Un análisis del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), conformado por bancos de todo el mundo, consideró que la Argentina ya no cuenta con la opción de alcanzar un acuerdo suave con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que sólo postergue los pagos previstos para los próximos años, porque los pagos de intereses y el déficit comercial se combinarían para vaciar las reservas del Banco Central. Los técnicos del instituto estimaron que el ministro de Economía, Martín Guzmán, deberá obtener del FMI entre USD 4.000 millones y USD 6.000 millones de financiamiento extra para poder financiar esos desequilibrios. Hasta ahora, la posición del Gobierno argentino era que no había que sumar deuda porque “es parte del problema”.
El IIF dedicó un informe a la negociación entre la Argentina y el FMI. “En el futuro, los fuertes reembolsos al FMI en 2022-23 son la principal fuente de necesidades de financiación externa. Argentina está negociando un nuevo programa que, en principio, prorrogaría los pagos debidos al FMI”, señala el texto que lleva las firmas de Sergi Lanau, Martín Castellano y Jonathan Fortun.
“Incluso un modesto déficit comercial combinado con pagos de intereses y fuga de capital residual podría crear una situación de financiación difícil. Lo más probable es que un programa de seguimiento exitoso con el FMI tenga que incluir nuevos préstamos del orden de USD 4.000 millones a USD 6.000 millones. A partir de 2023, el acceso consistente al mercado será crucial para evitar situaciones de financiación apretadas. La calidad de las políticas debe mejorar radicalmente para que un programa más amplio del FMI y el acceso al mercado sea factible”, señalaron.
Incluso un modesto déficit comercial combinado con pagos de intereses y fuga de capital residual podría crear una situación de financiación difícil.
El análisis es un cambio de postura del IIF respecto a la evaluación que tenían de la situación financiera de la Argentina pocos meses atrás. Para los analistas del instituto, cuando en agosto se definió la renegociación de la deuda con acreedores privados, existía la posibilidad de acordar una postergación de los pagos del préstamo de USD 44.000 millones que le dio el FMI al país y aún así tener margen para funcionar. Pero dados los errores no forzados del Gobierno desde entonces, esa ventana de oportunidad desapareció.
“La pregunta crucial es si un programa que simplemente transfiere la exposición del FMI a la Argentina es suficiente para evitar los déficits de financiación. Cuando se resolvió la situación de la deuda en agosto, fuimos cautelosamente optimistas en cuanto a que un programa sin aumento de los préstamos podría funcionar si las perspectivas fiscales mejoraban. Sin embargo, no surgió una estrategia de política clara después de la reestructuración y continuaron las grandes pérdidas de reservas”, analizó el informe.
“Nos preocupa cada vez más el impacto que este prolongado período de políticas inconsistentes tendrá en la capacidad de la Argentina para atraer flujos de capital y en la disposición de los residentes para elegir activos en pesos en lugar de dólares”, continuaron los técnicos del IIF.
Lo más probable es que un programa de seguimiento exitoso con el FMI tenga que incluir nuevos préstamos del orden de USD 4.000 millones a USD 6.000 millones
“En otras palabras, parece cada vez más probable que un programa de seguimiento exitoso tenga que aumentar la exposición del FMI a la Argentina. Esto inevitablemente significa medidas políticas duras por adelantado para convencer al FMI de que los fondos frescos se destinan a una empresa viable”, agregaron.
Con pagos por USD 44.000 millones al Fondo previstos para el período 2021 a 2024, resultado del stand-by agreement alcanzado por el Gobierno de Mauricio Macri, Guzmán trabaja en la obtención de un acuerdo de facilidades extendidas que daría un plazo más largo para la devolución del paquete. Pero aún suponiendo un escenario con un déficit externo moderado, servicios de deuda ligeros y en general condiciones favorables, a la Argentina no le dan las cuentas.
“Modelamos un escenario en el que la exposición del FMI a la Argentina se mantiene sin cambios para medir la cantidad de préstamos frescos que podrían ser necesarios. Proyectamos una moderada fuga de capitales bajo el supuesto de que los controles de capital se mantendían (los residentes están enviando alrededor de USD 1.500 millones al extranjero cada trimestre ahora). Construimos un regreso de la inversión extranjera directa (que aumenta hasta 6-8 mil millones de dólares por año), algunos préstamos a empresas (hasta mil millones de dólares por año), y un modesto flujo de nuevos préstamos de las instituciones financieras internacionales distintas del FMI. Estos supuestos relativamente benignos dan lugar a un déficit de financiación en 2021″, calcularon.
Parece cada vez más probable que un programa de seguimiento exitoso tenga que aumentar la exposición del FMI a la Argentina. Esto inevitablemente significa medidas políticas duras por adelantado para convencer al FMI
“Dicho de otro modo, incluso si la Argentina renueva el préstamo del FMI y atrae algunos flujos de capital el próximo año, los pagos de intereses y el déficit comercial serán lo suficientemente grandes como para agotar las reservas”, analizó el IIF.
“A mediano plazo, la Argentina necesitará un acceso al mercado consistente y bastante sustancial para estabilizar las reservas. ¿Es eso factible? En una perspectiva internacional, el acceso al mercado requerido no parece poco realista .Sin embargo, las circunstancias de la Argentina hacen que la emisión externa sea un verdadero desafío, por lo que el marco normativo debe mejorar sustancialmente. y la monetización del déficit, el problema central, debe terminar para restablecer el acceso al mercado”, concluyeron los técnicos del IIF.
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