Economía 2021: cuáles son los pronósticos de los gurúes globales y por qué discrepan sobre los efectos de largo plazo de la pandemia

Mientras Nouriel Roubini y Stephen Roach anticipan una larga recesión, Paul Krugman y Kenneth Rogoff creen que la vacuna y la inversión en infraestructura serán las bases de la recuperación

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Una imagen de la reciente nevada, en las inmediaciones del Capitolio, la segunda ola del coronavirus puede volver a hacer caer a la economía de EEUU y prolongar la recesión global. Según otros, sin embargo, la pandemia y la recesión empezarán a quedar atrás en 2021
Una imagen de la reciente nevada, en las inmediaciones del Capitolio, la segunda ola del coronavirus puede volver a hacer caer a la economía de EEUU y prolongar la recesión global. Según otros, sin embargo, la pandemia y la recesión empezarán a quedar atrás en 2021

Amén de las razones que según Nouriel Roubini hundirán a la economía mundial post-covid 19 en una larga recesión, varios economistas expusieron recientemente sus análisis y pronósticos sobre la economía a partir de 2021.

Roubini, apodado el “Doctor Catástrofe” por haber anticipado la crisis argentina de 2001/2002 y la Gran Recesión” iniciada en 2008 con la crisis de las hipotecas y créditos subprime que empezó en EEUU y se extendió a Europa y el resto del mundo, enumeró un decálogo de razones para lo supone una trayectoria ecaonómica global en forma de L: estancamiento tras la caída a causa de la pandemia.

Segun los listó Roubini, hay 10 motivos para el pesimismo:

1) exceso de deudas y riesgos de default;

2) bomba de tiempo demográfica en los países avanzados, que llevarán a un fuerte déficit de los sistemas jubilatorios;

3) riesgo de deflación, que llevaría a estancamiento de la inversión, desempleo masivo y colapso de los commodities;

4) devaluaciones que llevarán a guerras comerciales y exacerbación del proteccionismo;

5) disrupción digital, que vía automatización y relocalización de la producción dejará una estela de desempleo y alimentará olas de populismo, nacionalismo y xenofobia;

6) desglobalización, que fortalecerá tendencias a la fragmentación y el proteccionismo;

7) por todo lo anterior, reacción contra las democracias;

8) enfrentamiento geoestratégico entre EEUU y China, con el consiguiente desacople comercial, tecnológicos, de inversiones y acuerdos monetarios entre las dos más grandes economías del mundo;

9) nueva “Guerra Fría” entre EEUU, de un lado, y Rusia, Irán y Corea del Norte del otro, con riesgo de que las ciberescaramuzas derivan en “choques militares convencionales”, y

10) disrupción ambiental, un riesgo preexistente a la pandemia, pero agravado por la pandemia.

Según los gurúes pesimistas, las cotizaciones de Wall Street no reflejan adecuadamente las perspectivas de la economía
EFE/Justin Lane/Archivo
Según los gurúes pesimistas, las cotizaciones de Wall Street no reflejan adecuadamente las perspectivas de la economía EFE/Justin Lane/Archivo

El pesimismo de Roubini, sin embargo, tiene contrejemplos, como el de Kenneth Rogoff, profesor de la Universidad de Harvard y execonomista jefe del FMI, que inicialmente había sido muy pesimista, al punto de comparar la pandemia con una invasión alienígena. S

i bien Rogoff reconoce la potencia de la segunda ola de coronavirus, es optimista sobre el triunfo final de la ciencia, los tratamientos y las vacunas y sostiene que las economías occidentales pueden impulsar la economía con un programa de obras públicas que revitalice su infraestructura y capacidad productiva. En los últimos años, dice, EEUU hizo poco en ese sentido, pero “es posible que esta renuencia a invertir en infraestructura esté a punto de terminar: Biden se comprometió a priorizar la cuestión con un fuerte énfasis en la sostenibilidad y el combate al cambio climático”.

Los optimistas y la infraestructura

Además, dice Rogoff “el paquete de estímulo de 1,8 billones de euros (2,2 billones de dólares) propuesto en la UE (formado por el nuevo presupuesto de 1,15 billones de euros por siete años y el fondo de recuperación de 750 000 millones de euros Next Generation EU) incluye un importante componente de inversión en infraestructura, que beneficiará en particular a los estados meridionales económicamente más débiles”. Además, cita que el ministro de hacienda británico, Rishi Sunak, planteó un ambicioso plan de infraestructura por 100.000 millones de libras (133.000 millones de dólares).

Según Rogoff, “todo esto parece muy prometedor, dado el estado decadente de las infraestructuras en muchos países y el hecho de que hoy el costo de endeudamiento está en mínimos históricos”.

Rogoff recuerda que un miembro de la Reserva Federal (Banco Central) de EEUU, Edward Gramlich, había señalado hace 25 años que los países desarrollados ya construyeron las infraestructuras más rentables (carreteras interestatales, puentes, sistemas de saneamiento”, el argumento ya no es del todo convincente pues “parece haber mucho margen para introducir mejoras en la red de electricidad, proveer acceso universal a Internet, descarbonizar la economía y crear una educación del siglo XXI”. De ese modo, dice, EEUU podría reeditar a una nueva explosión de ideas y fuerzas productivas como la que entre los siglos XIX y XX dio un impulso a gran escala al crecimiento económico de EEUU, hasta que se agotó en los 70s. Al respecto, Rogoff recuerda que hace tan poco como 2017 la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles calificó con un D+ (insuficiente) el estado general de la infraestructura del país.

