Hasta el momento la mayoría de los sectores de la actividad agropecuaria y agroindustrial se pronunciaron preocupados y en contra de la decisión del gobierno de cerrar las exportaciones de maíz, que podría significarle al país una pérdida superior a los 800 millones de dólares, de acuerdo a las estimaciones realizadas por las Bolsas de Cereales y de Comercio del país.
Pero también advierten que la medida podría tener un efecto negativo en la sustentabilidad de la producción agrícola, donde el trigo y el maíz tienen un rol trascendental a través de la rotación de los cultivos, que permite cuidar a los suelos. Así lo manifestaron los integrantes de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), desde donde se mostraron dispuestos a aportar experiencias y conocimiento técnico.
En un comunicado solicitaron al gobierno dar marcha atrás con la intervención del mercado de maíz, y manifestaron: “Confiamos en que la medida sea revisada y eventualmente suspendida, para dar lugar a la construcción de mejores estrategias junto a todos los actores de las cadenas productivas que permitan atender a las necesidades de corto plazo de nuestros compatriotas, sin afectar negativamente en el mediano y largo plazo a los sistemas productivos”.
Además, señalaron que la medida oficial, “genera incertidumbre de cara a la próxima campaña agrícola, demorando los logros productivos que se consiguieron en los años que no hubo intervenciones en los mercados y el sueño de las 200 millones de toneladas de granos. A todos nos preocupa que en la mesa de los argentinos estén presentes los mínimos aconsejables por la ciencia en cuanto a proteínas, fibra alimentaria, carbohidratos y ácidos grasos esenciales. No obstante, ello se logra con mayor producción de alimentos y de sus materias primas necesarias, capaces de satisfacer la demanda interna al mejor precio”.
Los productores de siembra directa sostienen que las medidas de intervención no provocaron beneficios cuando se implementaron a la sustentabilidad del sistema productivo, especialmente en los años del kirchnerismo en el Gobierno. “Los dos principales cultivos de primavera-verano que cada año compiten por superficie son el maíz y la soja, en muy menor medida el girasol”, explicaron los dirigentes y productores de la entidad.
Datos oficiales
A partir de esto, aportaron datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, que demuestran que las intervenciones en los mercados afectan la adecuada rotación de cultivos y benefician al monocultivo de soja. Entre 2010 y 2015 cuando se llevaron adelante políticas de restricciones a la comercialización de maíz, la siembra del cereal se ubicó en todo ese período entre 5 y 6 millones de hectáreas, y con una cosecha que nunca superó las 34 millones de toneladas por campaña. El promedio en ese lustro fue de 29 millones de toneladas de maíz por campaña.
Por otro lado, en ese mismo período el área de siembra de soja se ubicó en torno a las casi 20 millones de hectáreas y la cosecha osciló entre las 40 (en la sequía de 2011/12) y las 61 millones de toneladas (2014/15), con un promedio de 50,5 millones de toneladas por campaña.
El panorama fue muy diferente en el período 2015-2020 cuando no hubo restricciones a las exportaciones de maíz. El área sembrada con el cereal registró un importante aumento del 55% y se ubicó entre las 7 y 9,5 millones de hectáreas, y con una producción sostenida de entre 43 millones de toneladas, en la peor campaña del quinquenio que fue la del 2017/18 por la sequía, y las 58 millones de toneladas de maíz en última campaña.
En ese mismo período, la siembra de soja cayó hasta las 17 millones de hectáreas en las últimas tres campañas y su cosecha se ubicó entre las 38 millones de toneladas, en el período de sequía en el ciclo 2017/2028, y las 59 millones de toneladas en el ciclo 2015/2016. Además, se registraron picos máximos con un promedio de 51,1 millones de toneladas por campaña de producción en el período analizado.
“En el quinquenio sin restricciones a las exportaciones de granos, la producción de maíz promedio creció un 72%, pasó de 28,8 a 49,6 millones de toneladas, mientras que la producción promedio de soja no varió de manera significativa, se mantuvo en el mismo rango de 50,5 y 51,1 millones de toneladas promedio en sendos períodos”, señalaron desde Aapresid.
Por último, manifestaron: “Cuando se comparan los años de vacas flacas, es decir, las sequías de las campañas 2011/12 y 2017/18 la suma de producción de soja y maíz en conjunto arrojan 61,3 y 81,2 millones de toneladas respectivamente. Una diferencia de 20 millones de toneladas, un 32,5% más de estos dos granos analizados en el período sin restricciones a las exportaciones para hacer frente a esas sequías”.
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