EEUU es el mayor inversor externo del mundo y también de la Argentina y es (detrás de Brasil y China) el tercer socio comercial de nuestro país , con el que mantiene un consistente superávit comercial, aunque éste muestra una tendencia declinante, debido básicamente a la caída de las compras argentinas. Además, mientras los diez principales productos explican el 80% de las ventas de nuestro país, las compras a EEUU muestran una menor concentración: los diez principales productos explican el 40% del total importado desde la potencia del norte.
Por otra parte, el aporte de capital y tecnología de empresas norteamericanas tiene su peso en la extracción de combustibles no convencionales y el desarrollo de la formación geológica Vaca Muerta, con la OPIC, una agencia de financiación de inversiones norteamericana habiendo financiado en los últimos años inversiones de Vista Oil, la petrolera fundada por Miguel Galuccio, el expresidente de YPF y fuente de consulta de la vicepresidente Cristina Kirchner en cuestiones energéticas, y la firma norteamericana Aleph Mistream.
Tales son algunos de los datos de un informe prospectivo de la consultora Abeceb sobre “las relaciones económicas de Argentina con el EEUU de Biden”, que también incluye un repaso de recientes desarrollos políticos bilaterales, como el fallido intento del gobierno de Alberto Fernández de bloquear la elección al frente del Banco Interamericano de Desarrollo de Mauricio Claver Carone, quien fuera elegido por la administración de Donald Trump pero obtuvo un macizo respaldo de varios países latinoamericanos.
A continuación, los principales datos y señalamientos del informe:
-Peso mundial y regional: El informe afirma que EEUU sigue siendo la principal potencia global, explica un cuarto del PBI mundial, al punto que su stock de Inversión Extranjera Directa (IED) representa un 12,5% de la inversión planetaria. Es además, el principal importador y el segundo exportador mundial, detrás de China.
-Atención a América Latina: El estudio explica que para Washington se trata de una “relación estratégica”, pero no tanto por su peso económico, sino por proximidad geográfica, pues lo considera su “zona de influencia”. A su vez, para muchos países de la región, EEUU es un aliado clave y en muchos casos el principal socio comercial. México, por ejemplo, destina más del 80% de sus exportaciones a EEUU.
-Las cuentas con la Argentina: EEUU es el principal inversor externo en nuestro país, explica 22,7% del stock de IED, con cerca de USD 17.000 millones. Se destaca su presencia en el sector petrolera y su interés en los hidrocarburos de Vaca Muerta, en el suministro de Energía (AES), en la industria manufacturera (con empresas como GM, Ford, Goodyear, BASF, DuPont, Whirpool), en los sectores de Seguros (Metlife, Prudential), Servicios Financieros (American Express, Visa, JP Morgan), Servicios Profesionales (Accenture, Manpower Group), Servicios de Información y Comunicaciones (IBM, Cisco Systems, Google). En el sector de petróleo y gas, abunda el informe, la OPIC (Overseas Private Investment Corporation), la agencia norteamericana que apuntala la inversión de empresas de EEUU en el exterior, financió inversiones de Vista Oil y Aleph Midstream, aunque “el derrumbe de los precios internacionales del petróleo debido a la pandemia ha puesto en un compás de espera la actividad de este sector”. Recientemente, el mayor anuncio de inversión entre las empresas de EE.UU. con capitales en Argentina fue de la automotriz Ford, con un programa de USD 700 millones que –dice el estudio- “se mantiene a pesar del cese de producción en Brasil”.
-Comercio bilateral: Detrás de Brasil y China, EEUU es el tercer socio comercial de Argentina, aunque el volumen de intercambio ha declinado en los últimos años. En 2019 superó los USD 10 mil millones y entre enero y noviembre de 2020 sumó USD 7.090 millones (USD 3.060 millones de exportaciones y USD 4.030 millones de importaciones. El saldo es deficitario para la Argentina, pero se achicó en los últimos años debido a la caída de las importaciones, que en 2019 cayeron 18,3% y en los primeros once meses de 2020 un fortísimo 32%. De todos modos, el informe subraya que “los últimos datos disponibles de noviembre de 2020 muestran una reversión en esta tendencia, con un crecimiento de las importaciones mensuales de 6,5% y una baja de las exportaciones de 9,5%).
Las ventas argentinas a EEUU tienen una fuerte concentración en combustibles y minerales, seguida por metálica básica y productos de metales, industria alimenticia y productos primarios y las compras son de maquinaria y en menor medida combustibles y productos químicos. A su vez, las exportaciones argentinas están más concentradas, al punto que los 10 principales productos (entre los que se destacan aceite de petróleo, aluminio, plata, oro y tubos de acero sin costura) explican casi 80% de las ventas, mientras que los 10 principales productos de venta de EEUU representan 40% de las compras argentinas.
En cuanto a las relaciones políticas, el informe recuerda que la relación del gobierno de Alberto Fernández con el de Trump fue “distante” y si bien incluyó el fallido intento argentino de bloquear la designación del norteamericano Mauricio Claver Carone al frente del BID “en lo fáctico se mantuvo en un canal de cordialidad”. Así, por ejemplo, EEUU no bloqueó la negociación de la Argentina con los bonistas privados ni obstaculiza la negociación en curso con el FMI, aunque tampoco incluyó apoyo con “fondos frescos” ni acercamientos económicos como sí los hubo con Brasil y Colombia para minimizar la influencia de China en la región.
Equilibrio
Argentina, por su parte, “jugó al equilibrio”, dice el informe; de un lado apoyó el informe de la ONU que condenó la situación de los DDHH en Venezuela, pero en la OEA no apoyó el reclamo de elecciones “limpias” y asistió a la reciente asunción del nuevo parlamento venezolano, elegido en comicios considerados fraudulentos por EEUU, la Unión Europea y el Grupo de Lima, que aún integra la Argentina. Del mismo modo, Argentina buscó reforzar la cooperación sanitaria y tecnológica con Washington (ejemplo: el lanzamiento del satélite Saocom), pero siguió profundizando el comercio con China.
En este contexto, la llegada del gobierno de Biden “no cambiará radicalmente” las cosas aunque sí girará hacia un mayor multilateralismo, atención a las cuestiones ambientales y una mejora de las relaciones con Europa, que podría revitalizar la OTAN y retomar la negociación de un Acuerdo Transatlántico en materia de comercio. A nivel regional, y a diferencia de Trump, Biden significará un trato menos personal y más formal, lo que quitaría fuerza a los pronósticos de una mala relación con el Brasil de Jair Bolsonaro, ya que “Brasil es un aliado histórico del Departamento de Estado”.
En la relación con América Latina sí influirá personalmente Juan González, el colombiano-norteamericano (nacido en Colombia, criado en Nueva York) designado como el asesor en cuestiones latinoamericanas del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Inicialmente, en la agenda pesará la cuestión migratoria, prevé el informe, pero luego irán ganando espacio temas como inseguridad, corrupción y democracia.
En este contexto, dice el dossier, la relación bilateral de la Argentina con EEUU seguiría “en el canal institucional que viene transitando, sin grandes apoyos, ni gran oposición”. La pregunta que queda flotando –concluye- “es si Biden capitalizará al BID, como señaló Claver Carone, aunque es más probable que la ayuda a la región se canalice bilateralmente, y si EEUU volcará fondos a nuestro país (vía BID, vía FMI -parece que gana espacio la posibilidad de un desembolso-, vía Tesoro o ayuda bilateral) para evitar que todos los caminos conduzcan a China.
Seguí leyendo: