El nuevo año comenzó con más incertidumbre que certezas sobre las expectativas macro y microeconómicas, al punto que Enrique Szewach, economista y ex director del Banco Central, escribió en Infobae: “Con tantos condicionantes, el pronóstico económico para 2021 se transformó en adivinanza”, porque al desconocimiento mundial de cómo y cuánto tiempo llevará superar la crisis sanitaria que generó la pandemia de covid-19 se agregan en el orden local los desaciertos de política, más focalizada en aumentar la presión tributaria y restar ingreso disponible a cada vez más familias y empresas, que en generar incentivos para superar los efectos negativos del nuevo escenario, como hacen la mayoría de los países y que le permitieron mostrar mejor desempeño que la Argentina, en la salud y en la actividad agregada.
Se sabía que una década de estancamiento y el rechazo de gran parte de la dirigencia política de avanzar con reformas estructurales en lo tributario, laboral, y también para una mayor inserción internacional fueron quitando grados de libertad para “imitar” las políticas económicas que siguieron la mayor parte de los países, y en particular recuperar el acceso al mercado internacional de deuda en un momento de abundante liquidez y tasas de interés próximas a cero por ciento.
Pero también se sabía que avanzar con políticas de cierre de la economía y nuevo aumento de la presión tributaria desde niveles récord sólo iba a conducir a profundizar la recesión, la destrucción de empleo y el comienzo del éxodo de empresas y empresarios como pocas veces había ocurrido en la Argentina, por la severa depreciación de los activos y ausencia de expectativas de recuperación en corto y mediano plazo.
Ya en abril, en pleno inicio de la cuarentena estricta que derivó en el derrumbe inédito de la actividad económica, Orlando Ferreres, ex viceministro de Economía y director de la consultora homónima había dicho a Infobae: “en el plano económico los esfuerzos parecen seguir moviéndose detrás de los acontecimientos, y por tanto los costos que se proyectan comienzan a ser más inciertos”.
Nueve meses después, el destacado economista y consultor de empresas observa que para superar la crisis, el Gobierno debiera reducir los impuestos en lugar de aumentarlos y generar un cambio de política que posibilite crear un mercado de capitales, como volver a un sistema de jubilaciones privado para poder acceder a crédito más barato y de largo plazo, y recuperar reservas en el Banco Central. “Pero esto es muy difícil que se pueda lograr por la orientación del Gobierno, que ideológicamente es opuesta a esta idea”, destacó.
Se espera una inflación un poco mayor, ahora de cerca de 4% mensual, que equivale a una suba anual de 60% en el nivel de precios
- El Banco Central hizo un balance del primer año de gobierno de Alberto Fernández y destaca que bajó la inflación por efecto directo de la política monetaria y cambiaria ¿Comparte esa visión y cree que están dadas las condiciones para esperar una nueva desaceleración en 2021?
- En 2020 el Producto Bruto Interno disminuyó mucho en el segundo trimestre, pero creo que las condiciones van cambiando y esto se puede notar en la medida en que se van incorporando nuevos sectores de la actividad económica a la producción. Por ejemplo, el PBI de noviembre del Estudio Ferreres dio una variación positiva pequeña sobre el nivel de noviembre de 2019. Esto implica una inflación un poco mayor, ahora de cerca de 4% mensual, que equivale a una suba anual de 60% en el nivel de precios. En diciembre de 2020 nuestro Índice de Precios al Consumidor dio 3,6% respecto del mes anterior.
- ¿Un régimen cambiario de crawling-peg que acompaña a la inflación pero que generó una brecha cambiaria de más de 100% y caída de exportaciones sobre el cierre del año, mientras subían fuere las importaciones, puede ser considerado un sistema de “flotación administrada consolidado”?
- Aquí, en la situación cambiaria, hay una posición un poco distinta, que hay que explicitar. Una cosa es el equilibrio del sector externo, que se da con un tipo de cambio como el oficial, es decir, una Paridad Teórica de Equilibrio de $87 por dólar como fue en diciembre de 2020, y otra que son los tipos de cambio libres, que muestran la escasez relativa de reservas líquidas, en un momento en que la economía requiere dólares para ahorrar y por lo tanto, la brecha libre/oficial puede ser de 70% o incluso del 100 por ciento.
