El instituto de Estadísticas y Censos difundió un trabajo llamado “Estudio sobre el impacto de la Covid-19 en los hogares del Gran Buenos Aires”, realizado en la región comprendida por la Ciudad de Buenos Aires y los partidos del conurbano bonaerense, entre agosto y octubre.
El resultado del informe mostró que casi la mitad de los hogares del AMBA tuvieron una reducción de los ingresos como consecuencia de la pandemia.
Según el trabajo, el 49,3% de los hogares de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense vio reducir sus ingresos durante la pandemia. En los hogares con jefe o jefa de hogar con menores niveles de instrucción, la proporción que experimentó una merma en sus ingresos fue mayor (57,1%). La pérdida de ingresos alcanzó al 57,3% de los hogares con al menos un niño, niña o adolescente.
Esto es consecuencia de que el 40,3% de los hogares registró problemas de empleo de al menos alguno de sus integrantes. Esta proporción se elevó en los hogares en los que reside al menos un niño, niña o adolescente, en donde los problemas laborales alcanzaron el 48,3 por ciento.
Esto obviamente repercutió en el consumo. El mismo trabajo señaló que en el 33,8% de los hogares se debió reducir el consumo de al menos un alimento (carne vacuna u otras, verduras frescas o leche) por haber tenido menos ingresos durante la pandemia.
La investigación mostró también que el 45,8% de los hogares redujo el consumo de productos no alimentarios. En ese período, el 28,6% promedio de los hogares del AMBA dejó además de pagar o tuvo problemas para cubrir los costos de los servicios de la vivienda. Respecto a esto último, según el Indec esta situación afectó al 14,7% de los hogares relevados en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que el impacto resultó de más del doble en el conurbano bonaerense, con el 33,3%.
La caída en los ingresos tuvo como contracara que creciera la cantidad de hogares que recibieron ayuda del Estado. Así, el 26,8% de los hogares tenía algún miembro que, además de recibir alguna prestación del sistema de protección social vigente, accedió a alguna de las prestaciones específicas correspondientes a las políticas implementadas a raíz de la pandemia.
Pero a este porcentaje se le sumó un 21,2% de los hogares que no estaban alcanzados por prestaciones sociales previas a la pandemia tuvo acceso a alguno de los beneficios derivados de las nuevas medidas.
Home office y tareas
El 30,4% de los jefes y jefas de hogar con empleo (que trabajaron la semana anterior a ser encuestados) desarrolló sus tareas laborales desde su vivienda, lo que trajo muchos cambios en la dinámica en los hogares.
En el 65,5% de los hogares encuestados las familias debieron incrementar el tiempo dedicado a tareas domésticas. Aquellos hogares con presencia de menores lo hicieron en mayor proporción (72,5%) respecto del resto de los hogares (60,5%).
El trabajo también señala que la pandemia no significó un cambio en algunas costumbres, ya que buena parte de las tareas del hogar fueron resueltas por las mujeres. Según el informe, el 64,1% de los hogares que aumentaron la dedicación, las tareas del hogar fueron realizadas por las mujeres de manera exclusiva o con mayor dedicación (sin considerar los hogares unipersonales).
Le siguieron los hogares donde esas tareas las realizan solo, o con mayor dedicación, los hombres, que representaron un 20,1%. En tanto, en el 15,1% de los hogares se afirmó que hubo una distribución equitativa de las tareas entre mujeres y varones del hogar. El 0,7% restante, corresponde a hogares en donde las tareas son realizadas por servicio doméstico o personas que no forman parte del hogar.
En el 66,1% de los hogares con presencia de menores en edad escolar, se incrementó el tiempo dedicado a tareas de apoyo escolar.
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