“El problema en la Argentina, no es económico, es político”, señaló el empresario Teddy Karagozian. “Los congresistas regalan, pero no tienen ningún costo. Promueven un comportamiento que atenta contra el país”.
El dueño de la compañía textil TN&Platex, con ocho plantas industriales y un centro de distribución, prefiere ver vasos medio llenos: valora las decisiones tomadas por el Gobierno en el marco de la pandemia y confía en un rebote para 2021. Pero advierte que varias leyes sancionadas este año atentan contra la inversión.
— ¿Cómo evalúa la ayuda que destinó el Gobierno para las empresas durante la pandemia?
— Veo el vaso medio lleno, soy optimista. A pesar de lo que la sociedad lee todos los días, el Gobierno pudo reaccionar muy rápido en un país que está muy pobre y muy endeudado. La crisis podría haber sido mucho mayor si no se tomaban decisiones como el ATP o el IFE. Esas ayudas nos vinieron bien. Nos permitieron en abril, que facturamos cero, sobrevivir. El Gobierno nos ayudó con la mitad de los salarios, pero la realidad es que las empresas no habiendo trabajado durante meses pagamos la mitad que el Estado nos pidió sin despedir personas y lo hicimos a costa del capital de las empresas. Somos las empresas que utilizando capital propio pagamos salarios de gente que no trabajó durante meses. Todavía pagamos salarios de gente que no está trabajando porque esté en el grupo de riesgo. Felicito al Gobierno. Sobrevivimos por lo que hicieron, pero la sociedad debe comprender que no recibimos ayuda del Estado, que los empresarios privados sostuvimos un montón de personas pagando la otra mitad del salario con fondos de las empresas. La reacción del Estado fue muy rápida y muy buena.
Hay una desconexión inmensa entre el Poder Ejecutivo y los ministerios y lo que el Congreso regula innecesariamente. Esas cosas hacen más pobre al país
— Muchas de estas ayudas no van a estar el año que viene, ¿cómo va a impactar?
— Muchas de esas ayudas dejan de ser tan necesarias porque las empresas estamos empezando a trabajar nuevamente. Las empresas industriales estamos invirtiendo en aumentar la producción a pesar de que las medidas que está sacando el Congreso dan temor, como la regulación de teletrabajo o el impuesto a la riqueza. En otros países quizás sean correctas pero en la Argentina ya es un país que paga muchos impuestos y esto atenta contra el crecimiento futuro.
— ¿Por qué cree que se toman medidas que impactan en la inversión?
— El Congreso no tiene ningún costo en hacer estas regulaciones porque el que paga los platos rotos es el Ejecutivo. Al Ejecutivo se le hace difícil decir que no si el Congreso regala cosas. Es la diferencia entre los que opinan sin tener la responsabilidad del día a día.
— ¿Ve una desconexión entre el plan del Gobierno y los proyectos legislativos del propio oficialismo?
— Hay una desconexión inmensa entre el Poder Ejecutivo y los ministerios y lo que el Congreso regula innecesariamente. Esas cosas hacen más pobre al país. El impuesto a la riqueza es una típica operación populista donde tiene un resultado de corto plazo que parece bueno pero que va a aumentar la pobreza en los próximos años. La secretaría de industria está trabajando bien, el ministerio de Desarrollo Productivo hace lo que puede y luego el Congreso dificulta las inversiones. La oposición también empuja, aprueba y lo permite. Los que son hoy oposición, eran Gobierno hace un año. El Congreso no considera de dónde va a venir el dinero o cuáles son las consecuencias a largo plazo de los nuevos impuestos. Es técnicamente falta de correspondencia fiscal. Tenemos un país cada vez más pobre que tiene más dificultades para conseguir inversores. Algunos estamos invirtiendo pero históricamente somos inversores empedernidos, que invertimos aun en los pésimos momentos del gobierno de Mauricio Macri. Pero con eso, el país no avanza. Se necesitan más inversiones y para que eso suceda hay que bajar los impuestos. Que me cobren por la propiedad que tengo y no por la que construyo.
Las marcas que estaban basadas en las importaciones debían saber, con solo estudiar la historia argentina, que las empresas cuyo negocio está basado en la importación pura terminan fracasando
— ¿Ve un éxodo de empresas de la Argentina?
— Son más ejemplos en los medios que realidades. El mundo está cambiando y las empresas están reviendo sus estrategias. Las empresas más importantes de venta de ropa en los Estados Unidos se presentaron en concurso. Hay un cambio de marcas sofisticadas a marcas de consumo más diario, esto implica que hay marcas que se van a ir y marcas argentinas que van a florecer. Las marcas que estaban basadas en las importaciones debían saber, con solo estudiar la historia argentina, que las empresas cuyo negocio está basado en la importación pura terminan fracasando. La Argentina tiene tendencia de ir a los extremos y gastar el dinero que no tiene. Por algunas de las marcas que se están yendo hay que responsabilizar a las estrategias de esas empresas que dejaron de proveerse localmente y lo que tienen ahora es un faltante de productos y de proveedores.