- El Informe de marras sostiene que “el tipo de cambio real se mantuvo estable y en niveles que el BCRA considera adecuados para mantener la competitividad de la economía” ¿Coincide? ¿En un escenario atípico signado por la pandemia que se extenderá al comienzo de 2021 es válido mantener los parámetros históricos para definir una paridad cambiaria de equilibrio?
- Coincido con la apreciación de que el tipo de cambio real se mantuvo estable, con la salvedad efectuada en la pregunta anterior: hay dos situaciones un poco distintas. Una cosa es la paridad real del dólar y otra son las reservas netas disponibles, que son muy chicas. Además, es una pregunta interesante si se puede mantener el equilibrio del balance de pagos con exportaciones en descenso, como ocurrió en el 2020, pues las importaciones disminuyeron en mayor medida, con lo que resultó un balance comercial superavitario, pero con ventas externas en descenso.
Es una pregunta interesante si se puede mantener el equilibrio del balance de pagos con exportaciones en descenso
- ¿Cabe esperar que en 2021 se mantenga la brecha en torno a 100% entre la cotización del dólar para el comercio de bienes y servicios y los alternativos para ahorro y operaciones financieras?
- Creo que la brecha puede estar alrededor del 70% para el 2021. Pero esto es un pronóstico de un escenario posible.
- En sus objetivos para 2021 el BCRA destaca: “Hasta tanto se potencie la capacidad exportadora del país, las regulaciones cambiarias contribuirán a minimizar eventuales presiones en el mercado de cambios” ¿Puede ser considerado un objetivo contradictorio con el diagnóstico de que “el país mantuvo la competitividad?
- En realidad, mantuvo la competitividad, pero el dólar libre perdió mucho mayor valor por la alta presión sobre el dólar para ahorro. En ese sentido, el dólar blue también registró una fuerte presión que se mantiene elevada.
- Uno de los efectos de la crisis sanitaria mundial fue la caída del dólar y la apreciación de los precios de las materias primas, sin embargo, el Gobierno lejos de aprovechar ese fenómeno aumentó las retenciones y acaba de reeditar los cupos de exportación, empezó por el maíz ¿Qué opina?
- La caída del dólar en relación con otras monedas fue en 2020 de alrededor de 10%, como puede apreciarse por ejemplo contra el euro. Por supuesto que esto llevó a un aumento del precio de las materias primas, en nuestro caso la soja, que creció en una proporción mayor, pero hay que tener en cuenta el tema climático en los diferentes países que provocó una reducción del volumen cosechado, aunque claro en una proporción distinta. El hecho de corregir los derechos de exportación o eliminar la exportación de maíz hasta marzo tiene que ver con la protección al valor de las carnes, donde el maíz entra como insumo importante.
La caída del dólar en el mundo llevó a un aumento del precio de las materias primas, pero hay que tener en cuenta el tema climático en los diferentes países
- Hace poco más de 30 años usted fue uno de los mentores de un plan estratégico de 150 medidas para superar una crisis inédita como fue la hiperinflación ¿Es replicable hoy, dado que fue puesto en práctica por un gobierno peronista, más allá de que hoy en el Gobierno parece no pensar en esos términos?
- El plan de 150 medidas que se aplicó en 1989 era el resultado de que el gobierno había cambiado su posición sobre la economía y había contratado a gente de Bunge y Born para dirigir la economía. Hoy sería saludable una elección así, pero las condiciones no se dan para que una empresa grande se haga cargo del país. Sobre esa base se pudieron luego encontrar otras soluciones que ya estaban pensadas desde el inicio, pero que no se publicaron para mantener la tranquilidad de los mercados.
