La aceleración en los precios que se observó en las últimas mediciones oficiales, impulsada en parte por los aumentos de los alimentos, más los “descongelamientos” de tarifas previstos para los próximos meses ya posicionan a las proyecciones de inflación para 2021 con un piso de 40%, pero que podría llegar al 50% anual, según los datos de consultoras privadas y en un escenario sin fuertes saltos en el valor del dólar.
“Si hacemos un supuesto fuerte de que el dólar oficial no sufre ajustes bruscos durante 2021 y se desliza más o menos en línea con la suba de los precios, el Gobierno buscaría llegar a la elecciones de mitad de término, previstas para fines de octubre 2021, con la inflación lo más contenida posible. En ese caso, le conviene que la recomposición de precios relativos, atrasados, se dé a comienzos del año o, en su defecto, después de las elecciones”, dijo a Infobae Lorenzo Sigaut Gravina, director de la consultora Ecolatina.
El Gobierno buscaría llegar a la elecciones de mitad de término, previstas para fines de octubre 2021, con la inflación lo más contenida posible (Lorenzo Sigaut Gravina)
¿Qué precios consideran los economistas que quedaron atrasados en 2020? Principalmente los servicios públicos, algunos productos incluidos en el programa oficial de Precios Máximos -que ya comenzó a ser desarmado- y los combustibles. “Las tarifas de servicios públicos se retrasaron por el congelamiento oficial y los servicios privados no regulados por el desplome de la demanda interna y las restricciones que aún hoy impone la prevención contra el Covid-19″, comentó el economista.
En principio, el ajuste de tarifas, el fin de Precios Máximos y la recomposición de los servicios privados —de la mano de la recuperación del empleo y los aumentos paritarios— se daría en los primeros meses del año que viene. Lo que permite estimar que la inflación sería mayor en el primer semestre de 2021, en línea con la aceleración observada a fines de este año, y se moderaría en la segunda mitad del 2021, de acuerdo a la visión de los economistas.
En las últimas semanas se confirmaron los aumentos en las tarifas de los servicios públicos -como transporte, electricidad y gas-, prepagas, colegios privados y también se acercan las fechas de “descongelamiento” para los precios de los alquileres y los productos incluidos en el programa de Precios Máximos, prorrogado hasta el 31 de enero.
Las proyecciones de Ecolatina estiman un piso de 40% para la inflación de 2021, pero que podría superar el 50% si se produce un salto cambiario. ”El frente cambiario está un poco más tranquilo desde fines de octubre 2020 pero hasta que el Banco Central no empiece a acumular reservas y la brecha no perfore el 50%, la situación sigue siendo muy inestable. Esto significa que no se puede descartar un salto cambiario que acelere la inflación en los meses sucesivos, agregó Sigaut Gravina. “La inflación podría superar 50% si se produce un salto cambiario. que sería acotado o controlado en la medida que el BCRA tenga reservas netas para defender el dólar oficial”.
Vemos una aceleración hasta mitad de año y desinflando algo hacia las elecciones. Esa debería ser la lógica de la política económica (Ricardo Delgado)
En la consultora Analytica proyectan para el año que viene la aceleración de la inflación en unos 10 puntos porcentuales (37% actual versus 47% a fin de diciembre 2021). “Básicamente, por la combinación de algo más de actividad, liberación de tarifas y combustibles, ajuste de precios al salto de brecha y recomposición en el margen del salario real. Asumimos que no hay saltos disruptivos en el tipo de cambio y que la brecha se estabiliza entre 40% y 50%”, observó Ricardo Delgado, socio y director de la consultora ante la consulta de Infobae.
“Vemos una aceleración hasta mitad de año y desinflando algo hacia las elecciones. Esa debería ser la lógica de la política económica. No veo desbordes salariales, si cierta recuperación después de tres años de caída”, agregó el economista. Según su visión, el mayor riesgo para la macroeconomía, y para la inflación, es que no se pueda llevar la brecha a un porcentaje de entre 30% y 40 por ciento.
Si el desafío económico de 2020 fue mitigar la caída de la actividad, el de 2021 será lidiar con la aceleración inflacionaria, anticipa Guido Lorenzo, director de la consultora LCG. “La economía argentina se hundirá entre 11% y 12% en 2020 y cerrará con una inflación superior al 35% anual. Es un anomalía. En realidad es parte de los problemas con los que ingresó el país a la pandemia y no fueron resueltos, de hecho profundizados por la escasa posición de reservas, la elevada brecha y la enorme cantidad de pesos en el mercado”, detalló en diálogo con Infobae.
La Argentina arrancará el año próximo con una inflación inercial del 3,5% mensual, a lo que se debe sumar los aumentos de tarifas, que ya no podrían recaer sobre el déficit fiscal, y otros productos y servicios y una actividad que, como se espera, no estará en caída. “Esa inercia y esos ajustes hacen pensar que en un primer semestre, sin hacer los ajustes mencionados, la inflación de la primera mitad del año podría rondar el 25%. En total del año no vemos que pueda llegar a ser inferior al 55%, y lo que más preocupa es que no hay plan antiinflacionario”, opinó Lorenzo.
Durante 2020 hubo un enorme exceso de pesos. Todo ese sobrante en algún momento tiene que impactar. La gente comenzó a moverse más y hay un conjunto de precios relativos que se van a acomodar (Elisabet Bacigalupo)
Para el economista, un riesgo de la aceleración fuerte de la inflación es que, en general, desactualiza y distorsiona precios porque muchos contratos se actualizarán en base a la inflación 2020, que será menor a la de 2021. “Si esta secuencia sucede, el salario real volverá a caer por cuarto año consecutivo”, advirtió.
En la consultora Abeceb, por su parte, estiman una inflación entre 40% y 45% para el año próximo, pero el rango se proyectó asumiendo que la devaluación irá acompañando a la inflación o un poco por encima, pero sin movimientos fuertes. “Eso es en un escenario donde los controles cambiarios se mantienen, hay un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Gobierno se las arregla para no devaluar. De lo contrario, estaríamos en una proyección del 60%”, advirtió Elisabeth Bacigalupo, responsable de equipo macroeconómico de Abeceb. Con todo, el escenario más crítico sería el impacto de una segunda ola de covid-19, que impulse un nuevo cierre de la actividad.
Las proyecciones que realizan apuntan a una inflación promedio mensual en los próximos meses de entre 3% y 4%. “Durante 2020 hubo un enorme exceso de pesos. Todo ese sobrante en algún momento tiene que impactar. La gente comenzó a moverse más y hay un conjunto de precios relativos que se van a acomodar si la recomposición salarial lo convalida”, estimó Bacigalupo.
Otro desafío importante, según la economista, son las elecciones que se darán en la segunda mitad del año. “Tenés una economía muy golpeada con vulnerabilidades exarcerbadas por la pandemia y en el medio un proceso electoral en un régimen presidencialista donde hay un poder bifronte, lo que también genera incertidumbre”, concluyó.
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