La Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzaron el lunes una nueva ronda de negociaciones en Washington en pos de un nuevo acuerdo para refinanciar la deuda del país más allá del 2023.
Fuentes en Washington indicaron a Infobae que los encuentros, que serán virtuales y presenciales –como ocurrió en Buenos Aires con la misión del mes pasado– se harán desde el lunes entre el equipo de la Secretaría de Finanzas y el staff del Departamento del Hemisferio Occidental del organismo multilateral.
El punto central es avanzar en el programa de financiamiento que el Gobierno quería tener para fin de este año, pero que ahora admite que se podría firmar entre marzo y abril.
Del lado argentino, se trata del equipo que conduce Diego Bastourre, acompañado por el representante argentino ante el Fondo, Sergio Chodos. Curiosamente, no viajó ningún funcionario del Banco Central, pese a que todos los acuerdos de los países se negocian con la participación de este organismo.
Del lado del FMI, se sentarán la vicejefa del Departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kozack, y el jefe de la misión para la Argentina, Luis Cubeddu.
Según informó el Palacio de Hacienda, “las reuniones, que se realizaron en la embajada argentina en Washington, se iniciaron a las 9 de la mañana horario de Washington DC, con la presentación del Subsecretario de Servicios Financieros, Mariano Sardi, sobre los proyectos de la Secretaría de Finanzas para fomentar la inclusión financiera, sumando el relanzamiento del Consejo de Coordinación de la Inclusión Financiera (CCIF) y la nueva Estrategia Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), entre otros. También participó Maral Shamloo, del equipo del FMI”.
“Se generó un intercambio fluido con los expertos y los representantes del FMI, sobre el diagnóstico y las herramientas más eficientes para abordar la problemática de brechas territoriales, sociales y de género en términos de inclusión y educación financiera”, indicó la cartera que conduce Martín Guzmán.
En el segundo encuentro, “los representantes del FMI junto con un panel de expertos presentaron un programa de “Market Intelligence” sobre las tendencias generales y el sentimiento de los inversores hacia los mercados emergentes y Argentina”.
Por la tarde, Diego Bastourre y Ramiro Tosi, subsecretario de financiamiento, “presentaron la mejora del perfil de vencimientos de deuda con acreedores externos con inversiones en activos con legislación local, como resultado de diversas operaciones de canje realizadas durante el 2020″. Finalmente, precisaron que “mañana continuarán las reuniones y se trabajará en la estrategia para la profundización del financiamiento vía el mercado de capitales doméstico”.
Kozack y Cubeddu ya estuvieron en Buenos Aires el mes pasado y se reunieron con Guzmán y otros ministros del gabinete. Además, se encontraron con los titulares de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont (a quien le preguntaron por las proyecciones de recaudación 2021) y con su par del Banco Nación, Eduardo Hecker, a quien consultaron por la asistencia de la entidad al Tesoro Nacional, que se encuentra dentro de los límites que marcan las normas prudenciales.
La delegación también se reunió con importantes líderes del sector empresarial, que le transmitieron sus dudas por la falta de señales de mediano plazo para reactivar la confianza, un mensaje que hizo propio la canciller de Alemania, Angela Merkel, cuando realizó una exposición virtual en la conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA).
Luego de volver a Washington, antes del Día de Acción de Gracias, comenzaron a trascender del lado del Gobierno supuestas conclusiones de estos encuentros oficiales. Una de las versiones más curiosas señalaba que el FMI no quiere que haya una devaluación del tipo de cambio en el mercado oficial.
Lo que el staff piensa en realidad es que la Argentina tiene un problema de fondo, que es el exceso de emisión monetaria, que si bien se justificó durante la pandemia, debe ser reducido en forma consistente. Y cree que esta emisión es la que genera una fuerte expectativa de devaluación, que ya está internalizada entre los agentes económicos, locales y extranjeros.
Dicha expectativa se refleja en la alta brecha cambiaria, aunque el Gobierno haya logrado disminuirla por debajo del 100%, al costo de haber provocado una fuerte caída en el precio de los bonos argentinos, al punto tal de colocarlos, a pocos meses del canje de la deuda, en precios cercanos al default.
Por lo tanto, como ocurre en otros casos, el FMI no presionará para que el Gobierno devalúe, pero tampoco se conformará con soluciones transitorias como la adoptada con la venta de bonos para que la situación cambiaria y financiera se tranquilicen, más allá de la pax que se espera para los próximas semanas por el aumento estacional en la demanda de pesos a fin de año.
En este sentido, la consigna del Gobierno de que “el programa se hará en base a las necesidades locales y no del FMI” –que en realidad se ha repetido en el pasado– suele ser aceptado en Washington, mientras se refleje en un programa fiscal y monetario consistente.
Al respecto, el hecho de que en pocos meses el Gobierno haya demostrado tantas idas y venidas con la fórmula de ajuste en las jubilaciones, no parece ser la señal más favorable para enfrentar el momento “dramático”, según las palabras del Fondo, que atraviesa el país.
En este contexto, habrá que ver si el equipo que dirige Bastourre puede volver a Buenos Aires en unos días con algún avance, ya que el FMI, como señaló la semana pasada su vocero, Gerry Rice, no tiene apuro en la firma de un nuevo programa con la Argentina.
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