¿Cuánto tiempo cree que el Gobierno podrá sostener esa dualidad y qué efectos tendría sobre la economía en su conjunto?
- Es muy difícil saberlo. Sí se sabe que tener un sistema de tipos de cambios múltiples tiene un costo muy alto, y por tanto cada vez es más difícil de sostener. Aunque hoy dependerá del financiamiento internacional que se pueda conseguir; de la liquidez a nivel internacional; de la continuidad o no de la mejora de los precios de exportación.
- ¿Qué ve en perspectiva?
- Creo que una de las cosas que debemos tratar de tener es que el Gobierno presente un plan integral de mediano y largo plazo que sirva de guía para el sector privado, y en base a eso actúe en el presente, más que reaccionar con medidas sin tanta referencia a un objetivo futuro, porque ayudaría mucho a reordenar la economía argentina y a todas las conductas de manera de darle más desarrollo a todo su potencial.
Fotos: Adrián Escandar
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