- Se dice a menudo en el Gobierno que es un objetivo: “Promover el desarrollo del mercado de capitales”, pero al ser el principal emisor de deuda compite con el sector privado en la absorción de pesos para contener el valor del dólar y de esa forma la inflación. ¿Qué pasos se debieran dar para cumplir esa meta?
- Es evidente que es difícil para el sector privado volver a los mercados de capitales, más que se dio un aumento del riesgo país después de llegar a un acuerdo con los acreedores externos e internos y el Gobierno sigue actuando en el pequeño mercado de capitales remanente. Para tener un mercado de capitales adecuado haría falta volver a un sistema de jubilaciones privadas, como tiene Chile, que le brinda capital a tasas bajas y a largo plazo. Pero esto es muy difícil que se pueda lograr por la orientación del gobierno, que ideológicamente es opuesta a esta idea.
- El 2020 fue otro año con aumento de la presión tributaria: subieron las retenciones al campo, se aprobó el Impuesto a la Riqueza y se eliminó el reintegro de IVA a las compras de alimentos con tarjeta de débito, y 2021 comenzó con leve baja de retenciones a la agroindustria, aunque subió para el vino; pero se suspendió la exportación de maíz, y se cargó el impuesto inflacionario a los monotributistas y contribuyentes alcanzados por el Impuesto a los Bienes Personales, al suspender la actualización de las escalas de imposición. ¿Eso es lo que necesita la economía para poder volver a crecer y generar un clima de negocios?
- La presión tributaria es muy elevada, una de las más alta del mundo según la apreciación de varios profesionales del rubro y encima aumentó mucho por diversas medidas adoptadas como el aumento a las retenciones del campo, que después bajaron temporalmente tres puntos; el nuevo impuesto a la riqueza, la eliminación de del IVA a los alimentos que elevaron la inflación de cada mes, aunque partiendo de niveles bajos como eran las cifras del índice de precios al consumidor de abril o mayo de 2020. Se requiere bajar en mucha mayor escala los distintos impuestos que afectan tanto a nivel nacional, provincial o municipal.
La presión tributaria es muy elevada, una de las más alta del mundo según la apreciación de varios profesionales del rubro y encima aumentó mucho
- Todo comienzo de año se caracteriza por los buenos deseos y las expectativas de estar mejor que el año anterior ¿Ve fundamentos macro y microeconómicos para concretarlos?
- Según nuestros pronósticos, por mera recuperación de los sectores afectados por las prohibiciones, el incremento del PBI del 2021 puede ser de alrededor del 6% a 7% sobre la cifra de 2020. Ahora, si es cierto que dada la caída del segundo trimestre último respecto de igual tramo de 2019 (fue de casi 20%) se va a registrar un incremento de alrededor de 17% en el segundo trimestre del corriente año. Esto será importante pues las cifras de abril mayo y junio del 2021 serán las últimas que publicará el Indec antes de las elecciones legislativas de medio término; y que si se usan políticamente pueden representar mucho para el oficialismo. Eso va a depender de cómo estén las otras variables macroeconómicas, por ejemplo, la inflación que puede crecer bastante.
- ¿La vara para saber si se terminará mejor debe ser la comparación con un 2020 muy duro, o con el punto de partida, diciembre de 2019?
- Ya estamos teniendo en el Índice General de Actividad, es decir, el PBI, un incremento pequeño en relación con noviembre de 2019. O sea, la recuperación va a tener la forma de raíz cuadrada, una caída importante, una recuperación rápida, y una frenada posterior sin llegar a las cifras promedio de 2019.
- ¿Una reflexión final?
- Requerimos una evolución muy fuerte de la inversión para poner un límite a la pobreza del país, que algo va a bajar por el incremento de la actividad del 2021. Esta inversión bruta interna fija ha crecido 8% entre noviembre de 2020 y 2019 y esto se dio en la franja de equipos de producción y en la construcción. Pero no será suficiente para revertir la situación social de la población afectada por el desempleo y la pobreza. Esperemos que el Gobierno reaccione a tiempo para salvar la situación y aun puede hacerlo.
Seguí leyendo: