A Elon Musk, que gracias al estratosférico ascenso de las acciones de Tesla, la fabricante de autos eléctricos y mayor automotriz del mundo en valor de mercado, desplazó recientemente a Jeff Bezos, el fundador de Amazon, del primer puesto del ranking de multimillonarios del mundo, últimamente todo le sale bien.
Hace diez días, en solo una jornada, el aumento de las acciones de Tesla hizo que el valor de la empresa aumentara en USD 60.000 millones, el mismo valor que ese día tenía General Motors, una de las más históricas fábricas de automóviles del mundo. A tal punto que Michael Blurry, de Scion Asset Management –que ganó chapa de gurú de las finanzas mundiales cuando en 2007 anticipó el colapso de la “burbuja inmobiliaria”, que finalmente estalló en 2008–, vaticinó que Tesla correrá una suerte similar.
Mientras tanto, Elon ríe. Ahora, lo que parece calzarse como anillo al dedo es la decisión de Daimler, principal fabricante de camiones del mundo y dueña, entre otras marcas, de Mercedes Benz, de deshacerse de 10.000 empleados de su nómina mundial, principalmente en Europa.
De resultas, muchos empleados de la firma alemana, en especial aquellos con alta calificación profesional, están recibiendo suculentas indemnizaciones en virtud de un convenio colectivo que beneficia a ciertos gerentes, líderes de grupo y empleados con 3 años o más de antigüedad en la compañía.
Tentación
En promedio muchos ingenieros de Daimler, que trabajaron en Daimler AG, Mercedes-Banz AG o Daimler Truck AG, están recibiendo indemnizaciones de 250.000 euros, algo más de USD 300.000, debido a los despidos que la firma decidió principalmente en su planta de Stuttgart, donde tiene su sede central y construyó también el “Mercedes Benz Arena”, el estadio donde hace de local el equipo de Stuttgart en la Bundesliga, la primera división del fútbol alemán.
Pese a pagar salarios inferiores a Daimler, Tesla, que está construyendo una importante planta en Grünheide, un pequeño pueblito alemán de menos de 10.000 habitantes en el estado de Brandeburgo, recibe con los brazos abiertos ese calificado aporte profesional y los ingenieros, que parecen no dar mucho crédito a las predicciones de Blurry, aceptan con mucha alegría los paquetes de acciones que ofrece la empresa de Musk, en el orden inicial de las decenas de miles de dólares.
“Daimler está subsidiando involuntariamente a los nuevos empleados de Tesla”, dijo el experto en el sector automovilístico Ferdinand Dudenhöffer, citado por la edición en España de la revista Business Insider. “Los estadounidenses conocen el programa de indemnización por despido y pueden contratar a exempleados de Daimler por mucho menos dinero porque reducen sus ingresos debido al colchón de dinero que supone esa indemnización”, dijo el experto, y coincidió con Stefan Bratzel, académico y docente de la industria automotriz, en que es lamentable que Daimler haya puesto en marcha ese programa de indemnización justo cuando Tesla avanza en su instalación fabril en Alemania.
Según Bratzel, todo se debe a que Daimler tiene exceso de personal, en especial en la división de combustión, debido a contratos de hace 10 a 15 años, cuando las automotrices alemanas crecían a un ritmo mucho mayor al de los últimos años. Un problema adicional para Daimler, y un plus para Tesla, es que como las indemnizaciones son tan buenas, muchos de los mejores profesionales de la empresa optan por sumarse al retiro e, indemnización en mano, incorporarse a la firma de Musk.
“Hay muchos ingenieros de Daimler que tienen 20 años más de vida profesional por delante, además de una excelente formación, por lo que Daimler debería conservarlos, porque estas personas son un gran activo para Tesla, especialmente en la fase actual”, explicó Bratzel. Daimler termina así subsidiando involuntariamente al principal competidor de VW, la más grande automotriz alemana.
Musk, también tal vez involuntariamente, parece aplicar la técnica del judo, y usar a su favor la fuerza y el talento de sus oponentes.
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