El Gobierno lo anticipó antes de anunciarlo: el acuerdo logrado con parte de la industria frigorífica y el supermercadismo para ofrecerle a los consumidores ocho cortes de carne a precios hasta 30% más bajos que los vigentes en diciembre pasado no apunta a controlar la inflación. Busca, argumentan fuentes oficiales, mitigar su efecto sobre los bolsillos de los argentinos. Y más allá de lo que pase estacionalmente con los precios de la carne –de hecho, en enero las mediciones privadas mostraron una desaceleración–, el acuerdo en sí mismo no tendrá casi impacto en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que publica el Indec todos los meses. ¿Por qué?
La primera explicación es que el acuerdo sólo contempla los precios más económicos en los supermercados y en las carnicerías del Mercado Central, pero el peso de las grandes cadenas en la medición del Indec es bajo en comparación con el que tienen las carnicerías. Según la encuesta de Gastos de los Hogares, que se toma como parámetro para relevar precios, 8 de cada 10 personas compra carne en los comercios de barrio, mientras que apenas 2 lo hace en un supermercado. Lo mismo sucede con las frutas y verduras. El organismo que dirige Marco Lavagna toma los precios en ambos canales y luego hace la ponderación en función de lo que más peso tenga en el consumo; en este caso, las carnicerías.
El acuerdo sólo contempla los precios más económicos en los supermercados y en las carnicerías del Mercado Central, pero el peso de las grandes cadenas en la medición del Indec es bajo en comparación con el que tienen las carnicerías
Fuentes del Indec confirmaron que en el caso de los supermercados se toman los precios de venta online –que no en todos los casos refleja que ese producto está disponible–, mientras que con las carnicerías se realiza el relevamiento vía telefónica. Lo que sí podría pasar, y que no podrá reflejarlo la medición, es que los consumidores se inclinen por comprar carne en las cadenas para aprovechar el precio de oferta. Pero los volúmenes de abastecimiento acordados son bajos como para captar demasiada demanda. Las 6.000 toneladas mensuales pactadas equivalen al 3% del consumo general, que alcanza a las 189.000 toneladas por mes.
Otro factor que anticipa un bajo impacto de este acuerdo en el IPC es que los ocho cortes de carne a precios más baratos sólo estarán disponibles los miércoles de las tres primeras semanas de cada mes y los fines de semana, pero el organismo sólo mide precios los días hábiles. Por lo que el escaso impacto que pudiera tener se diluirá aún más por tratarse de un valor que estará vigente, a los ojos del Indec, una vez por semana.
Según precisó el economista de Ecolatina Ignacio Ruiz, la carne tiene una incidencia del 9% en el IPC. Representa un tercio del rubro Alimentos y bebidas no alcohólicas, y éste a su vez impacta en casi 27% en el índice general. Según él, “el impacto no va a ser muy significativo en el IPC”, aunque remarcó que “seguramente va a haber cierto alivio porque los aumentos que se vienen dando van a ir mermando”.
De acuerdo con las mediciones semanales que realizan en la consultora, durante la primera quincena de enero, si bien se registraron aumentos en la carne de entre 10% y 15% respecto del mismo período de diciembre, durante el último mes del año la suba superó el 15 por ciento. “Esperamos más calma para la segunda quincena de enero y que no haya más presiones, que febrero y marzo sea más tranquilo”, manifestó Ruiz.
Las 6.000 toneladas mensuales pactadas equivalen al 3% del consumo general, que alcanza a las 189.000 toneladas por mes
Por su parte, el economista Juan Luis Bour, de FIEL, coincidió en que “en el IPC no se reflejará completamente” por los motivos previamente mencionados, pero también porque la rebaja de los precios de los cortes acordados puede hacer subir los otros cortes, que también se consumen y son medidos por el Indec. Por lo tanto, ello también puede atenuar el impacto. “Además –se preguntó– ¿este acuerdo te va a bajar los precios? Lo hará en la medida en que la oferta sea abundante”.
El compromiso es abastecer a las cadenas y carnicerías del Mercado Central con unas 6.000 toneladas mensuales, que si bien desde el sector exportador anticiparon que es un volumen importante, representa apenas el 3% de las toneladas que los argentinos consumen por mes y que llegan a 189.000.
Los precios de la carne relevados por FIEL también muestran una desaceleración en enero. Frente a subas superiores al 15% en diciembre, la primera semana de este mes reflejó un alza del 1,6%; que bajó al 0,26% en la segunda, y a -1,24% en la tercera. “Está subiendo menos. Tal vez la cuarta semana dé también negativa y probablemente se vea una moderación en el precio de la carne, pero no tendrá que ver con el programa oficial, sino con la propia evolución del mercado”, explicó Bour.
El precio de la carne comenzó a subir fuerte en el último trimestre del año, en coincidencia, destacó el IERAL en un informe publicado ayer, con “cierta vuelta a la normalidad en la economía argentina, con prácticamente todas sus actividades habilitadas para operar y con la estacionalidad que suele haber en la demanda de carnes de los meses de noviembre y diciembre, donde el buen clima y las fiestas aumentan la cantidad de reuniones, encuentros y el consumo de carnes”.
Tal vez la cuarta semana dé también negativa y probablemente se vea una moderación en el precio de la carne, pero no tendrá que ver con el programa oficial, sino con la propia evolución del mercado (Bour)
Según había reflejado un estudio del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), la carne subió en diciembre 20% respecto de noviembre y se ubicó 75% por encima del valor que registraba en diciembre de 2019.
El acuerdo alcanzado entre parte de la industria frigorífica, el supermercadismo y el Gobierno estará vigente a partir del miércoles 3 de febrero en las carnicerías del Mercado Central y en las cadenas Coto, Jumbo, Plaza Vea, Disco, Carrefour, Walmart, La Anónima, Día% y Libertad. Regirá hasta el 31 de marzo y luego se revisará el acuerdo.
Los precios pactados son los siguientes: el kilo de asado de tira se venderá a $399; el vacío, a $499; el matambre, a $549; la tapa de asado, a $429; la cuadrada o bola de lomo, a $489; la carnaza, a $359; la falda; y el roastbeef, a $399. A esos ocho cortes se le suman la carne picada, que se vende a $265 por kilo, y el espinazo, a $110, ambos presentes en el programa Precios Cuidados, lo que totaliza 10 cortes de carnes a precios accesibles.
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