Se dice que la ropa subió mucho. Mucha de esa inflación textil es producto de las marcas importadas. Salís a la calle y hay ropa baratísima en la Argentina. Economistas liberales, fracasados del Gobienro anterior e inclusive periodistas responsabilizan a la industria nacional por la suba de precios. A nivel de producto terminado no es industria textil es comercio textil. Ahí tiene muchos gastos y no es por la fábrica. Los productos textiles salen muy baratos de la fábrica. En los shoppings es donde se vive mucho esta inflación, con productos basados en productos importados que no tienen reposición porque no hay dólares. Los gastamos durante los cuatro años anteriores en los que destruimos la industria local.
— ¿Qué expectativas tiene para el año que viene?
— Va a ser espectacular en la medida que las empresas con nuestras propias ganancias podamos seguir invirtiendo. Si nuestras ganancias se van en más impuestos, no vamos a poder crecer. No podemos esperar apoyo de los bancos. El crecimiento va a ser espectacular, pero limitado en las posibilidades que tenemos de traer máquinas.
Si nuestras ganancias se van en más impuestos, no vamos a poder crecer. No podemos esperar apoyo de los bancos. El crecimiento va a ser espectacular, pero limitado en las posibilidades que tenemos de traer máquinas
— Pero el Gobierno ya anticipó que no va a haber baja de impuestos.
— El crecimiento tendrá esa limitación. En la medida que los impuestos no bajen o que suban, se dificultará.
— Se critica al Gobierno por la falta de un plan económico, ¿opina lo mismo?
— El Gobierno tiene un plan y lo está llevando a cabo con la dificultad de tener el Covid-19. Los planes cambiaron en función de las limitaciones que tiene ahora el país. Dentro de las limitaciones están los cuatro años anteriores de despilfarro de dólares. Hay un plan claramente de revalorización de la producción nacional, generar empleo interno en un mundo cada vez más cerrado. Los planes no siempre tienen que ser sabidos por todo el mundo. La Argentina necesita aumentar la capacidad de producción local. Tenemos millones de personas que no tienen empleo. El pensamiento de que nos salvamos solamente con el sector de servicios y software es un pensamiento pobre. ¿Por qué la empresa que hace software no paga impuestos a las Ganancias y tiene reducción en las cargas patronales y la que hace diseño de ropa paga 100%? Yo estoy vendiendo porque durante cuatro años en vez de comprar máquinas para hacer ropa, importábamos ropa, el país se empobreció y entonces ahora vendo porque tengo pocos competidores, la mayoría se fundieron y no tenemos dólares porque los gastamos comprando cosas innecesarias. ¿La Argentina necesitaba quesos franceses o vinos chilenos o necesitaba máquinas que generen trabajo?
— ¿Y cómo ve el problema de la falta de dólares durante el próximo año?
— A la Argentina va a empezar a sobrarle dolares y los va a gastar en maquinarias, si uno mira las cuentas probablemente los números estén reflejando un aumento significativo de compra de maquinaria. Las fábricas se están preparando para el salto del año que viene. Vamos a multiplicar por 10 la producción de medias Ciudadala y por cinco la cantidad de tela que hacemos. Pero todavía no se ve, se va a ver el año que viene. El indicador más rápido de actividad es el consumo de energía eléctrica. El gobierno de Macri no tuvo cortes de energía porque dejamos de consumir los industriales.
— ¿Cómo atravesó su empresa este año de pandemia?
— En octubre del año pasado anunciamos que íbamos a reabrir las fábricas porque iba a haber más demanda. Y efectivamente en noviembre del año pasado creció la demanda y la proyección que habíamos hecho era buena. Tan buena que en marzo estábamos con la máquinas llegando al puerto, pero no las pudimos sacar porque la pandemia nos agarró a mitad de camino de reabrir las fábricas. En marzo, sucedió lo impensado. Un mes después, en abril, comenzamos a producir nuevamente por la demanda de los sectores sanitarios y, en junio y julio, la demanda explota porque las marcas empiezan a vender más por Internet. En octubre y noviembre, la demanda nos sobrepasó, aunque ya estábamos produciendo un 50% más que el año pasado. Para nosotros, la demanda subió mucho. Estamos invirtiendo todos los meses lo que podemos financiar. No estamos consiguiendo préstamos de bancos, así que el crecimiento lo estamos haciendo con capital propio. Tenemos planes de inversión para 2021 y 2022 que superan los USD 40 millones.
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