Alberto Fernández habló este jueves ante el Foro de Davos, el evento que suele reunir a los principales empresarios, inversores y dirigentes políticos del mundo y que este año se hace de manera virtual. “La opción no es la vida o la economía, sino la vida con mejor economía”, dijo el jefe de Estado, que estuvo acompañado por Martín Guzmán y Matías Kulfas.
“La pandemia fue un llamado de atención, necesitamos una casa común con distintos cimientos. En un momento así se ponen a prueba todos los paradigmas. El imperativo moral es poner la prioridad en los últimos, los descartados, en los más vulnerables. La fraternidad debe ser el nuevo nombre del desarrollo y la solidaridad, el de la paz social”, dijo el Presidente. “En esto debe comprometerse a los Estados y a las empresas, es una convicción que hemos llevado adelante en Argentina”, continuó.
La opción no es la vida o la economía, sino la vida con mejor economía, dijo Alberto Fernández en el Foro de Davos.
Fernández recordó un evento organizado por el papa Francisco en el que habló el economista italiano Luigino Bruni, autor del libro Capitalismo Infeliz. “Ese título me parece una magnifica definición de lo que debemos dejar atrás”, aseguró el mandatario.
El jefe de Estado repasó algunas de las medidas de asistencia que tomó durante la pandemia, como el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP). “Alcanzamos al 60% de los empleadores del país. Establecimos una línea de crédito para trabajadores independientes y de créditos subsidiados para 110.000 pymes, por un total equivalente al 2% del PBI argentino”, destacó.
Además, resaltó que “desde el inicio (de la pandemia) comenzamos negociaciones con laboratorios para adquirir vacunas para proteger a los argentinos del covid. Para lidiar con los grandes desafíos globales debemos cooperar. La vacuna debe ser considerada un bien público global”, expresó.
Por otra parte, Alberto Fernández hizo mención de la renegociación de la deuda. “Además de la pandemia, sufrimos otro virus no menos destructivo: el endeudamiento tóxico e irresponsable”. “El diálogo con el FMI está en marcha y ha sido muy constructivo, tuvimos innumerables apoyos de la comunidad internacional y de miembros del G20. La renegociación de las condiciones del acuerdo va a incluir nuevas perspectivas y necesidades específicas para la economía global. No hay lugar para ajustes imposibles de cumplir”, continuó el Presidente.
“No es el tiempo del conformismo sino de la transformación. Al multilateralismo tiene que sumarse una multisolidaridad del que participen el Estado, las empresas y los trabajadores. La articulación y los consensos implican un espacio de diálogo en Argentina, para la construcción de una visión común de país. Para eso vamos a convocar a una consejo económico y social para el desarrollo, en que estén todos los sectores. Nuestro compromiso con la inversión y el trabajo es absoluto. El sector privado es un socio esencial, tanto como lo es la fuerza de trabajo”, continuó el mandatario. “Argentina pretende demostrar que se puede fomentar el trabajo y también proteger a los sectores más vulnerables”, dijo.
“Necesitamos avanzar en el camino de una recuperación sotenible con los objetivos climáticos. El desarrollo del futuro será verde o no va a ser. Vemos en esta crisis un momento único para pensar el modelo de desarrollo y el esquema de coordinación. Ha llegado el momento de unir fuerzas para afrontar los problemas endémicos del mundo, como la pobreza, el endeudamiento, el acceso al agua, la igualdad de género, la corrrupción y el cambio climático”, concluyó Fernández en su exposición.
Luego, en un intercambio de preguntas y respuestas con el presidente del Foro de Davos, el ex canciller noruego Borge Brende, el presidente argentino dijo que “América Latina es el continente más desigual del mundo” e insistió: “La economía tiene una ética, el capitalismo también la tiene. No puede ser que la ganancia de unos pocos lleve a la miseria a otros”.
Consultado sobre la negociación con el Fondo Monetario, Alberto Fernández resaltó la figura de la directora gerente del organismo Kristalina Georgieva. “Tengo la impresión de que tenemos una misma mirada sobre lo que le pasa al mundo. Estamos parados en distintos lugares del mostrador. Ella tiene que cumplir una tarea para mí muy ingrata y que la hace muy bien y tiene mucha comprensión de lo que pasó a la Argentina”, dijo el mandatario.
“Lo que tenemos que hacer es encontrar una solución que no postergue más a la Argentina”, continuó el jefe de Estado. “El endeudamiento fue improductivo, no le permitó al país crecer y solo benefició a los especuladores. Entiendo que (el FMI) nos quiera cobrar esa duda. Pero como el mundo cambió y sucedió la pandemia, necesitamos tiempo para ponernos de pie, volver a producir, exportar, acumular dólares y cumplir nuestros compromisos”, afirmó Fernández.
Por último, aseguró que “cuanto antes pongamos en orden a ese endeudamiento, mejor. Necesitamos tener una disciplina para acotar el déficit fiscal que tenemos, para acumular reservas y salir del permanente nerviosismo que nos genera el dólar y así construir un país más estable. Kristalina Georgieva lo entiende”.
“Necesitamos tener una disciplina para acotar el déficit fiscal que tenemos, para acumular reservas y salir del permanente nerviosismo que nos genera el dólar”, dijo Alberto Fernández.
La salida de la crisis sanitaria más importante que haya tenido que enfrentar el mundo en las últimas décadas forma parte de la agenda general que planteó Davos este año. El evento lleva como nombre “Gran reinicio” y uno de los lemas centrales del Foro es la “reconstrucción de la confianza”.
Alberto Fernández fue uno de los doce jefes de Estado de todo el mundo que tendrán en Davos un panel particular para hablar sobre la situación de sus países y del contexto global. El presidente argentino compartirá cartelera con mandatarios como el chino Xi Jinping, la alemana Ángela Merkel, el francés Emmanuel Macron, el ruso Vladimir Putin y de Israel, Benjamín Netanyahu.
También forman parte de los paneles especiales el presidente de Sudáfrica Cyril Ramaphosa, de Corea del Sur Moon Jae-in, de India Narendra Modi, de Japón Yoshihide Suga, de Singapur Lee Hsien Loong y el rey de Jordania Abdullah II ibn Al Hussein.
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