Michael O’Leary: quién es el gurú irlandés de las low cost europeas que apuesta a la vacuna y a la vuelta del turismo

El ejecutivo que convirtió a Ryanair en la primera low cost del continente, volvió a apostar fuerte con una megaorden del recientemente rehabilitado Boeing 737 Max 8

Michael O'Leary, consejero delegado de la aerolínea irlandesa Ryanair (EFE)

En 2019 Ryanair, fundada en 1985 en Dublín por el irlandés Tony Ryan, transportó 152 millones de pasajeros. La compañía, que además de cotizar en la Bolsa irlandesa lo hace en el Nasdaq, el listado neoyorquino que suele asociarse a las empresas “de tecnología”, es la más grande aerolínea europea; en valor de mercado supera el de la suma de British Airways, Lufthansa, Air France y EasyJet.

Nada de eso hubiera sido posible sin el toque de otro irlandés, Michael O’Leary, de 59 años, que a principios de los 90, cuando la empresa flaqueaba, tomó el timón, fue a EEUU a estudiar cómo funcionaba la low cost norteamericana SouthWest Airlines, y en 1991 convirtió a Ryanair, que había comenzado con un avión a hélice de 15 plazas con una sola ruta entre Dublín y Gatwick, el segundo aeropuerto de Londres, en la primera low cost del viejo continente.

O’Leary, descripto como un hombre de hablar explosivo, como cuando critica a los pasajeros, los ambientalistas y los reguladores, es de apostar fuerte. En 2020, por caso, logró así convencer a sus empleados de aceptar una baja en los sueldos a cambio de mantener el trabajo.

En 2020 logró convencer a sus empleados de aceptar una baja en los sueldos a cambio de mantener el trabajo

Mucho más fuerte fue su apuesta de principios de 2002, cuando después de que Al Qaeda estrellara dos aviones contra las Torres Gemelas de Nueva York y un tercero contra el Pentágono, en un atentado terrorista que dejó al mundo estupefacto, y mientras el transporte aéreo se adaptaba a una parafernalia de seguridad y controles que, se creía, ahuyentaría a los pasajeros, el CEO de Ryanair colocó una orden de 100 Jets Boeing 737-300 y ganó status de salvador en Seattle, sede de la empresa norteamericana.

Aviones de Ryanair en el aeropuerto de Dublín, cuna de la empresa (Reuters)

Ahora, mientras todo el mundo mira espantado los rebrotes de covid-19 y se pregunta qué pasará con el turismo, los viajes de negocios y el tráfico aéreo internacional, O’Leary volvió a dar la nota aumentando de 135 a 210 unidades una orden previa del Boeing 737 Max 8, el modelo que en octubre de 2018 y marzo de 2019 protagonizó dos accidentes (en Etiopía e Indonesia) que dejaron un saldo de 346 muertos y derivó en la prohibición de uso del modelo, recientemente levantada por las agencias reguladoras de EEUU y Europa, tras 20 meses de investigaciones.

Credo irlandés

O’Leary dijo, en una reciente entrevista con la revista inglesa The Economist, que la demanda reprimida de turismo y los vuelos baratos vencerán el temor al coronavirus y las aprehensiones contra el modelo de Boeing, que compró con fuerte descuento y al que define como el avión más auditado de la historia, y que Ryanair será la empresa mejor posicionada a la hora de la recuperación. De hecho, cuando la transformó en low cost le permitió aprovechar como ninguna, a partir de 1997, la desregulación aérea europea. Pasajes internacionales a 12 dólares, cree, disiparán cualquier aprehensión a volar.

Ya en el último verano boreal, Ryanair intentó mover el mercado europeo ofreciendo “dos pasajes por uno” y se unió a dos de sus competidores, British Airways y la low cost paneuropea EasyJet (nacida en 2017 de la fusión de tres aerolíneas con sede en Gran Bretaña, Austria y Suiza) para demandar al estado británico por disponer la obligación de cuarentena a personas arribadas en vuelos internacionales.

La apuesta es a que Ryanair sea la empresa mejor posicionada para la recuperación del turismo en el próximo verano europeo

La apuesta es al próximo verano europeo, en la medida que la vacunación masiva tenga éxito, y las autoridades del viejo continente relajen sus exigencias para permitir la sobrevivencia de los muy castigados sectores dependientes del turismo. Aerolíneas como Lufthansa y British Airways aún sufrirán pérdidas del sector de vuelos transatlánticos y de negocios y no podrán subsidiar la clase turista, y otras líneas quebrarán y serán absorbidas, en una nueva fase de consolidación de la industria, en la que Ryanair espera ser el macho alfa.

La zona de check in de Ryanair en el aeropuerto de Gatwick, Londres. El verano europeo fue flojo, pero Ryanair apuesta al que vendrá (Reuters)

O’Leary cree también, y así lo declaró a la prensa europea en noviembre, que EasyJet, dejará de ser low cost. A diferencia de Ryanair, la empresa paneuropea es muy cautelosa, redujo 80% los vuelos programados para el primer trimestre de 2021 y empezó a vender aviones, para luego alquilarlos, debido a que su principal accionista, Stelios, quiere reducir la flota, esto es, su exposición de capital. Así las cosas, dice el CEO de Ryanair, cuando llegue la recuperación, EasyJet no podrá reeditar los bajos costos de flota, clave para una low cost, ni de operación aeroportuaria, porque abandonó la operación en algunos aeropuertos secundarios europeos. Las low cost hacen la gran mayoría de sus ahorros en tierra, no en vuelo, y deben satisfacer los mismos estándares de seguridad de las líneas convencionales.

Brotes verdes

Una posible debilidad del análisis de O’Leary, según The Economist, es el tema ambiental. La revista no lo menciona, pero Ryanair llegó a estar en el Top 10 de mayores emisores de carbono de Europa, siendo la única del pelotón que no es una empresa de energía. O’Leary cree que las tarifas baratas vencerán también las objeciones ambientales y por eso apuesta a Boeing, mientras Airbus planea, aunque recién para 2035, un modelo de avión a hidrógeno de “cero emisión de carbono”. Por ahora, dice, el Max 8 de Boeing emite menos que los modelos rivales.

Entre 2013 y 2019, debido a los numerosos contratiempos que genera a los usuarios una operación tan ajustada, Ryanair fue votada como la peor aerolínea de Europa, pero no tuvo ningún accidente fatal y apuesta a consolidarse como la más grande aerolínea del continente. En número de pasajeros transportados ya superó también a SouthWest, la low cost de EEUU que estudió y emuló O’Leary cuando Tony Ryan, el fundador, le pidió que sacara algún as de la manga.

Ahora lo intentará nuevamente, contra el covid-19 y de las alas de Boeing.

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