La Argentina podrá cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en marzo pero para conseguirlo deberá negociar una serie de exigencias, tales como una corrección fiscal, la simplificación del sistema cambiario y un límite en la emisión del Banco Central. Ese es el panorama que describió un conocedor del funcionamiento del organismo multilateral, el argentino Claudio Loser, ex director para el Hemisferio Occidental del FMI, de cara al momento esencial de la negociación.
Para alcanzar ese acuerdo en el corto plazo, “el Fondo va a pedir una trayectoria de ajuste de las cuentas fiscales, aunque no en lo inmediato. Por supuesto, si el covid-19 empieza a desaparecer, eso va a ser relativamente más fácil, pero el Fondo va a pedir que el déficit se achique y que se pueda llegar por lo menos en dos o tres años a algún nivel de equilibrio”.
“En la parte cambiaria, yo creo que no van a pedir una devaluación sin más, pero sí que se simplifique el sistema cambiario que en este momento tiene, por decir un número, diez tipos de cambio diferentes. Van a pedir que haya dos tipos de cambio, uno comercial y uno financiero, eso me imagino. En la parte monetaria, que controlen un poco la expansión para que la Argentina no sea el país con mayor nivel de inflación en la región después de Venezuela”, pronosticó Loser en declaraciones a FM Milenium.
El economista fue más allá y aseguró que espera que el acuerdo incluya metas específicas para muchos indicadores, con la única excepción de los objetivos de inflación, donde habría solamente una meta “conceptual” o del tipo de cambio. Aseguró que espera que el convenio incluya “metas concretas en la parte fiscal, en la parte monetaria y en las reservas internacionales”.
En el momento de la verdad, ante una crisis, se va a poder ver cierto grado de acuerdo, pero ciertamente no va a ser fácil
Consultado sobre la viabilidad política de implementar esas condiciones, afirmó que en ese sentido “hay problemas muy concretos” dentro del gobierno: “En el ala camporista creo que todavía existe esta percepción de magia, de que se puede emitir y lograr los objetivos. Van a tener que ser convencidos a la larga, me imagino que después de este año tan traumático, es muy posible que se llegue a algún acuerdo, probablemente protestando. En el momento de la verdad, ante una crisis, se va a poder ver cierto grado de acuerdo, pero ciertamente no va a ser fácil”.
“Creo que va a ser más fácil la negociación entre el Fondo Monetario y el Gobierno que la negociación entre el gobierno y su propia coalición”, concluyó Loser.
No obstante, añadió que ninguna de esas exigencias del Fondo va a obstruir la ayuda que el Gobierno extendió ante la emergencia del coronavirus: “El Fondo va a apoyar con fuerza que la gente que ha sido más golpeada por la crisis tenga algún grado de apoyo”.
Loser destacó que “el silencio que se percibe de las negociaciones con el Fondo” es una buena señal, por lo que “las cosas deben estar moviéndose hacia un acuerdo en el primer trimestre del año que viene”. Y que ese programa no buscará “un ajuste inmediato, apenas termine el verano”, pero si tendrá “una idea de poner el presupuesto en orden durante 2021 y tener una mirada más allá del corto plazo”.
El silencio que se percibe de las negociaciones con el Fondo es una buena señal, por lo que las cosas deben estar moviéndose hacia un acuerdo en el primer trimestre del año que viene
“Yo espero que el año que viene sea un año un poco más tranquilo, de recuperación. De todas maneras, con o sin el FMI, la Argentina va a demorar por lo menos dos años hasta llegar a algún grado de normalidad económica. Y no es el único país que está así. No va a salir de esto rápidamente”, agregó.
Por último, el economista destacó que hay ciertas posibilidades de tener algo de “viento de cola” para empujar a la economía argentina: “El precio de la soja es crucial. Lamentablemente, pero en este caso un poco por suerte, la Argentina ha estado atada al precio de sus exportaciones. Desde que los precios de las exportaciones empezaron a caer en el 2021, el ingreso per cápita argentino ha ido cayendo. Yo creo que el precio de la soja, siempre que no haya una sequía que afecte la producción argentina, va a tener un impacto muy positivo.
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