Elon Musk es el nuevo hombre más rico del mundo, luego de que el valor de las acciones de su empresa Tesla se disparara hasta superar por sí sola el precio de mercado de las siguientes 10 automotrices más valiosas del mundo, y en sus primeras horas en esa posición que garantiza la atención y las miradas del mundo de los negocios ya generó en forma involuntaria uno de esos fenómenos típicos de su personalidad: una combinación de uso intensivo de redes sociales, un conflicto con otro megamillonario, el seguimiento casi fanático de inversores minoristas y una confusión que mueve al mercado.
La acción de una casi desconocida empresa de ingeniería saltó 526% en un sólo día gracias a un tuit del ingeniero que está detrás de la empresa automotriz y Space X. Con sólo dos palabras, con las que buscaba atacar al servicio de mensajería Whatsapp tras un controvertido cambio en sus condiciones de privacidad, algunos inversores despistados revivieron a una acción ínfima del mercado estadounidense y le dieron su día más memorable de cotización de su historia.
La empresa se llama Signal Advance Inc. Su valor en el mercado, medido como capitalización bursátil, es de apenas USD 344,8 millones. Puede parecer una cifra importante, pero si se tiene en cuenta que Tesla tiene un valor de USD 773.524 millones, se ve claramente que las diferencias son siderales. El valor de la pequeña empresita con sede en las afueras de Houston, Texas, representa apenas el 0,04% del de la fabricante de autos eléctricos. Una hormiga al lado de un gigante.
La plataforma de operaciones de Reuters la describe es “una empresa consultora y de desarrollo de productos y procedimientos de ingeniería” que “se centra en el desarrollo de aplicaciones para tecnologías emergentes”. Produjo tecnologías para aplicaciones médicas e industriales, transporte, defensa y producción de energía.
¿Cuál es la relación entre Signal Advance y Musk? Ninguna. Bueno, casi ninguna. Desde ayer en realidad están relacionados por un pequeño malentendido.
En el día en que se transformó en el número uno del mundo de los negocios, Musk no se privó de atacar a uno de sus blancos favoritos: Facebook, dueña del servicio de mensajería Whatsapp.
En medio de la polémica por un controvertido cambio en las condiciones de servicio de Whatsapp que genera dudas respecto a la privacidad de los usuarios, Musk tuiteó “Usen Signal” (Use Signal). El mensaje hacía referencia a una aplicación de mensajería alternativa que, a diferencia del sistema propiedad de la empresa de Mark Zuckerberg, hace foco en la privacidad de sus usuarios.
Pero algunos de los más de 41 millones de seguidores de su cuenta en la red social Twitter parecen haber caído víctimas de la economía de lenguaje del ingeniero y la falta de contexto de su tuit.
A las 9,56 del martes 7 de enero, hora en que Musk publicó su tuit, la acción de Signal Advance valía 57 centavos de dólar. Propiamente una penny stock, como se llama en el mercado a las acciones de empresas pequeñas que valen unos pocos centavos o unos pocos dólares y que cotizan en mercados “over the counter”, menos visibles y transparentes que los principales de Wall Street.
A las 12,06, la modesta acción que cotiza bajo el símbolo SIGL alcanzó su máximo histórico desde que salió a cotizar en 2014 a un precio de USD 1: alcanzó los USD 4,99 para luego retroceder levemente y cerarr a un precio de USD 3,76 por acción.
Un día sin dudas histórico para las operaciones de mercado de la pequeña empresa texana. En apenas unas horas, los negocios que se hicieron alrededor de SIGL alcanzaron los USD 273.998, luego de promediar en todo el año previo apenas USD 10.353 en operaciones diarias.
A diferencia del perfil mucho más tradicional de Jeff Bezos, Musk ya produjo una enorme cantidad de episodios divertidos, polémicos o directamente extraños como el que generó en forma involuntaria ayer.
Más allá de su vida como empresario, Musk supo fumar marihuana en cámara durante un podcast de 2018, un movimiento inusual que golpeó el precio de las acciones de Tesla. También llamó “pedófilo” a un buzo que rescató a un grupo de escolares tailandeses atrapados en una caverna, desilusionado porque su oferta de ayuda fue descartada. Y, entre muchos otros episodios, este año también tuvo un rol como mínimo polémico a la hora de discutir medidas contra la pandemia de coronavirus COVID-19.
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