Casi el 40% del valor que paga el consumidor por un kilo de naranjas se transforma en ingresos para los estados nacional y provinciales, según un informe privado. Del total, sólo el 22% del precio termina en manos del productor, calculó el análisis que se centra sobre la baja rentabilidad y la enorme carga tributaria que pesa sobre los citricultores.
“Mientras que en los primeros 10 meses del año las frutas alcanzaron una suba acumulada del 44.5% en la zona del Gran Buenos Aires, un estudio realizado por el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reveló que el 38.3% del precio promedio del kilo de naranja corresponde a impuestos”, destacó un informe de la organización empresaria.
“Dentro de este porcentaje, el 83,7% de la carga tributaria es nacional, mientras que el 16,3% es de índole provincial y/o municipal”, agregó.
El informe se centra sobre el precio de la naranja y la carga tributaria que lo afecta.
“Durante este año, tanto la naranja como otros cítricos dulces han tenido un reacomodamiento de precios por el significativo atraso en los precios de origen; situación que conllevó una rentabilidad negativa para el productor citrícola en años anteriores”, señaló el reporte de CAME.
Según concluyó el relevamiento, a la hora de la comercialización en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el Estado -en su versión nacional y porteña- es el que se queda con la mayor parte del valor del producto, por encima de lo que perciben el productor, el empacador, el mayorista y el comercio minorista.
Del valor final, el productor explica el 22% ($14,1), el empacador el 8,9% ($5,6), el puesto en el Mercado Central el 14,1% ($9,1) y la verdulería y/o el supermercado el 16,7% ($10,8)
“En ese sentido, en los últimos 3 meses del 2020 el precio promedio del kilo de naranja en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) fue de $64,3. Del valor final, el productor explica el 22% ($14,1), el empacador el 8,9% ($5,6), el puesto en el Mercado Central el 14,1% ($9,1) y la verdulería y/o el supermercado el 16,7% ($10,8). Por su parte, la presión tributaria del Estado, en sus tres niveles, asciende a 38,3% ($24,7)”, detalló.
En ese sentido, el análisis de CAME subraya que la carga fiscal asfixia a las producciones agroindustriales en general, no sólo a las productoras de cítricos.
“La asfixiante carga fiscal no solo pone en jaque a los citricultores, sino que está generando una considerable pérdida de rentabilidad en todos los complejos productivos del interior de nuestro país”, afirmó CAME.
Por su parte, la presión tributaria del Estado, en sus tres niveles, asciende a 38,3% ($24,7)
“La presión tributaria que tiene el productor agroindustrial argentino es una de las más altas a nivel mundial. Necesitamos poner en marcha una reforma impositiva integral para poder ser rentables y competitivos”, aseguró Eduardo Rodríguez, presidente de Economías Regionales de CAME, citado en el comunicado de la organización.
Para alcanzar los cálculos de participación de los distintos eslabones de la cadena de producción y comercialización de naranjas, CAME analizó la cadena de valor de la naranja fresca desde el productor, ubicado en el caso de estudio en la zona de Chajarí, Entre Ríos; hasta la comercialización del cítrico dulce en verdulerías o supermercados de CABA.
El estudio se centró entre distintos eslabones, a saber: producción y empaque, que implica las tareas de plantación, fertilización, cura, poda, raleo y desbrote; como así también de cosecha y traslado, limpieza, encerado y clasificación; intermediación (Mercado Central de Buenos Aires): involucra tareas de traslado desde el galpón de empaque, descarga y traslado dentro de las distintas naves del Mercado, y comercialización a externos; comercialización (verdulerías y/o supermercados de CABA): supone tareas de compra y traslado desde el Mercado Central hacia el establecimiento de venta, mantenimiento del lugar y costos generales
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