Los primeros tramos de la actual campaña de soja en Argentina -hasta el momento se sembró el 20% del área proyectada en 17,2 millones de hectáreas- transcurre cuando los precios internacionales de la oleaginosa continúan en niveles que ni el más optimista de los productores y analistas del mercado de granos proyectaba meses atrás.
Ayer, en un momento de la rueda de negocios del mercado de referencia de Chicago, los precios se ubicaron en los niveles más altos de los últimos 6 años, y en el inicio de esta jornada opera en baja y los contratos más cercanos de vencimiento están cotizando a USD 428,07 la tonelada. Más allá de esto, los valores están muy lejos del récord de 2012, cuando superó los 650 dólares la tonelada.
Como ya detalló Infobae, son varios los factores que inciden en las subas, pero entre los principales aparecen la mayor demanda de China, cuyas compras de soja crecieron más de un 40% en octubre pasado, y los problemas climáticos en varias zonas productivas de Brasil y la Argentina, por la falta de precipitaciones.
Lo cierto es que ante este contexto internacional de buenos precios para la soja y los cereales, los productores aseguran que no se puede aprovecharlo ya que sufren el impacto de las retenciones y del desdoblamiento cambiario. Sin embargo, los mayores precios están compensando una baja del 24% de los volúmenes exportados de granos, oleaginosas y derivados.
Los últimos datos de la Bolsa de Comercio de Rosario reflejaron que hasta marzo del año próximo podrían ingresar unos 11.275 millones de dólares en concepto de exportaciones de granos y subproductos, un 9% de incremento al realizar la comparación interanual, gracias a la mejora de los precios internacionales.
Según la estimación privada se podrían exportar en el período analizado unas 6.400.000 toneladas de trigo, 11.200.000 toneladas de maíz, 13.400.000 toneladas de harina de soja y unas 2.500.000 toneladas de aceite de soja.
Opiniones
Más allá de los problemas económicos y financieros del país, el último fin de semana y en declaraciones a este medio, el analista del mercado granario, Sebastián Salvaro, aseguró que el repunte de los precios de la soja, “transforma en viable la actividad en prácticamente todas las zonas del país, pese al impacto de las retenciones. El cultivo salió de los números negativos que exhibía con los precios vigentes en el invierno de este año y dará lugar a márgenes netos interesantes si se aseguran los precios que hoy se ofrecen a cosecha”.
Por su parte, Gonzalo Agusto, economista de la Bolsa de Cereales de Córdoba, dijo: “Este aumento de precios es muy positivo para el agro y compensa en una pequeña parte los efectos de un impuesto distorsivo como son las retenciones que siguen en niveles elevados, y la enorme brecha cambiaria que existe entre el valor que vende el productor y lo que después puede comprar en insumos o realizar otras inversiones. Esa brecha cambiaria es un gran problema que hay que resolver y genera desincentivo para que el productor comercialice su mercadería y le impide aprovechar a pleno los mayores precios internacionales”.
A su vez, el economista sostuvo: “En el caso que los productores hubieran seguido con los mismos precios que teníamos hace tres o cuatro meses, la situación hubiera sido muy complicada, y más en un contexto donde estamos atravesando el fenómeno climático La Niña, y con un posible escenario de menores rendimientos”.
Otro de los especialistas que opinó sobre el contexto actual de precios y su impacto en la producción local fue Sebastian Senesi, director de la maestría de agronegocios y alimentos de la Facultad de Agronomía de la UBA. “Argentina atraviesa por un proceso de alta incertidumbre en relación a los negocios, a causa de un entorno institucional turbulento, de idas y vueltas en la implementación de las reglas de juego y algunas de ellas atentan contra el proceso productivo, industrial y de servicios”, señaló.
Y agregó: “El modelo implementado con respecto al tipo de cambio, las retenciones, la inflación, las restricciones para la importación sumado a la falta de un Plan que sea conocido por todos, no permite tomar las ventajas de precio del mercado y profundizan las dificultades. La falta de un Plan conocido por todos no permite pensar en el largo plazo y restringe las acciones en el corto plazo”.
En ese sentido, Senesi planteó la problemática que afecta a las pymes proveedoras de servicios de siembra y cosecha que serían alcanzadas por el Impuesto a la Riqueza: “Todo eso limita y casi pone en jaque la rentabilidad del negocio, generar nuevos puestos de trabajo y proyectar nuevas inversiones. Muchas de estas pymes tienen un patrimonio en capital de trabajo, muchos de ellos hipotecados y sin embargo el Proyecto de Ley los incluye como grandes riquezas”.
Seguí leyendo: