Para 2021 se espera que prácticamente todos los bancos centrales del mundo recurran a políticas monetarias expansivas, con tasas de interés en mínimos, como una forma de intentar impulsar la recuperación luego de la peor caída de la economía global desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, no todos van a poder hacerlo. Hay un grupo muy selecto de países que, debido a sus propios problemas, tendrán que ir por el camino contrario y endurecer su postura mientras la actividad intenta ponerse de pie.
La agencia internacional Bloomberg publicó un relevamiento de expectativas de tasas de interés de referencia que cubre el 90% de la economía global, con más de una veintena de previsiones de mercado respecto a qué va a hacer cada banco central en el futuro cercano. Se trata de un análisis trimestral que se actualiza en forma periódica y que muestra una dirección casi unánime para las posturas de los banqueros centrales.
“Se asume que los bancos centrales querrán garantizar que la recuperación es segura antes de empezar a considerar una política más estricta. La continua incertidumbre sobre la trayectoria del virus junto con el elevado desempleo y la débil inflación son las principales razones para esperar. E incluso si la inflación regresa este año, los bancos centrales probablemente tratarán de revisarla”, analizó el reporte.
“En la Gran Crisis Financiera, los bancos centrales fueron el único show de la ciudad. En la recesión de covid-19, son ejercicios de pre calentamiento para los ministerios de finanzas que ofrecen estímulos fiscales masivos y los sistemas de salud que ofrecen la vacuna. Mirando hacia el futuro, el principal desafío será salir del estímulo extremo sin perturbar la estabilidad financiera”, comentó el economista Tom Orlik de Bloomberg.
Sin embargo, en ese escenario de mayoría absoluta de previsiones de política monetaria laxa entre los 23 principales bancos centrales del mundo. De la mayoría de bancos relevados se espera una tasa estable en mínimos. En los casos de China, India, Rusia y México se esperan todavía nuevos recortes a la tasa. Pero dos casos se destacan por la necesidad de ir a contramano: Nigeria y Argentina.
Nigeria, como la Argentina, enfrenta una inflación de dos dígitos que se escapó repetidas veces de la meta de su banco central. En medio de un programa acordado con el Fondo Monetario Internacional el país intenta recuperar el favor de los mercados y un recorte de 2 puntos porcentuales de la tasa de referencia en medio de la recesión causada por la pandemia probablemente deba ser revertido este año.
Es probable que la futura política monetaria sea más clara cuando Argentina llegue a un acuerdo para un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional
El otro caso a contramano es el argentino. La tasa de referencia de la Argentina se ubica hoy en el 38% anual y, según el consenso de los especialistas consultados por el relevamiento, camina a terminar 2021 en el 42% anual. Aunque hay lugar para expectativas aún más duras.
“Nosotros tenemos una previsión para fin de año del 46%, para febrero del 42% y un pico en junio en 46%”, dijo Andrés Borenstein de Econviews. “Esto es porque esperamos más inflación en la primera mitad del año”, agregó.
En el análisis de la agencia internacional, mientras tanto, la entidad conducida por Miguel Pesce va a tener que retocar la tasa para evitar complicaciones mayores en materia inflacionaria y cambiaria. Aún así, sostiene, la política monetaria debería ser más clara si la Argentina finalmente cierra un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
“El banco central de Argentina ha dado un incipiente giro hacia políticas más ortodoxas en un intento de reducir la volatilidad del peso. Después de un ciclo masivo de recorte de tasas durante la mayor parte de 2020, los encargados de la formulación de políticas elevaron ligeramente el rendimiento de referencia en noviembre para incentivar el ahorro y la inversión en pesos. También han relajado marginalmente algunos de sus estrictos controles cambiarios, permitiendo que las tiendas de cambio de divisas vuelvan a abrir parcialmente sus puertas”, evaluó el reporte.
“Es probable que la futura política monetaria sea más clara cuando Argentina llegue a un acuerdo para un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional. Las negociaciones están en curso y el gobierno pretende cerrar un acuerdo para marzo o abril. Hasta entonces, las reservas del banco central, que ahora están en su nivel más bajo en cuatro años, seguirán siendo una fuente importante de preocupación - y la razón por la que los responsables de las políticas mantienen controles estrictos, incluyendo dos impuestos separados sobre las compras de dólares”, señaló.
“Los estrictos controles de capital permitieron al BCRA mantener el combo de una moneda sobrevaluada y tasas de interés reales negativas en el 2020. Nos parece poco probable que el BCRA sea capaz de mantener una línea de política similar en 2021, bajo un acuerdo con el FMI, incluso si los controles de capital permanecen en su lugar durante el año. Creemos que es más probable que el BCRA aumente el tipo de política para que los tipos reales vuelvan a ser positivos, al mismo tiempo que intenta debilitar gradualmente el peso en términos reales. Una condición previa para ello es un ajuste fiscal que reduzca la dependencia de la emisión de dinero para financiar el déficit público”, agrego la economista Adriana Dupita para Bloomberg.
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