La intervención del viernes del Banco Central, al mediodía cuando los dólares alternativos se acercaban a un alza de 2%, no se limitó a una fuerte venta de bonos en dólares a cambio de pesos, sino que incluyó llamadas de teléfono a los operadores “recomendándoles” que se aparten y que no hagan nada que atente contra la estabilidad cambiaria. Por supuesto, el resultado fue que después del mediodía los privados se retiraron del mercado y la plaza quedó a disposición del Banco Central que ofrecía sus bonos en dólares AL30 a un precio menor en pesos para recortar la suba del contado con liquidación y del dólar Bolsa o MEP.
En las cifras oficiales algo consiguió. El contado con liquidación con negocios por USD 78,1 millones, de los cuales la mitad fueron ventas del Banco Central, bajó 4 centavos a $ 145,25. Pero si alguien quería hacer esa operación en la realidad, debía pagarlos a $ 147, un precio que es $ 1,70 más elevado que el del jueves.
Con el dólar Bolsa pasó algo similar. Se operaron USD 43,9 millones, con fuerte participación oficial, y cerró con una baja de 78 centavos a $ 145,06. Pero si alguien quería hacerse de dólares, debía pagarlo 146,60. En otras palabras ambos dólares subieron más de 1% y en la semana acumularon una suba de casi 6%.
El Gobierno tiene serios problemas con el dólar y ya no le alcanza con la intervención. El hecho de que el “blue”, el dólar libre del mercado, bajara $ 1 a $ 161 muestra la excesiva oferta que tiene el mercado producto de la diferencia que hay con el resto de los dólares y por la fuerte venta de los que compraron dólar ahorro en los bancos.
Por otro lado, sigue el retiro de dólares de los bancos tras la fuerte suba de los últimos días de diciembre, donde los inversores colocaron dólares en sus cajas de ahorro para eludir el impuesto a los Bienes Personales. El martes pasado la caída fue de USD 62 millones. La salida se debe a que los tenedores de dólares deben hacer frente a fuertes obligaciones en enero y salen a vender para hacerse de pesos. Pero la demanda de dólares, está intacta y al acecho como se vio en el mercado de divisas alternativo.
En la plaza mayorista, el ritmo devaluatorio se mantuvo sin cambios. El dólar subió 10 centavos a $ 85,11 pero sin que el Banco Central pueda comprar divisas.
De hecho, debido a la fuerte baja del oro de más de 4% y al derrumbe del euro y la libra esterlina frente al dólar, las reservas bajaron USD 97 millones a 39.458 millones. Los mismos activos que antes las hicieron subir, ahora ante un mercado internacional que asume más riesgos a pesar del recrudecimiento de la pandemia, le están jugando en contra.
Y el problema puede seguir en la rueda de hoy porque en el mercado overnite, que comienza a operar a las 19.30 hora local, donde se apuesta a las apertura del lunes, el oro y el euro seguían en fuerte baja. Por eso no debería extrañar otro retroceso de las reservas.
Las Bolsas de Nueva York, que el lunes cerraron otra rueda positiva, en la medianoche argentina estaban en rojo. El Dow Jones cotizaba 0,52% abajo; el S&P 500, 0,65% y el Nasdaq, 0,55%. Las Bolsas de Europa también operaban en terreno negativo. El DAX de Alemania perdía 0,70%; el FTSE 100 de Londres, 0,48% y el Euro Stoxx 50, que representa al medio centenar de las acciones más representativas de la Unión Europea, 0,50%.
Mientras el petróleo caía en sus dos variedades -el Brent de Europa y que es referencia de la Argentina cedía 1,28% y el WTI de Estados Unidos, 0,42%- la soja se mantenía firme y sumaba una ganancia de 0,25% al igual que el maíz.
En el mercado de bonos, la intervención del Central siguió devaluándolos y su caída hizo que el riesgo país aumentara 10 unidades a 1.385 puntos básicos y nuevamente se aproximan a perforar el fatídico techo de los 1.400 puntos.
Para hoy se espera una rueda complicada. El paro del agro va a incidir en la liquidación de divisas, mientras el Gobierno ya se decidió abiertamente a abandonar su postura de dejar libre a los mercados y giró hacia el control absoluto de la economía. Todo, desde los precios internos, hasta la decisión de prohibir importaciones suntuarias y limitar las exportaciones de maíz, quedó bajo la égida oficial. La historia económica argentina es rica en estos acontecimientos y no hay una sola que haya tenido un final feliz.
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