La apertura de la temporada de verano, con una concurrencia a las zonas turísticas de la costa atlántica, como a las sierras, superior al esperado dada la extensión de la crisis sanitaria y aumento de los índices de contagio, pero muy inferior al de años anteriores no impidió que por segundo mes consecutivo el Índice de Confianza del Consumidor de la Universidad Torcuato Di Tella correspondiente a enero cayó 2,8 por ciento.
Destaca la casa de altos estudios, sobre la base del relevamiento de la Poliarquía a un universo de 1.201 personas en todo el país, que el principal determinante del deterioro de humor de las familias fue la baja de las decisiones de compra de bienes durables 4,8%; en segundo término el deterioro de la situación macroeconómica 3,4%, y, en último término la baja de la situación personal en 0,9%, en todos los casos en comparación con los índices de diciembre anterior.
Al parecer, la desaceleración del ritmo de reactivación de la economía que se observó en los últimos meses, y su efecto sobre las posibilidades de recuperar empleos caídos y con eso el poder de compra de los trabajadores, sigue pesando sobre el humor de la población, y se expresa en la caída de las decisiones de compra de bienes durables, como se denomina al conjunto de automotores, vivienda y artefactos para el hogar en general.
Pero también se agrega a los ojos de los consumidores la percepción de nuevos retrocesos en los indicadores macroeconómicos, los cuales se sintetizan en el aumento del índice de riesgo país, por la pérdida de valor de los bonos, y también de las acciones de las empresas argentinas que cotizan en la plaza local, como más aún en el resto del mundo.
Mientras que en el aspecto estrictamente personal, “la baja de la predisposición para la compra de Bienes Durables e Inmuebles en 4,8% respecto de diciembre”, tuvo manifestaciones diversas según el lugar de residencia del consumidor, en el promedio nivel nacional el principal determinante fue la caída de 7,3% en el caso de electrodomésticos; y 0,6% en automóviles y casas, pero se detectó un desagregado muy heterogéneo:
Ciudad de Buenos Aires: subió 5% la previsión de compra de artefactos para el hogar, mientras se derrumbó 16,4% la de automotores y casas;
Gran Buenos Aires: bajó 10,3% en electrodomésticos y aumentó 9,9% en el resto de los segmentos;
Interior: registró sendas disminuciones en las previsiones de adquisición de pequeños bienes para el hogar 10,1%; y 5,4% de automóviles y vivienda.
Esa disparidad en el cambio de la confianza de los consumidores se detectó también en la distribución territorial del relevamiento: bajó 7,2% en Capital Federal, 5,1% en el Interior del País, y 0,3% en el Gran Buenos Aires, siempre respecto al mes anterior.
El relevamiento comprendió a un universo de 1.203 casos de la población general de más de 18 años que reside en los grandes centros urbanos de Capital Federal, GBA, Córdoba, Rosario, Mendoza, Tucumán, La Plata, Mar del Plata, Salta, Santa Fe, San Juan, Resistencia, Corrientes, Jujuy, Paraná, Neuquén, Formosa, San Luis, La Rioja, Comodoro Rivadavia, San Nicolás, San Rafael, Villa Mercedes, Olavarría, Río Gallegos, Goya, El Dorado, Viedma, Concepción, Río Tercero, Pehuajó, Termas de Río Hondo, Rivadavia, Castelli, Crespo, Profesor Mazza, Montecarlo, Catriel, Villa Aberastain y Recreo.
Efecto pandemia
El índice de confianza del consumidor acumuló una caída de 9,8% desde el inicio del Gobierno del Frente de Todos, sustentado en el deterioro de la situación macroeconómica, principalmente por el impacto de la crisis sanitaria sobre las finanzas públicas y también de las empresas en su conjunto, con pocas excepciones. Por el contrario, aumentó en ese período el humor asociado a las previsiones de compra de bienes durables e inmuebles 61,6%. La combinación de los dos índices determinó una baja de la situación personal de 12,8%, según el informe del Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Di Tella.
Salvo el caso de los bienes durables, que arrojó una suba de 45,9%, el deterioro de los indicadores respecto de los registrados antes de la irrupción de la pandemia de covid-19 fue mayor en el caso de la situación personal, 18,8% y algo menor en la macroeconómica, 21,7 por ciento.
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