El Gobierno dará a conocer esta semana el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de diciembre que determinará cuánto fue la inflación general a lo largo de 2020, un año que estuvo marcado por el impacto económico de la pandemia, el aumento del gasto y de la emisión monetaria, y el congelamiento de precios clave decidido por el Poder Ejecutivo. Las estimaciones públicas y privadas indican que el año pasado cerró con una variación de precios de entre 35 y 36 por ciento y que el horizonte muestra señales de que el indicador se acelerará.
Las mediciones mensuales de inflación mostraron números crecientes en la segunda mitad del año. Tras el inicio de la crisis sanitaria por el coronavirus, el ritmo de suba de precios se había estabilizado en torno de 1,5% entre abril y mayo. Los meses siguientes estableció un piso más alto del IPC, que aceleró a 2,2% en junio, retrocedió a 1,9% en julio pero tomó impulso para la última parte de 2020, con un pico de 3,8% en octubre.
Para el último mes del año, algunas consultoras privadas calcularon que la inflación incluso aceleró hasta 4%, como en el caso de Ecolatina. Por su parte, Orlando Ferreres estimó para diciembre una variación de precios de 3,6 por ciento.
Las estimaciones públicas y privadas indican que el año pasado cerró con una variación de precios de entre 35 y 36 por ciento y que el horizonte muestra señales de que el indicador se acelerará.
Tras esa última medición mensual, las cifras finales de inflación de 2020 terminarán entre 35% -según la estimación del propio ministro de Economía Martín Guzmán- y 36%, según las proyecciones privadas. Los datos oficiales marcan que hasta noviembre la inflación acumulada en los primeros once meses del año pasado era de casi 31%.
“Aunque el nivel general de precios aumentó 36%, este valor contiene muchas disparidades en su interior”, señaló este domingo un informe de Ecolatina. “Las tarifas de servicios públicos estuvieron congeladas durante todo el 2020, estirando a dieciocho los meses sin ajustes. En la misma línea, el Poder Ejecutivo pospuso varias actualizaciones de prepagas, combustibles y otros precios regulados. Como resultado, el IPC Regulados acumuló una suba de 16% el año pasado, ubicándose 20 puntos por debajo del nivel general. Aunque esta dinámica perseguía un fin distributivo -alivianar la carga de aquellos consumos esenciales e inelásticos- provocó un atraso que deberá corregirse, agregando presiones a la futura suba de precios”, explicó la consultora.
Otro atenuante de la inflación 2020 pero que podría llevar a una mayor aceleración este año son los esquemas de controles de precios. “El IPC Consumo Masivo, que representa un quinto del nivel general de precios, aumentó solo 21,5% el año pasado, ubicándose 15 puntos por debajo de la inflación de 2020. De esta forma, se observa cómo el programa de Precios Máximos podría ser víctima de su propio éxito: su efectividad durante el segundo trimestre (aumentos menores al 1% mensual) forzó algunos descongelamientos en el cierre del año (1,7% promedio mensual) que se acelerarían durante el comienzo de este año producto del atraso (frente a la suba de costos) acumulado” apuntó Ecolatina.
El conjunto de consultoras, bancos y fondos inversores que participa del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central estimó en la última actualización publicada por la autoridad monetaria que el 2020 terminó con una suba de precios anual de 36,7%, lo que significó un aumento de casi un punto porcentual frente al pronóstico anterior. Asimismo, la suba del IPC para el primer mes del 2021 sería en promedio de 4% mensual, con una tendencia de desaceleración leve en los meses siguientes.
En términos generales, según el REM, el sector privado trabaja con una expectativa de inflación cercana al 50% para este año. La necesidad de descongelar tarifas y otros precios regulados le pondrán un piso alto a la suba de precios, aunque según Ecolatina hay otros factores que podrían generar este año un IPC más alto.
“Una segunda ola de coronavirus y un endurecimiento de la cuarentena volverían a golpear al resultado fiscal, forzando al Banco Central a acelerar la emisión y agravando el desequilibrio del mercado monetario, desequilibrio que en las últimas semanas tendía a normalizarse. Si el exceso de oferta de pesos se re-acentuara, posiblemente también se re-acentuaría el exceso de demanda de dólares. En consecuencia, un nuevo shock de emisión podría desembocar en un salto del tipo de cambio oficial, que acelerase aún más la suba de precios”, advirtió.
El sector privado trabaja con una expectativa de inflación cercana al 50% para este año, según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM).
Martín Guzmán afirmó el viernes en un discurso ante la Universidad del Comahue que espera que la inflación se reduzca unos cinco puntos porcentuales al año, aunque el Gobierno prefiere no trabajar con un esquema de metas de inflación como lo hizo el Gobierno de Mauricio Macri.
“Hay que bajar la inflación de forma consistente. El problema de la inflación es multicausal y la abordamos como un esquema integral. Terminará el 2020 alrededor de 35%, dentro del rango que buscábamos. Buscamos que la inflación se vaya reduciendo 5 puntos porcentuales año a año, con una estrategia que se enfoca en alinear precios clave de la economía y tener una política fiscal consistente”, afirmó el ministro en Neuquén.
Allí, Guzmán planteó la estrategia oficial anti-inflacionaria para este año. “Las políticas de precios e ingresos son necesarias para coordinar expectativas. Se van a usar en 2021 como parte de un esquema integral para atacar el problema de la inflación. Los acuerdos de precios y salarios son efectivos para anclar las expectactivas”, anticipó, reafirmando la apuesta oficial a una batería de intervenciones y controles en los mercados de bienes y servicios.
Los primeros movimientos de piezas del año en el gabinete nacional llegaron desde el Ministerio de Economía, donde Guzmán eligió cambiar el perfil del secretario de Política Económica, que actúa como virtual viceministro. En lugar de Haroldo Montagu, que trabajó especialmente en delinear las medidas de emergencia durante la pandemia, será ocupado por Fernando Morra, economista de la Universidad de La Plata y que se especializa en procesos de desinflación.
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