Durante el presente año y con el impacto de la pandemia de coronavirus, los mercados de commodities agrícolas registraron una gran volatilidad y en medio de un contexto de elevada incertidumbre. Y en ese sentido, el precio internacional de la soja fue noticia en el mercado de referencia de Chicago.
En la parte final del año, la oleaginosa registra en dicho mercado un nivel de precios que es el más alto de los últimos seis años y medio, luego de que ayer superó la barrera de los 450 dólares y los contratos con vencimiento en enero próximo cotizaron a USD 456,84 la tonelada. En lo que va del 2020, el precio aumentó USD 105,47.
En el inicio del período de 12 meses que está por terminar, al debilitamiento de los precios de la soja que presentaban en ese momento, según comentaron economistas de la Bolsa de Comercio de Rosario en un reciente informe, la guerra comercial entre China y los Estados Unidos fue un factor que empujó una mejora en las cotizaciones, pero la pandemia de coronavirus llegó y borró dicho crecimiento, empujando a la soja, maíz y trigo a valores del año pasado. Además, en el caso del maíz, el contrato de mayor volumen operado en Chicago cayó en abril a su mínimo valor desde 2009.
Y la tendencia empezó a cambiar para la soja con el correr de los meses como consecuencia de las mermas productivas en grandes oferentes y con una elevada incertidumbre por la situación climática en Brasil y Argentina, por la falta de precipitaciones. También hubo un pico de demanda de alimentos por las cuarentenas que implementaron varios países para prevenir el coronavirus y China que aumentó sus compras de soja, con el objetivo de acumular stocks de commodities agrícolas.
“Esto ha llevado a que los contratos agrícolas de Chicago no sólo superaran los precios registrados a inicio de año, sino que llegaran a máximos en múltiples años. Actualmente, los precios de todos los granos (tanto a nivel local como en Chicago) se ubican menos de un 10% por debajo de sus máximos de 2020 y superan en 25% a sus mínimos anuales. Aún más, a nivel local los valores han aumentado en una mayor cuantía que sus pares de Estados Unidos”, comentaron economistas de la Bolsa de Rosario.
Y además señalaron: “Parte de estas ganancias también fueron consecuencia del debilitamiento del dólar frente a otras monedas. El Índice Dólar, que mide el valor de la moneda estadounidense con relación a una canasta de monedas extranjeras, alcanzó el máximo del año en marzo (fortalecimiento relativo del dólar) mientras que a la fecha se encuentra en un mínimo anual (debilitamiento relativo). Esto en parte incrementó el valor de los commodities puesto que es relativamente más barato importar en dólares”.
A todo esto, Infobae dialogó con el analista de mercados, Carlos Pouiller, quien precisó que son varios los factores que se combinaron para impulsar los precios, tanto por el lado de la demanda como por la oferta. “En lo que respecta a la demanda tenemos una vez transcurrida la crisis del coronavirus de mediados de este año, una poderosa actividad de compras por parte de China que todavía se mantiene y que ha secado de soja física el mercado de Brasil, que ya no tiene soja de esta campaña para exportar y hoy el gigante asiático concentra sus compras en los Estados Unidos, donde ya adquirió 30 millones de toneladas de la campaña 2020/2021, que significa el 50% del saldo exportable norteamericano”, dijo.
En relación a la oferta, el analista de mercados, sostuvo: “Hay una situación muy compleja. Las proyecciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos indican que el balance de dicho país para la actual campaña de soja cerraría con solamente un stock final de 4, 8 millones de toneladas, lo que da una relación stock/demanda de 3,9%, la más baja en muchos años, cuando en la campaña pasada fue del 13% y hace dos años atrás alcanzó el 23%. Todo esto hace subir los precios. Y a este balance tan ajustado se le suma la necesidad que tiene el mundo de que haya una buena producción de soja en Sudamérica, la cual se está viendo amenazada por una condición climática que no ayuda a través del impacto del fenómeno La Niña, con un déficit de precipitaciones no solo en la Argentina, sino también en Brasil y Paraguay, países con fuerte presencia en el mercado exportador de poroto de soja”.
