Janet Yellen, la extitular de la Reserva Federal de EEUU que Joseph Biden eligió para conducir la secretaría del Tesoro, no cambiará la relación de la Argentina con el FMI, el principal instrumento del gobierno norteamericano para atender las cuestiones económicas en los mercados emergentes y en América Latina, dijeron tres analistas consultados por Infobae.
Según Arturo Porzecanski, profesor de la American University, en Washington, la dinámica de la relación depende del gobierno argentino. El FMI tiene todo el incentivo para acordar pero la actual política económica “es invendible”, dijo. Alberto Bernal, estratega en jefe del banco XP Investments, aseguró que “no habrá ningún cambio en el manejo del Fondo”. Y desde Nueva York, el economista argentino Joaquín Cottani, consultor en Wall Street, agregó que no habrá de parte del Tesoro un interés político, como durante el gobierno de Macri, pero tampoco animadversión, sino expectativa de que la Argentina y el FMI se pongan de acuerdo. A continuación, el análisis de los tres sobre los desafíos de Yellen y la atención que eventualmente prestará al “caso argentino”.
Desafíos
La elegida por Joseph Biden para conducir el Tesoro de EEUU a partir de enero de 2021, debe aún pasar el test del Senado de EEUU, pero “no hay duda de que será ratificada”, dijo Bernal, quien explicó que el filtro senatorial es en EEUU “un componente institucional adicional que asegura que las personas nombradas para cargos relevantes sean idóneas”. Algo de lo que en este caso no tiene dudas: “Es una elección muy acertada, su hoja de vida es impecable, no hay quien cuestione sus capacidades”, dijo. El perfil y la imagen de Yellen, agregó, contribuirá también a mejorar las relaciones entre los diferentes poderes de gobierno en EEUU.
“Yellen es una persona del círculo más cercano, tiene un perfil parecido al propio Biden y significa un freno al ala más extrema de los demócratas; es sensata y tiene mucha experiencia. Son gente de centro y eso tranquiliza a quienes no votaron al partido demócrata. Fue la primera mujer que condujo la Fed y será la primera en conducir el Tesoro”, dijo Porzecanski, ex-economista de ABN Amro e ING Barings en Nueva York y actual profesor de Economía Internacional.
“Académicamente es neokeynesiana y en su paso por la Fed, en el directorio y después como titular, mantuvo una línea de tasas bajas y política monetaria expansiva cuando eso hacía falta y no peligraba la inflación”, dijo Cottani, hoy consultor en Nueva York, donde trabajó para Citibank y Standard & Poor’s.
Influencia y contrapesos
La primera tarea de Yellen, apenas asuma, será un nuevo paquete de estímulo fiscal, algo en la que demócratas y republicanos no se pusieron de acuerdo antes de la reciente elección presidencial. La perspectiva casi segura de un Senado bajo control republicano (algo que se decidirá en la elección de dos bancas por Georgia) apunta a un paquete relativamente austero. “Con la Cámara de Representantes y el Ejecutivo en manos demócratas y el Senado y el Poder Judicial en manos conservadoras, no habrá lugar para grandes aumentos de impuestos o autorizaciones especiales; probablemente haya un nuevo paquete fiscal, pero sin tirar manteca al techo”, dijo Porzecanski.
Bernal dividió la cuestión en dos partes: un primer “paquete-puente”, antes de fin de año (ergo, antes del cambio de gobierno) para extender el seguro de desempleo y que pequeñas empresas en problemas no prescindan de personal. “Estamos hablando, para mucha gente, de la posibilidad de comer; es así de dramático y tienen que resolverlo antes de fin de año”, contó. Y en 2021, sí, un paquete más amplio, cuyo diseño será de Yellen pero deberá pasar el filtro legislativo.
Estamos hablando, para mucha gente, de la posibilidad de comer; es así de dramático y tienen que resolverlo antes de fin de año (Alberto Bernal)
Lo más inminente es el paquete de estímulo, pero es una decisión del Congreso, y mientras el Senado esté en manos de los republicanos será un freno a las propuestas más extremas de los demócratas”, dijo Cottani, para quien el paquete será un compromiso: refuerzo al seguro de desempleo y ayuda a las empresas para sostener la nómina salarial. Un paquete expansivo, pero responsable, agregó, sería “el mejor de los mundos” para el sector financiero y ayudaría a sostener el valor de las empresa. Lo preocupante hubiera sido una administración demócrata sin contrapeso para aumentar los impuestos y deshacer las reformas regulatorias que hubo, por ejemplo, en el sector energético.
A Porzecanski le preocupa que Yellen intente usar sus contactos en la Fed para influir desde el Tesoro en la política monetaria. “Es algo que nos pone un poco nerviosos a quienes nos gustan los bancos centrales independientes”, observó. “La Fed y todos los Bancos Centrales han estado haciendo cosas excepcionales. Ya lo habían hecho en 2008/09; ahora no solo compraron bonos del gobierno, sino también bonos corporativos, pero con permiso del Tesoro y del Ejecutivo”. Una duda es qué pasará al respecto, porque el actual secretario del Tesoro Steve Mnuchin, adelantó que no pedirá la renovación de ciertas autorizaciones para la Fed. “La Fed y Yellen van a tener mucho qué decir sobre cómo dar oxígeno a una recuperación que con la nueva ola de coronavirus perdió dinamismo”, dijo Porzecanski.
