Martín Guzmán, había prometido que no acudiría a los adelantos transitorios del Banco Central para financiar el déficit del Tesoro. Sin embargo, el ministro de Economía se cuidó de no decir nada de la transferencia de utilidades del BCRA. Esa canilla se mantuvo abierta y ahora expande la cantidad de pesos a un ritmo acelerado: ayer se transfirieron por esa vía $80.000 millones y en la última semana el total asciende a $170.000 millones (porque el viernes anterior habían sido $90.000 millones).
La expansión de dinero a fin de año es un clásico en la Argentina y está relacionado con motivos estacionales. Por un lado, porque diciembre es el de mayor déficit fiscal. Pero al mismo tiempo porque aumenta la demanda de dinero por las fiestas de fin de año, el turismo y la necesidad de pago del medio aguinaldo por parte de las empresas. Esto genera una fuerte expansión momentánea de dinero que no se traduce en mayor presión cambiaria ni inflación. Pero se trata de un efecto transitorio.
El desafío para el titular del Banco Central, Miguel Pesce, será salir a absorber esos pesos que se emitirán en estas últimas semanas del año desde fines de enero y a lo largo de febrero. Ya en otras oportunidades se confiaron en el BCRA de ese clima de tranquilidad cambiaria y baja de tasas que produce esa expansión monetaria y se optó por absorber sólo parcialmente esa montaña de dinero. La consecuencia fue una renovada presión cambiaria y de la inflación en meses subsiguientes.
De acá a fin de año, la emisión monetaria continuará y se calcula que aún resta transferir alrededor de $150.000 millones de utilidades del BCRA al Tesoro, lo que obviamente seguirá incrementando la expansión monetaria del 2020.
Desde fin de noviembre hasta fin de año el BCRA emitirá algo más de $ 300.000 millones a favor del Tesoro. La totalidad será a través de el giro de utilidades del 2019 y no de adelantos transitorios, pero el efecto de expansión monetaria es idéntico
Aumentar la cantidad de dinero a esta altura del año si bien tiene justificación estacional a esta altura del año, también se puede transformar en un arma de doble filo. Se produce en el medio de una mayor estabilidad del dólar, pero con un fuerte repunte inflacionario. En octubre el índice saltó a 3,8% y en noviembre superó el 3% aunque hay bastante dispersión en los cálculos de los analistas económicos. Para diciembre se estima que el índice también se ubicaría en niveles de entre 3,5% y 4%.
Para reducir la dependencia de la emisión monetaria del BCRA, el Tesoro también está aumentando la colocación de deuda en pesos. El objetivo es hacer frente al déficit fiscal de dos maneras: una parte a través de la emisión, pero otra mediante la financiación a través del mercado de capitales local. Está opción demostró dar buenos resultados en los últimos meses, pero también se trata de una alternativa que no tiene demasiado vuelo, ya que la capacidad de obtener crédito en moneda local es más bien limitada.
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