El congelamiento de tarifas no sólo modifica los números del Presupuesto elaborado por Martín Guzmán, que pretende mantener sin aumento real el monto destinado a los subsidios energéticos. Previsiblemente, la contracara de ese impacto en las cuentas públicas es el notorio cambio que se verifica, con el correr de los meses, en los presupuestos de los hogares. Entre 2018, meses antes de que se interrumpiera el ajuste de tarifas, y 2020, el gasto promedio de los hogares en la Argentina destinado a cubrir los servicios de gas, electricidad y combustibles cayó casi a la mitad y volvió a ubicarse entre los más bajos de la región. Esto sucedió a pesar de que, a diferencia de lo que ocurrió en la etapa de congelamiento tarifario hasta 2015, sí se registraron sucesivos ajustes en el precio de los combustibles.
Los datos surgen de un seguimiento realizado periódicamente por SEC Ingeniería, consultora especializada en el sector energético, que también mide la evolución de los precios en los distintos países y da cuenta del atraso comparado en las tarifas de la energía. De ese relevamiento surge que los hogares argentinos destinaron este año 2,9% de su gasto total al pago de la energía, sólo por encima de los hogares de Ecuador (2,4%) y Costa Rica (2,8%). Entre los hogares que más gastan de sus presupuestos totales, se cuentan los de Uruguay, al tope del ranking con un monto equivalente a 6% y de Brasil, 5,6%. Le sigue Bolivia, con 5,2% mientras que los hogares de Paraguay, Chile, Perú, Colombia y México deben destinar entre 4,8% y 3,9% de su gasto total a pagar la energía.
En la Argentina, la incidencia del pago de la energía en la canasta de los gastos totales de una familia tipo se redujo 3 puntos, de acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares que se cerró en diciembre de 2018 y según la cual el gasto en consumo electricidad, gas y otros combustibles representó 5,9% del total.
En esta variación, tanto el país como en los demás de la región, influye la evolución de los precios internacionales de la energía, lo que determinó en 2020 un menor peso del gasto para afrontar los consumos energéticos de los hogares. A nivel macroeconómico, esa variación contribuyó a morigerar el crecimiento de los subsidios, hoy en 1,7% del PBI sin contemplar transporte, que suma otro 0,5% del producto. La recuperación de los precios internacionales, sin embargo, podrían generar un mayor incremento, lo mismo que la prórroga del congelamiento de tarifas más allá de marzo del próximo año, fecha en la que el Gobierno definió su nuevo vencimiento.
Por lo pronto, de la comparación de los precios de la energía en la Argentina y los países vecinos realizada por la consultora surge que, tras los casi dos años de precios fijos, la diferencia volvió a ampliarse. Por caso, con un costo calculado en dólares en USD 76 por MWh, en la Argentina, la electricidad es prácticamente 67,5% más barata que en Uruguay y más de 50% más económica que en Chile y Brasil. Sólo Paraguay tiene electricidad más económica, con un costo de USD 58 por MWh para el consumo residencial.
Aunque no es el único, el atraso en los precios es, previsiblemente, un factor determinante en el porcentaje de gasto destinado a los consumos de energía. Antes del congelamiento de la década pasada, un hogar promedio destinaba según los especialistas, un 3,5% del gasto total al pago de luz y gas. Esa proporción cayó, según la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares del Indec a 2,6% en 2004 y llegó a un mínimo de 1,3% en 2012. El ajuste tarifario que aplicó la gestión del ex presidente Mauricio Macri multiplicó varias veces ese monto, que volvió a decrecer progresivamente en los últimos dos años.
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