Sin novedad en el Fondo
Los analistas consultados coincidieron en descartar que el cambio en el Tesoro implique un cambio en la posición de EEUU en el FMI. La posibilidad de un acuerdo, señalaron, depende mucho más del gobierno argentino que de Washington.
“El FMI ya le dio a la Argentina todo lo que podía darle, y más. Ahora la cuestión es cómo hace para que la Argentina le pague; si hubiera un programa económico sensato el Fondo va a apoyar. Todo va todo muy lento, porque el primer vencimiento importante es en septiembre de 2021, pero si las cosas se complican van a tener que hacerlo a las apuradas. El interés del FMI es en defensa propia: la Argentina es un gran clavo que Kristalina Georgieva quiere sacarse de encima. Todo eso ya está, no depende ni cambia con el cambio de gobierno de EEUU, sino de la existencia de un programa apoyable. El FMI ya tiene todo el incentivo para resolver la situación, pero precisa que al menos le den una hoja de parra para cubrirse. No pueden apoyar una política económica como la que se vio desde diciembre de 2019. El actual programa es invendible. Cuando te divorciás tres veces, la cuarta se hace más difícil que te crean”, dijo Porzecanski.
El FMI ya tiene todo el incentivo para resolver la situación, pero precisa que al menos le den una hoja de parra para cubrirse (Arturo Porzecanski)
“No habrá ningún cambio en el manejo del Fondo. Si la Argentina espera que con Yellen en el Tesoro el FMI no exija ajuste fiscal … por ahí no va la cosa. El punto es que haya posibilidad de repago, la Argentina tiene que crecer y para eso necesita cambios estructurales. Nadie cree que con la actual situación fiscal y estructural la Argentina pueda crecer imprimiendo dinero”, dijo Bernal, quien además invitó a un “baño de perspectiva”. EEUU, señaló, atraviesa la peor crisis sanitaria y económica de los últimos 90 años, tiene una situación difícil con sus aliados y un enfrentamiento con China. “No es realista pensar que Biden le vaya a prestar mucha atención a la Argentina, no está ni debería estar entre sus prioridades”, comentó.
Joaquín Cottani, por su parte, resaltó que para América latina es clave a quien designe Yellen en la subsecretaría de Asuntos Internacionales. Ella, recordó, siempre se enfocó en las cuestiones domésticas. “Creo que va a ser simplemente lo tradicional: EEUU actúa sobre el mundo en desarrollo y los mercados emergentes a través del FMI y la agenda ahí es previsible: la Argentina a lo único que puede aspirar es a firmar un acuerdo de Facilidades Extendidas; no hay lugar para una ayuda directa de EEUU, ni hay allí un tema político, como lo hubo durante el gobierno de Macri. No habrá animadversión, sino simplemente esperar que la Argentina y el FMI resuelvan sus problemas”.
La Argentina puede aspirar a un acuerdo de Facilidades Extendidas; no hay lugar para una ayuda directa de EEUU, ni un tema político, como lo hubo durante el gobierno de Macri (Joaquín Cottani)
“Puede que un gobierno demócrata suavice algo la condicionalidad, pero será una discusión muy difícil, porque sin condicionalidades esto no cierra”, admitió Cottani. “La Argentina está enfrascada en su propia dinámica política interna, pero el resto de América Latina depende menos del FMI, que aún tiene mucha capacidad prestable que no usó, porque los países no le pidieron desembolsos grandes. Los programas del último año fueron más simbólicos, de apoyo por las dudas. Hubo salida de fondos de los mercados emergentes, pero después volvieron. Los países pueden endeudarse a tasas bajas, como Perú, que con todos los líos políticos tomó crédito al 4%. Entonces no necesitan crédito del FMI, la Argentina es un caso especial”, concluyó Cottani.
Neoyorquina y neokeynesiana
Nacida en un modesto hogar de Brooklyn, en Nueva York, Yellen (74) estudió Economía y fue discípula de James Tobin, premio Nobel de la disciplina, ícono del neokeynesianismo y proponente de la “tasa Tobin” para desalentar los movimientos especulativos globales, se especializó en economía laboral, lo que la hace muy atenta al problema del desempleo, y se casó con George Akerlof (80), premio Nobel de Economía 2001 (junto a Joseph Stiglitz, mentor académico de Martín Guzmán), otro neokeynesiano y autor de paper muy popular entre los economistas sobre “El mercado de limones” (por lemmons, como en EEUU llaman a los autos usados en malas condiciones), paradigma de los problemas de información imperfecta, donde hay una gran asimetría entre comprador y vendedor.
“Ella entiende la economía, entiende la política, tiene empatía y una profunda comprensión de los problemas sociales”, dijo de Yellen el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, citado por el diario británico Financial Times.
Habrá que ver si, cuando la incluye en su agenda, también puede entender a la Argentina.
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