Krugman cree que el énfasis de Biden en la lucha contra el cambio climático puede ser uno de los pilares de la inversión en infraestructura
Krugman cree que el énfasis de Biden en la lucha contra el cambio climático puede ser uno de los pilares de la inversión en infraestructura

De todos modos, Rogoff reconoce dos obstáculos a la eficacia de su medicina. Por un lado, dice, “cada proyecto nuevo obliga a resolver complejas cuestiones de servidumbre de tránsito e impacto ambiental y objeciones de ciudadanos aprensivos representantes de una variedad de intereses” que a su vez tienden a encarecer esos proyectos y alargar los tiempos de realización.

De todos modos, insiste, “en un entorno de tasas bajas como el actual, sigue habiendo razones convincentes para aumentar el gasto en infraestructura, pero se necesitará mucho saber tecnocrático para la comparación de proyectos y la evaluación realista de los costos”, De lo contrario, advierte, “es probable que el nuevo rapto de entusiasmo por la inversión en infraestructura termine siendo una oportunidad perdida”.

Rogoff reconoce la potencia de la segunda ola de coronavirus, pero es optimista sobre el triunfo final de la ciencia, los tratamientos y las vacunas y sostiene que las economías occidentales pueden impulsar la economía con un programa de obras públicas que revitalice su infraestructura y capacidad productiva

También Paul Krugman, premio Nobel de Economía 2007, se entusiasmó desde su columna en The New York Times, con las oportunidades de inversión pública y la inauguración, el próximo 20 de enero, del gobierno de Joseph Biden. De todos modos, alerta, “los próximos meses serán increíblemente sombríos” debido a la fuerza de la segunda ola pandémica. Sin embargo, insiste, “es una buena apuesta que tendremos la pandemia bajo control en algún momento de 2021”. No es el consenso de los analistas respecto de la economía, dice, pero según Krugman quienes –como Roubini– pronostican una recesión larga se basan en una comparación equivocada con la “Gran Recesión” iniciada en 2008. Una diferencia sustancial, dice, es que ahora las familias no están sobreendeudadas como estaban entonces, por lo que la demanda de consumo explotará apenas la pandemia quede atrás. Sería algo parecido, dice Krugman, a la recuperación de la economía norteamericana entre 1982 y 1984, en la segunda mitad del primer gobierno de Ronald Reagan.

Roach teme que la lluvia de dólares de EEUU (cuya deuda pública estima en 106% del PBI) se traducirá tarde o temprano en el retorno de la inflación (EFE/Sebastiao Moreira/Archivo)
Roach teme que la lluvia de dólares de EEUU (cuya deuda pública estima en 106% del PBI) se traducirá tarde o temprano en el retorno de la inflación (EFE/Sebastiao Moreira/Archivo)

Al igual que Rogoff, Krugman cree que el resurgir de la demanda privada en un mundo post-vacuna deberá ser acompañado por inversiones en gran escala para “reconstruir nuestra derruida infraestructura”, especialmente aquella, como la educativa, dirigida a los niños, y en particular la que se necesite para descabezar “el catastrófico cambio climático”.

Otro pesimista

Más en línea con el pesimismo de Roubini está Stephen Roach, ex economista jefe de Morgan Stanley y ex titular de ese banco en Asia y actual profesor en la Universidad de Yale. Según Roach, una segunda recaída económica es prácticamente inevitable, y nada asegura una posterior recuperación en V, como aquella a la que parecen apostar los mercados bursátiles. Por el contrario, dice Roach, “el impacto en la oferta y la demanda globales probablemente sea profundo y duradero”.

Para Roach, 2021 será para la economía de EEUU (que pelea con la economía china el título de la más grande del mundo) otro año recesivo, prefigurado en datos como la aguda caída de las ventas minoristas en noviembre y el nuevo aumento de los seguros de desempleo en diciembre. Roach recuerda que el “ciclo económico” de EEUU está lleno de casos de “doble caída”; ocho de las últimas once recesiones, dice, fueron así. Y ahora ese problema se profundizará con el “ciclo del Covid-19”.

Roach tampoco está seguro que los fuertes estímulos monetarios aplicados hasta ahora no deriven en algún momento en el retorno de la inflación

Además, tampoco está seguro que los fuertes estímulos monetarios aplicados hasta ahora no deriven en algún momento en el retorno de la inflación, lo cual pondría en duda la viabilidad de los planes de infraestructura que entusiasman a Krugman y Rogoff.

A pesar de los extraordinarios avances en vacunas, terapias y protocolos de tratamiento, dice Roach, la segunda ola de Covid es “mucho peor que la primera en términos de infecciones, hospitalizaciones y muertes” y si bien las nuevas restricciones no son tan rígidas como las de abril pasado y ya abarcan tres cuartos del territorio norteamericano. Por consiguiente, dice Roach, “las consecuencias de largo plazo del Covid serán más graves”. La vacunación masiva, concluye, puede poner fin a la pandemia en sí, “pero no provee inmunidad contra el daño económico de largo plazo”. Al respecto, cita un estudio sobre el efecto económico de 19 pandemias, que se remontan al siglo XIV, que dan cuenta que las tasas de retorno sobre los activos europeos (centro de gravedad de la economía mundial durante la mayor parte del período comprendido) se mantuvieron deprimidos “por varias décadas”.

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