Hace dos años, precisamente en los primeros días de enero de 2018, la consultora económica Ecolatina, en base a proyecciones que eran compartidas por el amplio espectro de colegas del mercado y el gobierno de ese entonces, se animó a pronosticar que ese año se rompería “la maldición de los años pares”. Así denominó a aquella regla no escrita que rigió a partir de 2010 según la cual crecía la economía argentina en los años impares pero retrocedía en los pares. Esa alternancia coincide con los ciclos electorales, con comicios que se producen cada dos años, en los impares.
Pero lejos de romperse, la maldición se extendió: desde 2018, la Argentina encadenó tres años consecutivos de caída económica que recién revertiría el signo en 2021. La brutal recesión que producto de la pandemia y severas medidas de aislamiento se ubicará este año entre las peores contracciones de la historia, con un derrumbe entre 10% y 11% similar al de 2001, dejará paso a una recuperación prácticamente inevitable ya que comparará con un inédito período de paralización de la economía. Así, el interrogante que vuelve a sobrevolar el panorama es si, después de cuatro años, volverá a cumplirse en 2022 la maldición de los años pares, en los que el Gobierno tiene que ajustar las variables que desacomodó en el año previo, electoral, como será el próximo.
Desde esa perspectiva, se recortan dos temas esenciales que deberían definirse en 2021 pero sobre el que persisten las dudas: el primero es el aumento de tarifas. El Gobierno ya confirmó que el descongelamiento previsto para fin de año se demorará hasta marzo del próximo año, cuando se descuenta se producirá prácticamente el único aumento del año. Al menos nadie en el sector de servicios públicos imagina anuncios de incrementos de tarifas después de junio, a meses de las elecciones legislativas. De hecho, en uno de sus últimos relevamientos, la consultora Analogías, cercana al Gobierno, midió la predisposición social respecto del aumento de tarifas, que previsiblemente cosechó un rechazo de 88% de los encuestados. Ese dato, sumado a la intención oficial de duplicar los beneficiarios de la tarifa social, lo que implica llevarla a 20% de los usuarios, echan sombras las posibilidades de evitar que crezcan los subsidios respecto al PIB, tal como aseguró el ministro de Economía, Martín Guzmán.
Dos temas aparecen como esenciales para la agenda del año próximo: las tarifas de los servicios públicos y el nivel de disciplina fiscal que consiga el gobierno
A partir de ahí, es el nivel de déficit fiscal en definitiva lo que surge como la principal incertidumbre respecto a 2021 y, en qué medida, se trasladará el esfuerzo al año siguiente.
“El 2022 es el lejano plazo. El próximo año debería haber signos de recuperación, de hecho ya los hay en el tercer y cuarto trimestre después de unos meses muy malos, pero hay muchos interrogantes”, señaló Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina, quien destacó la recuperación en V de la producción de bienes pero no en servicios y las enorme destrucción de empleo. Sostuvo que entre las principales dificultades que condicionarán la recuperación se cuenta, precisamente, la evolución de la pandemia y las vacunas, que podrían determinar que “la reactivación sea magra”. Lo mismo que el riesgo cambiario, dada la persistencia de la brecha que, aunque controlada en estos meses, se mantiene alta. “Llegar a las elecciones sin una corrección cambiaria va a ser difícil, y si así fuera se puede producir después de octubre. Después del año impar, electoral, viene el año de correcciones. Si no se hacen antes y se patean para adelante, es probable que en 2022 se repita la maldición de los años pares”, dijo Sigaut Gravina.
En ese sentido, el contexto internacional es otro de los condicionantes de la recuperación que, al menos el próximo año, jugaría a favor. “Hay una oportunidad, en un mundo hiper líquido, para sentar las bases de un plan de estabilización. Hay una fiesta de activos, de la que la Argentina no participa, pero que deja margen. Está la enorme ventaja de un perfil muy acotado de vencimientos de deuda pero el problema es el exceso de pesos”, sostuvo por su parte la directora de Eco Go, Marina Dal Poggeto, para quien difícilmente la reactivación del próximo año “sea violenta” y sin plan de estabilización, imposible de sostener.
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