Las tenencias al 31 de diciembre de cada año son la foto a partir de la cual la AFIP computa la base imponible para el Impuesto a los Bienes Personales. Así, en la cercanía de esa fecha, los contribuyentes tienden a mover sus activos de manera tal de minimizar el costo de ese tributo. Por ejemplo, sacan dólares del colchón para colocarlos en cajas de ahorro en dólares, que están exentas del pago de ese impuesto.
En el cierre 2020, la recuperación fue bienvenida porque la incertidumbre cambiaria y las experiencias pasadas en materia de confiscación de depósitos se combinaron para que en todo el año el stock de depósitos en dólares cayera en total USD 3.492 millones. Sin el repunte de fin de año, la pérdida hubiera sido aún mayor.
Entre el 11 de noviembre y el 30 de diciembre, último día hábil del año pasado, los depósitos bancarios en dólares del sector privado saltaron USD 1.346 millones, un crecimiento de casi el 10% desde su punto más bajo del año (9,2%). Entraron a razón de USD 43 millones por día.
El movimiento es similar, aunque algo más grande, que el que se vio al cierre de 2019. En el mismo período de ese año los depósitos bancarios sumaron USD 708 millones, que apenas alcanzaron a compensar levemente la poco menos que catastrófica salida de USD 13.751 millones que tuvo lugar entre la victoria de Alberto Fernández en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto y el anteúltimo mes del año.
Resultado de la fuerte salida de depósitos de 2019 se dio un abrupto recorte del financiamiento en dólares que fue el disparador de crisis empresarias como la de Vicentin, como ejemplo más notorio, y de reestructuraciones de deuda en moneda extranjera accidentadas. Sin depósitos, los bancos dejaron de prestar en dólares y se cortó el financiamiento de capital de trabajo. El stock de préstamos en dólares al sector privado se redujo en los últimos 16 meses, empezando en agosto de 2019.
En 2020, el derrumbe del año previo se transformó en una salida gradual pero constante. Los temores que se desataron tras la disparada del dólar oficial del día después de las PASO y la imposición de controles de cambio al mes siguiente no llegaron a disiparse en ningún momento.
Resultado de la fuerte salida de depósitos de 2019 se dio un abrupto recorte del financiamiento en dólares que fue el disparador de crisis empresarias como la de Vicentin
A pesar del aislamiento social que dificultó el acceso a las ventanillas de los bancos durante la mayor parte del año y de que los ahorristas aprovecharon el cupo de USD 200 mensuales autorizado por el Banco Central para redondear compras de billetes por USD 4.389 en los primeros 11 meses del año -los datos de diciembre todavía no se hicieron públicos- los dólares en efectivo encontraron la forma de salir de los bancos.
Sin embargo, en el último tramo del año -y dado que aunque las trabas cambiarias se intensificaron, el miedo a una confiscación no se concretó- el costo impositivo de ahorrar en el colchón pudo más que las dudas.
El repunte de los depósitos en dólares ayudó a que el Banco Central terminara diciembre con un leve repunte de las reservas internacionales, unos USD 757 millones para terminar el año en USD 39.409 millones. Esto es porque los depósitos en dólares de ahorristas y empresas se encajan casi totalmente en la autoridad monetaria y se computan como parte de las reservas brutas.
Junto con compras en el mercado cambiario hechas por la entidad conducida por Miguel Pesce que estuvieron algo por encima de los USD 500 millones en diciembre la vuelta de los dólares a los bancos ayudó a maquillar el cierre del año.
Pero en los bancos no se hacen ilusiones respecto a la continuidad del regreso de los dólares del sector privado a las cuentas bancarias. Más que nada porque así como diciembre suele mostrar un repunte en las colocaciones, cuando el humor de los ahorristas es negativo una vez superada la foto de fin de año de Bienes Personales el goteo de divisas suele reiniciarse. El ejemplo más cercano es el de enero 2020, mes en el que salieron USD 647 millones en dirección al colchón.
Seguí leyendo: