Atrapados muchas veces por la grieta, a algunos economistas les cuesta identificar el origen de la crisis económica de la última década sin caer en discusiones ajenas a las cuestiones técnicas, a los datos o a la historia reciente del país.
Con su nuevo libro, el economista Marcos Buscaglia, ex analista del Bank of America en Nueva York y actual director de Alberdi Partners, intenta saltar ese corralito ideológico para detallar los problemas e ir en búsqueda de algunas propuestas o eventuales soluciones. Y no sólo desde el campo económico, sino también político e institucional, tal vez el aspecto más complejo para resolver en la agenda del país.
En diálogo con Infobae, Buscaglia, de 50 años y con un doctorado en Economía en la Universidad de Pennsylvania, explicó las bases de esta nueva obra llamada “Emergiendo”, detalló la herencia del gobierno de Mauricio Macri, al que responsabilizó por las deficiencias actuales de la economía, describió la política económica de la gestión de Alberto Fernández y anticipó qué efecto puede tener un potencial acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre otras cuestiones clave.
-Las razones de la crisis actual: ¿Cristina, Macri o Alberto Fernández?: “La crisis económica empezó con el kirchnerismo, que dilapidó la época de precios de nuestras exportaciones más elevados de la era moderna, y dejó el país en default, con cepo y atraso cambiario, con reservas internacionales netas negativas, alta inflación, atraso tarifario, un déficit fiscal de cerca del 7% del PBI, y una infraestructura energética y de comunicaciones, tanto las típicas como las tecnológicas, destruida, entre otros problemas”, expresó. “Hay una analogía que me gusta mucho. Es como que el kirchnerismo hubiese tomado una jarra de cerámica y la hubiese tirado al piso, dejándola en pedazos. La crítica a Cambiemos consiste en cómo intentó reparar esa jarra. Principalmente porque al final los errores dejaron que vuelva el kirchnerismo, que tomó la jarra a medio arreglar y la arrojó con fuerza al suelo nuevamente. Así estamos, con las piezas desparramadas”, aclaró. Por lo tanto, afirmó, “la crítica a Cambiemos es muy distinta de la crítica al kirchnerismo. Es a la estrategia de rearmado de la economía (y al mensaje que dieron mientras tanto). Es el kircherismo el que sigue tirando la jarra al piso y destruyendo cada vez más nuestra economía”.
Es el kirchnerismo el que sigue tirando la jarra al piso y destruyendo cada vez más nuestra economía; la crítica a Cambiemos consiste en cómo intentó reparar esa jarra
- Los errores de la gestión económica de Cambiemos: “La estrategia inicial falló, con una política fiscal demasiado laxa y una política monetaria con una meta de inflación demasiado agresiva y con un esquema de flotación cambiaria, para el cual no había llegado el momento todavía. Además, las negociaciones con los gobernadores fueron muy blandas en varios momentos. Habría que haberles tirado una mayor parte del ajuste fiscal. A eso se suma un programa con el FMI mal negociado, sobre todo en la parte monetaria, de buscar un crecimiento de la base monetaria cero, lo cual tuvo un efecto muy malo sobre la actividad económica”, afirmó.
Buscaglia consideró que el libro constituye la primera crítica a esa gestión, no desde el peronismo u otro espacio político, sino desde una visión técnica. “Es la crítica que Cambiemos no se hizo de cara a la sociedad. Está hecha desde un punto de vista cercano a ellos en muchos temas, y tratando más que nada de entender las deficiencias estructurales que tiene la Argentina que convirtieron errores de política económica y un cambio de condiciones internacionales en una crisis mayor”, explicó.
- La crisis actual, ¿es más política que económica?: “Son las dos cuestiones. Hay un modelo de estanflación estructural que nos viene llevando de crisis en crisis por décadas. Incluye una mala estrategia de desarrollo, excesivas regulaciones e impuestos, una macro híper volátil, y un sistema institucional que no da garantías de nada –va cambiando las políticas económicas, internacionales, de salud, de educación, de todo- en pocos años. Así es imposible invertir y por lo tanto generar empleo de calidad”, detalló. Al respecto, consideró que “el Estado no solo es muy grande, sino que, peor aún, funciona pésimamente. Está cooptado por punteros e intereses especiales como los sindicatos, y la corrupción es escandalosa. Si queremos tener un país moderno, más allá de la orientación ideológica, tenemos que ponernos de acuerdo en tener una burocracia profesional y con controles”.
- La orientación ideológica del gobierno actual: “Está claro que cada vez más Cristina Kirchner maneja la agenda y los resortes del gobierno. También están intentando con su hijo Máximo hacer crecer su poder dentro del peronismo, lo que va a redundar en candidaturas legislativas y luego ejecutivas cada vez más pululadas por extremistas”.
-La corta luna del miel con los bonistas. “Todo cambió el 15 de septiembre, cuando forzaron a las empresas a reprogramar los vencimientos hasta el 30 de marzo de sus deudas en dólares, y apretaron el cepo aún más. Después de esto, cambió la percepción sobre cuál era la estrategia del gobierno en cuanto a su relación con el mercado. Además, hay una oferta continua de bonos en dólares por parte de la Anses y del BCRA, para contener el contado con liqui, y no se sabe cuándo ni donde termina, presionando los precios de los bonos”.
- Los efectos de un posible acuerdo con el FMI: “No sé qué va a pasar con el acuerdo. Me cuesta mucho pensar cómo se puede llegar a uno en estas condiciones. Está claro que Cristina Kirchner le puso un freno, o por lo menos un límite mucho más estrecho, a las subas de tarifas. Esto después de haber modificado la movilidad jubilatoria. En este contexto, ¿qué van a ajustar para cumplir la meta fiscal?”.
- La estrategia cambiaria en el año electoral. “Está claro que el intento es evitar una devaluación en el mercado oficial antes de las elecciones. Para ello su objetivo es tirar hasta abril, comprar reservas en el segundo trimestre, cuando se exporte la cosecha de maíz y soja –que viene con bonus importante por la suba de precios internacionales- y con eso llegar a octubre. ¿Llegarán? La suba de precios internacionales les da alguna chance, aunque la tienen difícil: las reservas son muy bajas y la cuenta corriente cambiaria es negativa”
Está claro que el intento es evitar una devaluación del peso antes de las elecciones; la suba de precios internacionales les da alguna chance, aunque la tienen difícil
-Las perspectivas para 2021. “Va a haber crecimiento económico y algo de creación de empleo, pero con aumento de la inflación, mismo si las tarifas no suben mucho. ¿Se va a sentir mejor que 2020? Si, seguro, porque al menos a partir de mediados de año la pandemia es muy probable que quede atrás. ¿Eso significa que será un buen año? Lo dudo. El desempleo y la pobreza van a seguir muy elevados. El esquema económico apunta a escasez de productos, y la emigración de talento y de empresas va a ser de proporciones inusitadas”.
-Opinión sobre la gestión de Guzmán-Pesce. “Creo que los resultados están a la vista. Una de las mayores contracciones económicas del mundo en 2020, con suba de la pobreza, del desempleo, un tipo de cambio con fuerte depreciación, y empresa tras empresa que se quiere ir del país. Pero el Gobierno los mide distinto: si evitan que la bomba estalle antes de las elecciones, es decir que eviten una devaluación fuerte del peso, estarán aprobados. Como Kicillof a los ojos de Cristina”.
-¿Volver a tener un ministro de Economía fuerte cambiaría el rumbo?: “¡Depende de sus objetivos! Gelbard era un ministro fuerte, y dejó tremendo lío”.
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