Los bancos internacionales esperan que el Gobierno cierre una negociación exitosa con recursos frescos del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el primer trimestre del año próximo para evitar una aceleración inflacionaria y un nuevo problema con la deuda del país.
Por un lado, en un informe sobre la Argentina, el banco JP Morgan expresó que espera “la negociación de programa macroeconómico con FMI para fin de primer trimestre de 2021, que limite el financiamiento monetario de Banco Central y ancle las expectativas de inflación”.
Sin tal programa, “la emisión monetaria podría llevar la inflación de fines de 2021 a niveles de tres dígitos”, advirtió el poderoso banco de Wall Street que preside Jamie Dimon.
Sin un programa con el FMI la emisión monetaria podría llevar la inflación de fines de 2021 a niveles de tres dígitos, advirtió el JP Morgan
Por el otro, un importante analista del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), que reúne a los principales bancos del mundo, sostuvo que el Gobierno necesita sí o sí un programa con el FMI que incluya fondos frescos.
El subjefe de economistas del IIF, Sergi Lanau, expresó que “si el nuevo programa del FMI con la Argentina solamente incluye un roll over de la deuda previa y no un incremento neto de fondos, el país enfrentará en 2022 necesidades de financiamiento brutas de USD 10.000 millones en 2022”.
Esa suma “sería desafiante de conseguir a menos que las políticas cambien en forma radical y se restaure el acceso al mercado de capitales”.
Lanau había expresado tiempo atrás a Infobae que la Argentina tendrá problemas para bajar en forma sustancial la inflación, tal como lo muestran los resultados y pese a que la energía de algunos funcionarios del Palacio de Hacienda, como el secretario de Política Tributaria, Roberto Arias, se focaliza más en cuestionar los números de las consultoras privadas que en presentar un programa consistente para solucionar este problema, que ubica al país en el segundo lugar más alto del podio mundial de suba de precios. ¿Se equivocan las consultoras?; claro, como el equipo de Economía, que pronosticó en septiembre en el proyecto de presupuesto un tipo de cambio para fin de este año que ya quedó desactualizado. Además, las consultoras cumplieron un rol clave -hasta que comenzó a difundirse el IPC oficial porteño- mientras se manipuló el dato de inflación del Indec desde 2007 hasta 2015.
Parte de estos temas fueron conversados hace dos semanas por la vicepresidente Cristina Kirchner y el ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, en un encuentro reservado que fue gestionado por el director de AdCap, Javier Timerman, el hombre del sistema financiero de mejor vínculo con el Gobierno.
Tanto el presidente Alberto Fernández como la vicepresidente apoyan la actual gestión del ministro Martín Guzmán para cerrar el acuerdo con el Fondo que permita tranquilizar en forma más consistente y por más tiempo al mercado. Esto no significa, aclararon en el oficialismo, que no se piense en dar señales de mayor ortodoxia fiscal si es necesario, como las que se dieron en materia de ajuste de las jubilaciones y de las tarifas de los servicios públicos, que siempre serán acompañadas por gestos simultáneos hacia la militancia, como el tratamiento del impuesto a las grandes fortunas.
El presidente y la vicepresidente están conformes con la tarea actual del ministro Guzmán, pero esto no significa pensar en futuras señales de mayor ortodoxia si fuera necesario
En medio de este péndulo permanente, el banco privado más grande de Brasil también consideró que la firma de un programa de Facilidades Extendidas con el FMI, “podría implicar desembolsos superiores a los recursos necesarios para renovar los compromisos existentes en los próximos tres años”.
“Una nueva misión del FMI visitó el país para discutir un nuevo programa que probablemente incluya la consolidación fiscal necesaria y una menor dependencia de la financiación del banco central. El plazo para un acuerdo este año parece apretado, y el gobierno espera concluir las negociaciones en el primer trimestre del 2021”, indicó el Itaú Unibanco. Los analistas de la entidad pronosticaron que en 2021 la Argentina tendrá una inflación del 50% y un leve del 4,5% después de la recesión del 12% prevista para este año.
Además, subrayaron que la imagen positiva del Gobierno cayó en forma sustancial tras la larga cuarentena registrada desde fines de marzo, tal como lo muestran diversos sondeos.
“Uno de los cierres más largos del mundo está llevando a la fatiga social. La preocupación por la situación económica entre la población ha superado claramente la preocupación por las condiciones de salud. El 67% de la población estaba más preocupada por la economía que por los problemas de salud (30%) en octubre, en comparación con el 35% y el 61% respectivamente en abril”, indicaron los analistas del Itaú.
En este sentido, detallaron que la imagen positiva del presidente Alberto Fernández cayó del 37% en la encuesta anterior al 35% en octubre, significativamente por debajo del pico registrado a principios de año", cuando se ubicaba por encima del 60 por ciento.
En este contexto y con una importante inestabilidad financiera, “el gobierno ha hecho un ligero giro hacia políticas económicas ortodoxas para domar las expectativas de devaluación”, que no le evitó vender 1700 millones de dólares de las reservas del Banco Central desde septiembre.
Además, recordaron, “debido a la retirada de los depósitos en dólares, las reservas internacionales brutas cayeron a 39.300 millones de dólares a principios de noviembre”.
“Si deducimos los préstamos extranjeros del banco central a China, el BIS y los requisitos de reserva en dólares, las reservas internacionales se sitúan en sólo 6.000 millones de dólares (1,5% del PBI)”.
“Si bien consideramos que estas medidas son positivas, no sustituyen a una consolidación fiscal significativa y a un menor intervencionismo”, concluyó el Itaú, en sintonía con el pensamiento de la mayoría del mundo de los inversores.
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