El impacto del paro en los puertos argentinos en los precios de la soja
A los casos anteriormente mencionados que impulsaron los precios de la soja, se sumó en las últimas semanas el paro de aceiteros y recibidores de granos en los puertos exportadores de la Argentina. Un conflicto salarial que ya lleva más de 10 días de duración y con negociaciones entre las partes que están frenadas y no hay un horizonte cercano de solución del conflicto, a pesar de que varias entidades de la cadena agroindustrial se han pronunciado a favor de una salida a la problemática.
Esta extensión de la protesta, deriva en más complicaciones para el movimiento exportador e industrialización de las materias primas, en pleno desarrollo de la cosecha de trigo y cebada. Para los representantes del sector privado, la extensión del conflicto trae aparejado dos problemas: el económico y el reputacional. “El primer impacto que existe es el costo de demora de los barcos que están esperando en la cola. El costo por día es de USD 25.000 que se tienen que absorber en esa venta y si esto se extiende en el tiempo empezás a ser un exportador no confiable”, indicó el vicepresidente de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC), Guillermo García.
Por su parte, Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC, comentó que “no hay una estimación de pérdidas, sino que lo que acá tenemos es una estimación de retrasos. Tenemos 111 barcos en línea de espera en la zona del Río Paraná para cargar 4,5 millones de toneladas de harina de soja, trigo y maíz. Por otro lado, hay cerca de 3.000 camiones por día pendientes de ingresar a los puertos. Eso nos da una estimación de retrasos de exportaciones de alrededor de USD 1.500 millones. Por supuesto, habrá costos de logística que habrá que asumir posteriormente”.
“La medida de fuerza prácticamente ha secado de oferta de harina de soja al mercado internacional, donde hay que recordar que Argentina es el principal exportador con aproximadamente un 50% de la oferta total de este producto. Desde hace varios días la oferta de nuestro país está suspendida y esto también ha contribuido a levantar el precio del poroto de soja en el mercado internacional. En líneas generales podemos decir que el mercado está muy sensible a lo que ocurre del lado de la oferta en estos momentos, en un contexto de demanda sostenida”, agregó Carlos Pouiller.
Estrategias para aprovechar el aumento de los precios
Sofía Ganly, analista de mercados de la consultora AZ-Group, enumeró las estrategias recomendables para aprovechar el escenario de aumento de precios internacionales. La especialista, sobre la comercialización de la soja y el maíz de la nueva campaña, sugirió a los productores concretar ventas futuras y opciones para ir construyendo un precio promedio.
“No sería recomendable hacer nada y esperar que sigan subiendo sin tener certezas en los resultados de la empresa. Hay que tener presente que varios factores se alinearon para dar buenas noticias a los agricultores de todo el mundo en las últimas semanas, pero una mala -por ejemplo, un recrudecimiento abrupto de la pandemia- podría derrumbar los precios de manera también vertiginosa”, sostuvo Ganly en un reciente informe publicado.
En el mercado local de soja, con un precio por mercadería disponible a 335 dólares la tonelada, un valor que se ubica casi 100 dólares por tonelada por encima de lo presupuestado al momento de planificar la siembra del cultivo, “el margen bruto de la soja aumentó significativamente y cierra las cuentas en todas la zonas productivas -inclusive en las más alejadas de los puertos- asegurando más de un 20% de rentabilidad sobre el capital invertido”, destacó.
Y agregó: “En estos momentos alcistas de precios es cuando más hay que aprovechar los valores y las alternativas que ofrece el mercado. Y el consejo es vender una parte importante o toda la soja vieja y analizar qué posibilidades de inversión hay en este momento. Se pueden convertir los pesos que se cobrarán en bonos dólar linked, dólares MEP o insumos dolarizados del próximo ciclo”.
Otra posibilidad es esperar un tiempo más con las ventas y comercializar sólo lo necesario para atender requerimientos puntuales. No obstante, esa decisión corre riesgos políticos o de aparición de factores bajistas, como el recrudecimiento de la pandemia o un cambio de la conducta agresivamente compradora de China en los últimos meses.
Por último, en el caso de la soja que se cosechará entre abril y mayor del año próximo, “la recomendación es similar. Los 314 dólares por tonelada que se pueden capturar con ventas futuras o forwards aseguran resultados rentables y se deben aprovechar para ir construyendo el precio promedio. Obviamente, las ventas deben guardar relación con la expectativa de rinde esperable en un año con telón de fondo de La Niña”, aseguró la consultora.
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