Luego de mantenerse congelados durante la primera mitad del año pasado, los precios de los combustibles vienen registrando desde agosto de 2020 aumentos mensuales, con dos últimas subas durante enero de este año. En ese período, los valores locales se incrementaron 22,7% en promedio entre los distintos productos (naftas y gasoil). Medidos en dólares al cambio oficial mayorista, están a mitad de la tabla en el ranking regional, similares a los que rigen en Brasil.
Desde la semana pasada, el litro de nafta súper se comercializa en alrededor de $69,40 (unos USD 0,80) y el litro de diésel a $64,60 (unos USD 0,74 centavos), si se toman los precios de la ciudad de Buenos Aires, que todavía son más bajos que en el resto del país. En el promedio nacional, los valores son un poco más altos: USD 0,84 para la nafta y USD 0,77 para el gasoil según el relevamiento que hace la plataforma Global Petrol Prices.
En la comparación con los países de América Latina y los Estados Unidos, esos precios están por encima de países, como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Colombia y los Estados Unidos
En la comparación con los países de América Latina y los Estados Unidos, esos precios están por encima de países, como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Colombia y los Estados Unidos, que históricamente tienen precios más bajos que la Argentina. En tanto, los combustibles en la Argentina son más baratos que en mercados como Brasil, México, Chile y Uruguay.
Como regla general, aunque hay excepciones, los países más desarrollados suelen tener combustibles con precios más altos, mientras que los más pobres y los que producen y exportan petróleo tienen precios significativamente más bajos. Estados Unidos es uno de las naciones que escapa a la regla, con precios minoristas por debajo del promedio (incluso menos que en la Argentina, pese a que tiene un ingreso sustancialmente mayor).
En general, las diferencias de precios entre los países responden al distinto componente impositivo y de subsidios que se aplican, y también a la política cambiaria, en los casos como en la Argentina es flotante pero con severas limitaciones para operar con divisas.
¿Cómo se compone el precio de los combustibles en la Argentina?
Para la determinación del valor de venta al público de las naftas y otros derivados del petróleo se tienen en cuenta la cotización del dólar comercial; el precio internacional del barril de crudo, los impuestos y el valor de los biocombustibles.
Los impuestos a los combustibles líquidos se actualizan trimestralmente de acuerdo a la inflación, lo que explica parte de los últimos aumentos aplicados, que fueron más altos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que en las provincias, con el objetivo de achicar la brecha existente.
Inflación y dólar van a estar impulsando los precios. Y si hay recuperación del precio del petróleo habría aun más presión en los precios finales
Desde las empresas estiman que a pesar de los aumentos aplicados, los precios aun tienen un atraso del 10%. “Esa cuenta tiene que tener un valor de referencia que a veces no es tan claro. Los aumentos de los precios de los biocombustibles y el impuesto a los combustibles líquidos aumenta el nivel final en el surtidor. Al dólar oficial mayorista, en enero, está entre 6% y 8% más bajo que en enero de 2020 y si se toma el promedio de los meses de la pandemia llegó a estar un 13% por debajo”, detalló el economista Julián Rojo, del Instituto Argentino de la Energía (IAE) General Mosconi.
“Inflación y dólar van a estar impulsando los precios. Y si hay recuperación de la cotización internacional precio del petróleo habría aun más presión en los precios finales. En el caso de los biocombustibles están fijados hasta mayo 2021 y si se prorroga la ley, se sigue como se hacía hasta ahora, que el precio se ajusta por una fórmula. Hay que ver qué decisión política se toma sobre eso. Es muy posible que el precio final se determine a través de YPF, el principal actor del mercado que marca los precios”, agregó Rojo.
Desde la consultora Energy Consilium, que dirige el ex ministro de Energía Juan José Aranguren, miden mensualmente el “margen de refinación” que considera los precios netos de impuestos de las naftas y gasoil en las las refinerías locales, los de los petróleos crudos refinados en el país y los de los biocombustibles.
“Cualquier número para calcular un desfase va a depender del punto de partida. No importa cuánto está atrasado si no cuáles son las necesidades de YPF. Pero estamos con un precio del crudo alrededor de USD 56, un tipo de cambio oficial que se aprecia conforme a la inflación y la presión de los precios del crudo y de los biocombustibles, a lo que se suma el peso de los impuestos internos que también siguen a la inflación”, estimó Aranguren.
“Hoy YPF tiene necesidad de generar caja y si no se sigue la evolución del tipo de cambio se va a restringir. Si la decisión política es no aumentar el precio, la producción va a ser menor. Si no se traslada a los precios, va a haber una caída en la producción de crudo y gas y vamos a tener que importar mucho más a precios internacionales. YPF necesita recuperar el terreno perdido”, agregó Aranguren.
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