Según un informe elaborado por Morgan Stanley al que accedió Infobae, titulado “Delaying Adjustments not an option” (postergar ajustes no es una opción), se necesitan ajustes de política monetaria y cambiaria antes de las elecciones legislativas de octubre de 2021. Para la firma estadounidense, la economía Argentina está sobre una base débil, registra una de las caídas más importantes en Latinoamérica y tiene la confianza y la inversión en mínimos históricos.
En su informe, Morgan Stanley advierte por una “inflación reprimida debido a la impresión excesiva de dinero”, una “amplia brecha cambiaria” y un superávit comercial que “se reduce a pesar de los controles de importaciones”.
Asimismo, alerta por eventos climáticos que podrían afectar el rendimiento de los cultivos y afectar el crecimiento y las exportaciones el próximo año.
“A la luz de la necesidad de un programa plurianual que restaure la estabilidad y genere un superávit comercial lo suficientemente grande como para reponer las reservas de divisas, creemos que se necesitan algunos ajustes de política, desde la política cambiaria hasta la política monetaria”, remarca la firma.
En otro orden, señala la necesidad de una senda clara de consolidación fiscal y alerta que los ajustes aislados pueden no funcionar.
“Estamos a favor de un enfoque integral bien comunicado y con un amplio apoyo. Estas son opciones claramente difíciles en un año electoral, pero dejar que crezcan los desequilibrios podría ser aún más arriesgado”, destaca.
Economía: hora de decisiones difíciles
Según Morgan Stanley, el Covid-19 le dio otro golpe significativo a la economía de Argentina. En ese sentido, manifestó que el país entró en el shock del coronavirus con una base débil, habiendo estado en recesión desde el 2018 y con una inflación récord en varias décadas a fines de 2019.
Y agregó que luego vino una respuesta política que implicó un período de bloqueo largo y estricto que afectó significativamente la actividad.
“La caída de la actividad en 2020 fue una de las peores en Latinoamérica, lo que provocó un marcado deterioro de las cuentas fiscales que se cubrió con financiamiento monetario. Con el aumento de la inflación, la demanda de dólares se disparó y también lo hizo la brecha cambiaria, lo que llevó a un círculo vicioso en el que los agentes económicos esperaban una corrección del tipo de cambio oficial”, analizó la firma.
Los desequilibrios macroeconómicos han aumentado este año y la confianza sigue siendo moderada. Nuestra principal preocupación es la inflación reprimida, ya que la monetización del déficit se mantendrá
En ese marco, consideró que la reestructuración acordada con los acreedores privados sobre los bonos en moneda extranjera no fue suficiente para restaurar la confianza y añadió que todavía se espera un plan macroeconómico plurianual.
“En medio de este entorno de crecimiento débil, los desequilibrios macroeconómicos han aumentado este año y la confianza sigue siendo moderada. Nuestra principal preocupación es la inflación reprimida, ya que la monetización del déficit se mantendrá, aunque a menor escala, y también esperamos que la demanda de la moneda local se mantenga débil en medio de tasas reales negativas y una amplia brecha cambiaria”, afirmó Morgan Stanley.
Asimismo, indicó que los precios congelados de los servicios públicos y las telecomunicaciones también son un presagio de inflación reprimida. “Existen controles de precios para una serie de bienes de consumo, en particular los alimentos, una política que rara vez ha tenido éxito en controlar la inflación a mediano plazo”, remarcó.
En tanto, la firma estadounidense sostuvo que los desequilibrios son demasiado numerosos para llegar a las elecciones legislativas de 2021 y deberán abordarse más temprano que tarde “si se quiere evitar un ajuste más disruptivo impulsado por el mercado”.
Existen controles de precios para una serie de bienes de consumo, en particular los alimentos, una política que rara vez ha tenido éxito en controlar la inflación a mediano plazo
Para Morgan Stanley, sin una bala de plata, el diseño de un plan macro plurianual con un sello del FMI puede ayudar a restablecer cierta confianza.
“Creemos que existe la voluntad de llegar a un acuerdo por ambas partes, por lo que un nuevo arreglo a más largo plazo (la mayoría probablemente una Línea de Crédito Extendida) sigue siendo nuestro caso base. Sospechamos que las negociaciones serán difíciles, ya que puede haber puntos de tensión en los que será difícil ponerse de acuerdo, especialmente considerando las diferentes visiones hacia las políticas macroeconómicas en ambos lados de la mesa”, afirmó la firma en el informe.
Tipo de cambio competitivo y consolidación fiscal
Para Morgan Stanley, existe la necesidad de un tipo de cambio competitivo en Argentina que ayude a generar un superávit comercial considerable y permita la reconstrucción de las reservas de divisas.
Asimismo, señalo que tanto el Gobierno como las autoridades del FMI también coinciden en la necesidad de una senda de consolidación fiscal.
Un programa económico para Argentina debe implicar una senda de consolidación fiscal razonable para los próximos años y una política monetaria coherente
“Creemos que el gobierno espera que el crecimiento y los impuestos más altos reduzcan los desequilibrios fiscales y la monetización del déficit, mientras que el FMI suele estar a favor de recortes de gastos y reformas estructurales que reduzcan el gasto con el tiempo. Los posibles puntos de tensión son claros, por lo que se necesita un compromiso. Las autoridades insinuaron que un programa del FMI podría estar listo para marzo/abril del próximo año. Pensamos que es importante que el acuerdo llegue antes de la cosecha del 2021 para revertir el drenaje de las reservas de divisas”, destacó la firma.
De acuerdo al análisis volcado en el informe, un programa económico para Argentina debe implicar una senda de consolidación fiscal razonable para los próximos años y una política monetaria coherente. Asimismo, la consolidación fiscal debe ser lo suficientemente ambiciosa como para reducir la monetización del déficit lo antes posible, pero de manera realista a finales del próximo año.
“Esto ayudaría a reducir las presiones inflacionarias y los ajustes cambiarios necesarios para mantener el tipo de cambio efectivo real relativamente constante en el tiempo. La política monetaria debe complementar los esfuerzos fiscales, apuntando a tasas reales positivas para aumentar el financiamiento en moneda local para el gobierno y así reducir la monetización del déficit”, destacó.
Un tipo de cambio competitivo para impulsar las exportaciones debe ir de la mano de una eliminación gradual de los controles de capital e importación, generando un entorno más propicio para la inversión y el crecimiento
Y agregó que el programa también debe tener una política cambiaria que fomente las exportaciones, especialmente considerando el objetivo de respaldar las reservas de divisas, que es compartido por el gobierno y el FMI.
“Un tipo de cambio competitivo para impulsar las exportaciones debe ir de la mano de una eliminación gradual de los controles de capital e importación, generando un entorno más propicio para la inversión y el crecimiento. En nuestra opinión, un programa amplio debería resultar más eficaz que los anuncios aislados sobre cada política”, destacó.
Y concluyó: “Las políticas necesarias para salir de esta confusión nos parecen claras. Implican un acuerdo con el FMI, una política fiscal y monetaria más estricta, un tipo de cambio más competitivo y políticas que fomentan la recuperación de las exportaciones, en particular dentro del sector agrícola. Es importante destacar que todos estos deben suceder en conjunto para tener la oportunidad de funcionar”.
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