La reacción del año pasado contra la planificada moneda digital de Facebook, Libra, habría sido la peor pesadilla de la mayoría de los CEOs. Los gobiernos y los reguladores la rechazaron como una supuesta amenaza a la soberanía monetaria, la estabilidad financiera y la privacidad de los datos, según un artículo de Bloomberg.
Cuanto más trataba Mark Zuckerberg de tranquilizar a los políticos en base a argumentos relativos a la inclusión financiera y la innovación, más se parecía a un jefe de la industria del tabaco que negaba que los cigarrillos fueran adictivos. Inclusive reconoció la raíz del problema: “Entiendo que no soy el mensajero ideal para esto”.
Sin embargo, se aclaró, estos contratiempos no lo disuadieron; dada la tendencia de Zuckerberg a pedir disculpas a medias antes de volver a insistir, no es sorprendente que se esté preparando para un segundo intento de lanzar Libra el año que viene.
Entretanto, hubo algunos cambios, ya que Libra se llama ahora Diem - como en Carpe - y su consejo de miembros está encabezado por Stuart Levey, cuyos períodos en el Tesoro de los EEUU y HSBC Holdings Plc lo convierten en una mezcla de Beltway y la banca. Ya no se habla de recompensas para los miembros en forma de “fichas de inversión”.
En términos técnicos, Facebook es sólo uno de los 27 miembros de Diem, que jura que es una organización independiente. Facebook proveerá una billetera electrónica junto con ella. Sin embargo, este proyecto fue creado y financiado por la compañía de Zuckerberg y la junta de seis asientos de la asociación incluye a David Marcus, jefe de la estrategia de criptografía de Facebook.
La nueva concesión más grande a los reguladores es que Facebook ya no creará una moneda global única: en vez de crear una Libra sintética de una canasta de euros, dólares y yenes - como los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional - el Diem estará compuesto de múltiples monedas de una sola, fijadas a cada una de ellas. Convertir un dólar o un euro en un Diem digital sería una transacción de uno a uno, con pocas posibilidades de una volatilidad fuerte a nivel de Bitcoin o de una interrupción nocturna de las monedas fiduciarias.
Para aplacar a los reguladores, Facebook ya no va por una moneda digital global única, cambió la composición societaria de la empresa y hasta el nombre de la criptodivisa
Facebook incluso propone que los bancos centrales algún día utilicen la cadena de bloqueo del Diem para emitir monedas digitales, similar a la prueba de China de un yuan digital.
Esta petición de legitimidad refleja que Facebook se inclina más hacia el tipo de dinero electrónico ofrecido por PayPal Holdings Inc. o Alibaba Group Holding Ltd., que a los revolucionarios sueños criptográficos de los Bitcoiners. Un dólar digital que es transferible en cualquier lugar y en cualquier momento podría en teoría ser un atractivo para los consumidores (aunque en la práctica es la regulación, más que la tecnología, la causa de la lentitud de las transacciones).
Teunis Brosens, economista principal del ING, consideró que Diem puede terminar como una simple billetera de dinero electrónico y el experto en cadenas de bloques David Gerard lo ha llamado “Paypal-pero-es-Facebook”. Es la parte de “es-Facebook” que debería mantener a los gobiernos en guardia, según el artículo de Bloomberg.
Las empresas de dinero electrónico suelen empezar con tarjetas Visa. Facebook, junto con sus plataformas WhatsApp e Instagram, cuenta con 3 mil millones de usuarios mensuales. Si cada uno de ellos genera 6 dólares en ventas, Diem lograría un flujo de ingresos de 18.000 millones de dólares de la noche a la mañana.
Después de que los reguladores estadounidenses acusaran este mes a Facebook de abusar de su poder de mercado para monopolizar los medios sociales, ¿competirá equitativamente en este nuevo escenario o aplastará a la competencia? Cabe imaginar si los contratos de publicidad de Facebook estuvieran algún día atados a Diem, o si utilizara en forma desmedida su acceso a los datos financieros de los clientes. Los cazafortunas se alegrarán de que Libra no haya despegado antes.
Es probable que se necesite más regulación, indicó el artículo; como expresó el ministro de Finanzas alemán Olaf Scholz, en referencia al cambio de nombre de Libra, “un lobo con piel de oveja sigue siendo un lobo”.
La soga ya se está apretando en torno a tales stablecoins con Europa, imponiendo más requisitos de capital como los de los bancos, dice Simon Polrot, jefe de la organización sin fines de lucro de cripto-desarrollo ADAN. Si despega, los reguladores también van a querer vigilar cómo Diem maneja sus reservas de efectivo. En cuanto a los riesgos de lavado de dinero, Zuckerberg sin duda se inscribirá en las reglas de “conozca a su cliente”, pero ¿qué tan efectivo será Facebook para enfrentar a los malos actores? ¿Y hará cumplir las sanciones extraterritoriales de los EEUU?
Los legisladores se preguntarán si Facebook necesita una licencia bancaria, algo que realmente no quiere. Zuckerberg sin duda argumentará que Diem es una asociación, independiente de su imperio. Pero se asemeja a un pueblo de Potemkin poblado por firmas de pago, sin fines de lucro y fondos de capital de riesgo. No hay bancos, y ninguna de las otras FAANGs. Los que dejaron Libra, como PayPal, no han regresado.
Nadie debe subestimar la determinación de Zuckerberg de lanzar este producto. Ante las críticas generalizadas, regresa por más y Marcus, su principal ejecutivo de servicios financieros, está pidiendo “el beneficio de la duda” a los reguladores. Esa línea no funcionaría en un taller de reparación de autos, y mucho menos en un banco. De todos modos, Facebook merece una audiencia justa, dado que Zuckerberg ha cambiado el mensaje de Libra. Si cae en oídos sordos, tal vez el problema es el mensajero.
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